Señala Carlos Fornés, presidente del jurado del Festival Cuerda Viva
Si se precisa encontrar a alguien que considere a Cuerda Viva como un programa vanguardista dentro de la televisión nacional, la persona más indicada para tal propósito es Carlos Fornés, presidente del jurado del festival que premia cada año propuestas alternativas que se mueven dentro del panorama musical cubano.
Para el especialista se trata de un proyecto que ha sabido reverenciar sabiamente el talento joven que no siempre alcanza la mayor visibilidad en los medios de comunicación. Ha sabido, además, colocarse en el gusto de un público que no ceja de plantear inquietudes o promover el debate sobre cómo mejorar la calidad estética de la propuesta televisiva.
Fornés se vinculó al proyecto cuando el programa tenía aproximadamente un año de creado, a partir de un ofrecimiento que le hizo a Ana Rabasa, directora del espacio, para realizar encuestas que midiesen la aceptación del rock y la música alternativa en general.
“Hace quince años no existía en la televisión un programa que presentara con tanta fuerza esos códigos revolucionarios e innovadores. Era algo verdaderamente novedoso; pero también un proyecto frágil con muchos ojos encima, incapaces de comprender la intención de la propuesta.
“Cuerda Viva representó una ruptura dentro de la televisión porque, entre otras cosas, le abrió las puertas al heavy metal. Es cierto que con anterioridad se habían proyectado espacios con una estética parecida, pero solamente en la programación de verano. Un programa fijo, que perdurara en el tiempo, no se había concebido”, destaca Fornés.
Según el presidente del jurado, la propuesta televisiva no se ha mantenido anquilosada todo este tiempo y se ha trasformado conceptualmente, aunque debería mejorar sus niveles de audiencia.
Sin embargo, confiesa, no debe medirse únicamente por el rating que posee, sino también por el discurso alternativo que defiende y su representatividad en el panorama cultural cubano, a pesar de que una parte del público considera que no ha sabido mantener fielmente el tono fundacional.
“Cuerda Viva se ha convertido en una plataforma de presentación de jóvenes artistas y eso es muy importante. Las galas y los premios se han ido sedimentando dentro de ese marco, pero las vanguardias se mueven ahora en direcciones donde puede ser debatible el concepto de alternativo”, resalta.
En este sentido, Fornés precisa que Cuerda Viva ha ido incluyendo sonoridades más frescas y actuales, que se confunden con el techno o el ritmo electrónico.
“Hay agrupaciones con propuestas que no constituyen el canal fundamental por donde va la música cubana más comercial. Y las categorías de premiación en los festivales aparecen y desaparecen en cada edición en dependencia de la base musical con la que trabajamos.
“Al principio no existía un jurado, pero lo establecimos para otorgar una importancia, estatus y mayor credibilidad a la competencia. No obstante, los premios que se dieron en una etapa anterior, cuando se votaba de manera popular, por encuestas, también eran bastante acertados.
“El público alternativo es muy inteligente a la hora de consumir vanguardias y en ocasiones posee un criterio estético bastante interesante cuando valora la calidad artística”, indica.
La experiencia de Fornés al frente del jurado ha sido interesante, pues ha logrado aprender sobre música, intercambiar puntos de vista, o perfilar conceptos.
“Por ejemplo, he aprendido mucho sobre música electrónica porque los DJs te dan herramientas a partir de sus conocimientos. Quiero destacar que la música electrónica tiene poca difusión en el país y no hay mucha literatura sobre ella tampoco”, precisa.
Para Fornés, el festival Cuerda Viva es el momento más importante del año y se le pone mucha energía e interés. En su opinión, tiene mayor trascendencia y solidez como propuesta artística y cultural que los programas televisivos.
Por otra parte, asegura, la gala de premiaciones tiene un valor incalculable en materia de esfuerzo, porque interviene mucha gente y refleja una inteligencia colectiva.
“Hay artistas que uno quisiera premiar porque tienen obras magníficas. Sin embargo, no han sido muy inteligentes a la hora de escoger el tema a concursar.
“El jurado premia la calidad musical de la obra, pero si hay mucha riña nos fijamos entonces en otros aspectos como su vestuario o el desenvolvimiento del artista ante las cámaras”, señala.
A pesar de los aciertos en estos quince años, Fornés subraya que Cuerda Viva sigue teniendo el reto mayor de saberse renovar y refrescar sus códigos.
“Ahora mismo no sé si el programa está atrayendo más público, pero las ultimas galas han tenido muy buen respaldo, lo que constituye un buen indicativo. Además, el espacio tiene otro gran desafío: enfrentarse a una música que surge en la calle y llega de manera espontánea con poco nivel artístico.
“Claro está: no todas las propuestas tienen la misma producción musical o el respaldo material que precisa un disco o una maqueta musical. Siempre tratamos de presentar a todo el talento y repetir lo menos posible; pero en ocasiones es necesario repetir el talento para que haya un altísimo nivel artístico dentro del programa”, indica.
Según Fornés, el programa es muy abierto, en tanto da a conocer nuevas agrupaciones, por encima de cualquier exquisitez artística. “Te puedes encontrar a Buena Fe, pero también a un grupo emergente que grabó un primer demo sin mucha experiencia en producción discográfica”, concluye.