Entrevista al actor Fernando Ramírez, quien encarna al personaje de Miguel en la telenovela cubana Regreso al corazón
La telenovela cubana Regreso al corazón ocupa actualmente las pantallas nacionales, y sus historias y conflictos se han convertido en un punto de conexión entre el público y este género, con larga tradición en la televisión de la Isla.
Dentro de su trama, destaca la historia de Miguel, un joven abogado que dirige la Consultoría Jurídica y se aprovecha de su poder para intentar conquistar a Pedro, lo que ha mantenido a muchos televidentes atentos a su desarrollo.
Sobre este personaje, su preparación y las reacciones que ha generado en la audiencia, conversamos con Fernando Ramírez, un joven actor proveniente del teatro que, en su primera gran incursión en la televisión, se ha ganado la atención del público.
—A lo largo de la telenovela, Miguel ha mostrado diversas actitudes. Es un personaje que se va revelando a medida que avanza la trama. ¿Cómo crees que lo asume el público?
—El personaje de Miguel es muy polémico, lleno de conflictos, y va creciendo a medida que la novela avanza, porque debe actuar en función de las circunstancias que enfrenta en cada momento, cada vez más complejas como resultado de sus propias decisiones. Toda acción trae consecuencias, y en un inicio Miguel no mide las suyas.
«Me costó trabajo defenderlo, porque no tiene nada que ver conmigo: ni desde el punto de vista humano, ni profesional, ni en cuanto a su orientación sexual, ni siquiera en su manera de concebir las relaciones, en este caso una relación abierta.
«También me resultó difícil porque, cuando leí el guion, lo juzgué y critiqué lo que hacía. Creo que eso es lo peor que le puede pasar a un actor. Pero durante el proceso de investigación —que fue arduo y profundo, porque todo lo que implicaba la vida de Miguel me resultaba ajeno— descubrí que esta forma de pensar en torno a la sexualidad, las relaciones o el uso del poder para seducir no es tan extraña como pensé. Comprendí que casos así son más comunes de lo que imaginamos.
«Pensé que el público se lo iba a tomar de una manera mucho más negativa y me preparé para lo peor. Sin embargo, ocurrió lo contrario: la gente valoró mi actuación y muchos me han escrito porque se han sentido identificados con las situaciones en las que Miguel se ve envuelto. El público lo ha recibido de manera bastante positiva».
—La telenovela ha reunido en su elenco a importantes actores cubanos y a muchos jóvenes. ¿Cómo fue tu experiencia de grabación e interacción con ellos?
—Agradezco eternamente la ayuda y el apoyo de los actores de mayor experiencia, que siempre me brindaron sus conocimientos y consejos. Estuvieron dispuestos a acompañarme en todo momento, lo cual valoro muchísimo, porque esta es mi primera novela y mi primer gran proyecto en televisión. Hasta ahora, mi carrera había estado concentrada en el teatro.
«En especial quiero agradecer a Greta y a Pablo. Aunque ella tenía un poco más de experiencia que nosotros, logramos una excelente química, basada en el compañerismo y el apoyo mutuo. Greta siempre supo guiarnos durante las grabaciones, y los tres conformamos un trío profesional muy sólido.
También agradezco a actrices como Alicia Echavarría, Loreta Estévez y Mayelin Barquinero, con quienes tuve la suerte de compartir en los sets. Gracias a ellas me sentí totalmente respaldado y protegido durante el proceso.
—Las telenovelas cubanas cuentan con una larga tradición. ¿Cómo crees que Regreso al corazón se inserta en esa tradición y, al mismo tiempo, plantea nuevos conflictos?
—Los cubanos somos pioneros en la creación y desarrollo de telenovelas. Existe una fuerte tradición, y el público espera con entusiasmo cada nueva propuesta, porque es ese momento en que la familia puede reunirse frente al televisor. Es increíble cómo disfrutan las tramas y se implican en los conflictos que se presentan.
«Creo que en Cuba tenemos una manera muy peculiar de hacer novelas que aún engancha al público. Y eso, en tiempos en que existen tantas opciones de entretenimiento y acceso a contenidos de diferentes países, es algo admirable. Que los cubanos sigan dedicando tiempo a nuestras producciones es una señal de lo mucho que significan.
«Además, abordar temas actuales es esencial para mantener la atención de los espectadores. Mi personaje es un ejemplo: se habla de la bisexualidad, de las relaciones abiertas, de cómo alguien puede aprovechar un cargo para intentar seducir a otra persona, o de cómo una pareja enfrenta un divorcio. Son conflictos reales, cotidianos, que vive la sociedad cubana y que funcionan como verdaderos ganchos dramáticos».