Conversación con Marelys Álvarez Oropesa, actriz cienfueguera que interpreta a Olivia en Regreso al corazón, un personaje de amplio marco dramático, lleno de contradicciones y conflictos.
Regreso al corazón, la novela cubana transmitida en la actualidad por Cuba Visión, está plagada de jóvenes figuras, muchas de ellas provenientes del teatro, con poca o ninguna incursión en la televisión y, por tanto, algo desconocidas para los televidentes.
Y como sé por experiencia propia que a los públicos les gusta conocer quiénes son esas caritas jóvenes que cada lunes, miércoles y viernes en la noche entran en sus casas para compartir media hora de entretenimiento, decidí entrevistar a Marelys Álvarez Oropesa, joven actriz de teatro, quien asume en Regreso al corazón a Olivia, la nieta de la familia, para algunos demasiado cuestionadora para su edad, para otros, justo quien pone los puntos sobre las íes en el seno hogareño, sin medias tintas ni titubeos.
Lo cierto es que Mare, como suelen decirle, desde niña soñó con ser actriz. De hecho, no recuerda en algún punto de su vida haber pensado en otra profesión, a pesar de no tener referencias anteriores, pues nadie en su familia se dedica al arte en general.
No obstante, sus padres le apoyaron mucho en este proceso de conquistar sus sueños de actriz, lo que la joven no olvida y agradecerá siempre.
Desde pequeña estuviste vinculada al mundo de las artes escénicas. ¿Cómo fueron tus primeros pasos?
«La primera vez que entré al mundo del arte fue con seis años de edad, en una compañía de teatro musical infantil radicada en Cienfuegos, mi ciudad natal, y donde me mantuve durante 12 años.
«En ese período hicimos giras por diferentes ciudades del país, con actuaciones en múltiples teatros: Carlos Marx, América, Hubert de Black y La Caridad de Santa Clara, entre otros.
«Gracias a ese fogueo sobre las tablas gané mucho en seguridad escénica, perdí el miedo ante los públicos y, con el tiempo, me apropié de herramientas teatrales para un mejor desempeño.
«Otros vínculos con los medios estuvieron pautados por mi colaboración con el programa de radio Sintonía 7y30 y la conducción de un espacio de la cadena local Perla Visión.
«Hice también presentaciones en la calle, sobre todo para los niños, significando una de las experiencias más gratificantes de mi vida artística».
Siendo actriz de teatro decides explorar la televisión. ¿Cómo llegas a la novela y cómo fue el proceso de vínculo con el personaje en un medio nuevo para ti?
«Llego a la novela a través de un casting masivo, al cual le siguió otro en el que tenían en cuenta edad y físico. Posteriormente, volví a una segunda ronda bastante exigente, hasta que finalmente me otorgaron el personaje de Olivia.
«El estudio del personaje fue difícil; nunca había hecho televisión y menos una telenovela, un proceso muy complejo y extendido en el tiempo; esta novela tiene 78 capítulos.
«A eso agrégale que Olivia es un personaje con marcado crecimiento en su desarrollo, con un amplio arco dramático que yo, como actriz, debía adecuar a la dinámica de la televisión, donde hoy podía grabar el capítulo 40 y al otro día una escena del capítulo 20.
«Estos fueron elementos a los que necesariamente tuve que acostumbrarme, porque de lo contrario, dramáticamente, no habría buenos resultados».
¿Cuánto te ayudó Olivia a crecer como actriz y como persona?
«Como actriz me ayudó mucho, sobre todo porque Olivia está llena de matices, y un personaje así hay que trabajarlo bastante para que los televidentes lo entiendan y aprecien sus fortalezas y los aparentes problemas de carácter con los cuales crece. De igual manera, me dio la posibilidad de darme a conocer en la televisión y que la gente en la calle me reconociera, lo cual es algo estimulante para cualquier artista, mucho más joven como yo».
¿Qué recursos pusiste en práctica para meterte en la piel de Olivia?
«Mi dedicación fue fundamental en la apropiación del personaje. Cuando tuve los guiones, hice un esquema de cada capítulo; estudié sus antecedentes, la relación con otros personajes, hice un trabajo de mesa bien fuerte, analicé los porqués de sus conductas y así llegamos a entendernos, a encontrar la complicidad personaje-actriz.
«Todo esto es reflejo de crecimiento profesional y adaptación al medio. Por otra parte, como persona aprendí a ser más fuerte y a conocerme mejor».
Olivia es un personaje de amplio espectro dramático. Al estudiarlo, ¿qué características te resultaron más atractivas?
«Su fuerza dramática, expresada en el constante conflicto con su familia. En la misma medida que Olivia descubría todo sobre su familia, yo descubrí como actriz la fuerza del personaje.
«Olivia es compleja. Muchas personas se pierden en su edad, porque con 22 años no estudia, no trabaja ni le interesa hacer algo con su vida, aunque no quiere ser como sus padres. Aunque ayudada por sus buenos sentimientos, emprende un viaje de autopercepción, de saber qué quiere. Es entonces cuando comienza a madurar y a luchar por lo correcto según sus expectativas. Todo esto dota al personaje de una psicología compleja, con luces y sombras, tal como sucede en la vida real».
¿Cómo se estableció el trabajo entre los actores?
«Nos apoyamos mucho, sobre todo los actores que conformaron mi familia. Linda Soriano, Delvys Fernández, Arian González y yo hicimos un círculo cerrado de apoyo en los ensayos y trabajo de mesa, buscando ofrecer a los personajes alta fidelidad, demostrando que todas las familias tienen problemas, pero a pesar de ello se aman y siempre encuentran soluciones a las dificultades».
Otras incursiones en la televisión cubana...
«Dentro de poco se estrena el teleplay Corazón blanco, dirigido por Eduardo Eimil. Sale por Una calle, mil caminos, tendrá su premier en cine el 21 de agosto a las 5 de la tarde y por Cuba Visión el 23 del mismo mes. En este audiovisual interpreto el protagónico junto a Raúl López».
Planes inmediatos...
«Comenzar mi primer año en la Universidad de las Artes (ISA), hacer teatro y, en sentido general, estar abierta a cualquier posibilidad de trabajo, pues el trabajo es la única oportunidad de un artista para perfeccionar su obra y entregar a los públicos un producto escénico de elevada calidad, tal como merecen».