Llega a su fin la presente temporada del espacio televisivo de Canal Habana, Sin puntos suspensivos, y ante la certeza de un regreso para finales de año, conversamos con su conductora Claudia Lugo: un rostro apreciado por la teleaudiencia por su destacado quehacer como periodista y, ahora, además, anfitriona de estos minutos en pantalla.
—¿Cuál fue el desafío principal al asumir Sin puntos suspensivos?
—El principal desafío, sin duda, ha sido que hasta el momento jamás había asumido la conducción de un espacio no informativo; todos mis proyectos anteriores tenían ese corte. Este cambio esencial implicó ajustar mi proyección y preparación. Los informativos tienen otras características, tanto en el discurso como en la propia forma de conducir: sostienen una postura más seria. No es que este espacio carezca de seriedad, porque prevalece la entrevista a personalidades, pero ciertamente exige cercanía, incluso cuando el entrevistado comparte momentos íntimos de su vida.
“No obstante, el espacio, por su esencia, demanda una conducción más desenfadada y empática. Aunque parezca sencillo, no lo es. En mi caso, como periodista, suelo asumir cada tema desde una perspectiva más informativa, imparcial y menos emocional; Sin puntos suspensivos me ha obligado a involucrarme, para bien, sentimentalmente.”
—¿Qué sabor dejó en Claudia, periodista, convertirse en Claudia anfitriona?
—Convertirme en anfitriona ha sido la realización de un proyecto que siempre quise llevar a cabo. Me siento cómoda porque la entrevista es un género que me gusta mucho, y en ese sentido el espacio conecta perfectamente con lo que disfruto habitualmente.
“Lo particular es que uno se convierte en un «envase»: a través de mí fluye la información. No confecciono el guion ni decido la dirección; hay un director que me indica cómo enfocar cada pregunta dentro de una dramaturgia que no concibo yo. Aunque debo investigar cada tema, la persona que prepara el guion y el director me guían. Esto suaviza y facilita la información, lo cual es positivo, pero también difícil, porque uno tiene inquietudes que quisiera abordar.
“La Claudia periodista tiene cierto poder al investigar; la Claudia anfitriona tiene la responsabilidad de hacer sentir cómodo al entrevistado y lograr los objetivos mediante la conexión con él. Es un trabajo que requiere un importante ejercicio psicológico.”
—Eres una profesional que apuesta por los retos. ¿Cuál ha sido la entrevista más cómoda y la más difícil?
—En este tipo de proyecto, toda entrevista tiene un nivel alto de complejidad, porque se mueve dentro de la intimidad de las personas, lo cual es delicado para no rayar en la indiscreción o vulnerabilidad. La vida de las personas es privada y requiere un tratamiento acorde.
“Hay que saber cuándo lanzar determinada pregunta y cómo generar la conexión que permita al entrevistado abrir su corazón. Este proceso exige empatía y es un ejercicio muy intenso pero gratificante; al final, ver cómo los entrevistados se muestran tal cual en unos pocos instantes es realmente valioso.”
—¿Gana la periodista al asumir un proyecto como este?
—Indudablemente, la periodista siempre gana. Salvando las distancias, siempre he dicho que el periodismo es como la medicina: hay que estudiar constantemente. Proyectos como este aportan experiencia no solo como conductora, especialidad que estudié, sino también como periodista y servidor público, porque obliga a ponerse en el lugar del otro.
“Este tipo de espacios exige complicidad inmediata, impregnándose de emociones y sentimientos íntimos de las personalidades entrevistadas. Todos los invitados, algunos más conocidos que otros, son hombres admirables que destacan por su labor diaria y su aporte al desarrollo de la sociedad.”
Concluida esta temporada, de la que aún faltan capítulos por salir al aire, el equipo prepara la próxima edición. Las referencias recibidas por los reels que la propia conductora crea en su página de Instagram, luego compartidos en la del canal, son una de tantas muestras de aceptación de este espacio, que mueve los resortes personales de entrevistados, conductora y público. Es un acercamiento al sentir de los cubanos comunes, para quienes resulta un placer compartir sus logros personales y sociales con Claudia Lugo, «sin puntos suspensivos».