Durante 54 años al aire, el programa Palmas y Cañas ha homenajeado a los campesinos cubanos y su cultura
“No existe música que revele la identidad del cubano como la música campesina”.
Desde su discurso y hasta su melodía, la música campesina cubana expone la riqueza rítmica como resultado de diversos géneros que se insertan en el panorama musical cubano y que muy bien describen el proceso de transculturación de nuestra isla.
La música campesina es la base fundamental de nuestra identidad nacional, su expansión se enriquece de generación en generación, a través de los cultores del género en sus más diversas formas. En especial, el punto guajiro constituye patrimonio del campesinado cubano y uno de los géneros propiamente cubano más antiguo.
Cuando hablamos de música campesina, no solo nos referimos al punto cubano, también se incluye toda la música que se hace en el campo, como el changüí típico de Guantánamo, también los sones montunos, entre otros.
La alegría de los campos de Cuba se trasladó del entorno rural a las ciudades, gracias mayormente a los programas culturales que desarrolló la Revolución después de 1959. Las instituciones comenzaron a mediar el proceso y se crearon grandes guateques que ahora eran transmitidos por la televisión cubana.
Palmas y Cañas, el guateque campesino
Palmas y Cañas es un programa de la Televisión Cubana que comprende las diferentes expresiones de la música campesina: décimas, improvisaciones, seguidillas, tonadas, controversias y punto cubano. Es conocido también como “el guateque cubano”.
Entre las propuestas con mayor duración en la pantalla nacional está la dueña del domingo en la tarde: Palmas y Cañas, que no solo es el proyecto de cultura campesina más añejo de nuestra televisión nacional, con 54 años al aire, sino, la propuesta audiovisual más longeva de Cuba.
El 17 de octubre de 1962 y hasta bien avanzados los años setenta, se emitió en tiempo real, simultaneando su realización y emisión directa al aire, proceso que se denomina difusión en vivo.
Antonio Emilio Vázquez Gallo fue un incansable gestor fundacional en la televisión. A él se deben los primeros programas dedicados al universo campesino. De los legados radiales, televisivos y cinematográficos nacionales se nutre Vázquez Gallo para crear Palmas y Cañas, que escribió y dirigió durante su primera etapa, en un complejo proceso de continuidad y ruptura de lo tradicional.
La música de nuestros llanos y serranías era llevada magistralmente por aquel Conjunto de guitarras de Miguel Ojeda -que finalmente adopta el nombre de Conjunto Palmas y Cañas- mostrando el virtuosismo en la guitarra y el laúd de Orestes Jiménez, Víctor Benemelis, Magín Cabrera, Evelio Calderón y el propio Ojeda.
Lo mejor del repentismo nacional hizo perdurar tradiciones raigales con las controversias de grandes maestros como Justo Vega y Adolfo Alfonso, quienes se revelaron como orfebres de la palabra que enaltecían, con su elegancia y mesura, el gracejo más auténtico de la picaresca y el ingenio criollos.
Mucho le debe el auge actual de las décimas y del repentismo a la labor continua de preservación de la cultura del buen decir en verso, acunado en nuestros campos y potenciado por nuevas hornadas de cubanos y cubanas.
Una de las secciones más emotivas del programa es la controversia, donde se establece un contrapunteo entre los cantantes en escena. Las controversias más recordadas fueron entre Justo Vega y Adolfo Alfonso.
Donde nace lo cubano
Fernando Guardado fue otro conductor que por muchos años hizo suyo el programa. Todos los cubanos recuerdan con agrado la frase: “Y ahora tirar el doble siete, para que dentro de siete días, a las siete de la noche, nos veamos aquí, en Palmas y Cañas, donde nace lo cubano”.
En la actualidad el programa cuenta con la producción general de Magaly Hernández, su asesora es Raquel Mayedo, la conducción de José (Pepe) Mejías y el guion y dirección de José Miguel Mena Lageyre.
El programa más vetusto de la televisión cubana debe su estancia a la astucia de los que lo han dirigido, tratando de lograr por espacio de una hora de duración con ideas novedosas, un evento dedicado al campesinado cubano con inteligente movilidad, en ocasiones realizado en estudio, otras en ciudades de provincias, caseríos o cooperativas y siempre con la premisa de utilizar parte de los talentos locales, es decir, que el espacio Palmas y Cañas de la Televisión Cubana se ha ganado estos años de permanencia por derecho propio.
El más reconocido y popular programa dedicado a la cultura campesina en la televisión nacional recibe el premio cotidiano del pueblo cubano que, en sus propuestas, ha visto dignificar estas expresiones culturales, uno de los pivotes ineludibles de la identidad nacional, porque sin dudas la propuesta audiovisual rinde merecido homenaje a los campesinos cubanos y sus herencias y aportes a la cultura en la Mayor de las Antillas.
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