El triángulo de la confianza pretende motivar el diálogo y la reflexión. Temas recurrentes han sido los vinculados a las relaciones de pareja y la sexualidad (Foto: TVcubana)Realizadores de dos populares programas de la televisión cubana comentan sobre sus vasos comunicantes

Aparentemente, ambos proyectos poco tienen en común más allá de ser, cada uno en muy diferente manera, programas de participación. Sin embargo, estamos equivocados. Y lo descubrimos de inmediato cuando escuchamos las razones de quienes concibieron y llevan al aire semana tras semana a El triángulo de la confianza (Canal Habana) y El selecto club de la neurona intranquila (Cubavisión).

 

 

Sobre el primero, su anfitrión, el periodista y cineasta Rolando Almirante, declaró hace algún tiempo a la colega Paquita de Armas: “Es un espacio donde se revelan las necesidades del público por el diálogo, por abordar problemas de la cotidianidad que la mayoría de las veces pasan inadvertidos o no existen en los grandes canales nacionales”.

Durante alrededor de media hora los invitados a esta tertulia televisiva, expertos o no, conversan sobre el tema elegido. Al decir de la guionista, Lil Romero Domínguez (especialista en dramaturgia y máster en sexualidad), “los directores, productores y guionistas estamos influidos por nuestra visión del mundo, nuestra formación. Tenemos, al decir del sociólogo francés Pierre Bordieu, unos lentes, a través de los cuales vemos las cosas de forma particular.

“El Centro de Investigación Juan Marinello publicó un estudio nacional sobre el consumo cultural en Cuba, y la investigación daba que de unas 15 mil familias encuestadas el 96 por ciento de los adolescentes y el 88,5 por ciento de los adultos declaró ver televisión como su práctica habitual. Es decir, de cierta manera les estamos poniendo a los demás esos mismos lentes con los que nosotros interpretamos el mundo”.

“Sin embargo, El triángulo de la confianza trata de que las personas aprendan a construir sus propios lentes. De manera que sean ciudadanos más activos y televidentes críticos”.

“Estamos conscientes de que una de las maneras en que podemos formar una ciudadanía crítica es atreviéndonos a preguntar aquellas cosas que suelen ser difíciles de responder. Es metiéndonos en los temas escabrosos de la vida privada, pero también de la vida pública de la nación.

“Desde El triángulo… estamos enfrascados no en mostrar una verdad de obligatorio cumplimiento, sino en formar capacidades de decidir, en presentar diversos paradigmas, opciones, puntos de referencia. Por eso, en el programa invitamos al psicólogo, al sociólogo, al filósofo, pero a dialogar de tú a tú con otras personas”.

Con saber no basta

El selecto club de la neurona intranquila también procura que los televidentes aprendan, e Gustavo Sánchez-Larrea (a la izquierda) junto a Baudilio Espinosa y otros integrantes del equipo de realización de El selecto club de la neurona intranquila, quenació en el Canal Habana y al ganar en popularidad comenzó a transmitirse en Cubavisión (Foto: La Jiribilla.cu)igualmente sin creerlos recipientes vacíos a los que se debe llenar de información, sin utilizar recetas preconcebidas ni el presupuesto de que en la vida para cada pregunta existe una única respuesta válida.

Su conductor, un humorista licenciado en Filología, con amplios conocimientos culturales. “Por eso estoy en el programa, ¿o tú crees que me iban a dar el papel por mi cara bonita?”, jaranea Baudilio Espinosa Huet, quien ha sabido sacar partido de no ser un Adonis.

“Sabemos que la televisión es muy importante, sobre todo en Cuba. Y estamos conscientes de que su principal papel es entretener, porque si no entretiene las personas cambian el canal. Por supuesto, queremos mover las ideas, lo que la gente piensa, y lo hacemos desde un programa de participación.

“Acudimos a la herramienta del humor. El presupuesto principal de La neurona… es: no va a ganar el que más sabe, el que tiene mayor cantidad de conocimientos, sino el que mejor sepa usarlos, el que tenga capacidad de asociación suficiente para resolver un problema de diversas formas”.

Gustavo Fernández-Larrea creador y director deEl selecto club… partió de estudios del Centro de Investigaciones Sociales de la Radio y la Televisión, los cuales evidenciaban que el público “estaba ávido de programas de competencia, humor e inteligencia”.
“Es un espacio educativo, pero no didáctico. Hemos tratado de evitar el didactismo a toda costa. Porque la premisa con que surgió es dar al individuo la opción de apropiarse de los conocimientos jugando, asociando ideas, de una forma diferente al academicismo, a lo establecido en la escuela”, explica Fernández-Larrea.

El colectivo de La neurona… también nos ofrece una publicación impresa. Han salido dos números, el tercero, dedicado al gran Caribe, deberá presentarse en febrero, durante la Feria Internacional del Libro Cuba 2012 (Foto: Cubaliteraria)“Cuando el Instituto de Investigaciones hizo la primera encuesta sobre el programa nos sorprendió que lo primero que planteaban los televidentes era que se reunían en familia para verlo; o sea, el espacio tenía un componente social importante”.

Tanto El triángulo… como La neurona… cuentan hoy con un público numeroso, y agradecido de estos espacios donde lo primero es el respeto al televidente.

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