Sobre esta cinta dijo “Tengo aquí en Cuba un crédito, y como tengo ese crédito, si hubiera vivido en este país, ¡que es mi patria -vuelve a enfatizar-!, y no hubiera vivido en otro país, que no es mi patria, es… facilidad que me ofrecen por razones de familia, hubiera hecho muchas más películas. Ahora hay una facilidad para que se pueda hacer, como me lo han hecho a mí ahora, invitarme a que yo haga una película. Y tengo la satisfacción de hacer esa película, porque es muy buena, el argumento está muy bien escrito, el resto de los actores son buenos todos, y se hace una buena película que favorece al cine de este país”
Ese hombre de cine, repito, fue también un hombre de la televisión. ¿Cómo olvidar al Coronel García de En silencio ha tenido que ser? En esa propuesta enseñó un mosaico de actuaciones que iban desde la sorna, la ira hasta el miedo.
¿Y que decir de su Melesio Capote de La peña del León? Una tarde en la UNEAC, durante un festival de cine, Miravalles me contó que estaba fuera de Cuba, creo que por trabajo, cuando empezaron a trasmitir la serie humorística escrita por Maité Vera. Cuando él llegó al aeropuerto de La Habana todo el mundo le decía Melesio Capote, dijo “para mí fue una sorpresa muy agradable y desde entonces mucha gente en la calle me dice así”. Ese popular personaje lo incorporó su amigo Alberto Luberta a Alegrías de Sobremesa, donde los dos se divertían con las ocurrencias del ocurrente guajiro.
Con él, como con otros grandes de la pantalla no se me ocurre verlos muertos. Están ahí haciéndonos pensar, molestar o reír porque quedaron en imagen es en movimiento para todos los tiempos.