En el Sexto Festival de la Televisión se entregaron un gran premio y otros dos especiales.  Jorge Alonso Padilla, por la dirección de Bajo el mismo sol, serie con guión de Freddy Domínguez, polémica y atractiva, obtuvo el gran premio.

Ese maestro de la imagen Roberto Chile mereció un premio especial por su documental Esencias, un testimonio único del recorrido de La colmenita por  Estados Unidos y por ese espacio que nos revuelve cada semana nuestro pensamiento, Sitio del arte, su directora Julia Mirabal mereció el otro galardón especial.

Con cada uno de estos artistas conversé en distintos momentos. Aquí entrego esas entrevistas para que los lectores y lectoras conozcan un poco más a esos protagonistas invisibles de la televisión.

Jorge Alonso Padilla: Siempre me facinò jugar a hacer películas o programas

De los libros que he escrito el reportaje de tranco largo sobre Carlos Marx,  Moro, el gran aguafiestas, es el que más amo. Cuando en La Habana se estrenó la obra teatral Marx en el Soho de Howard Zinn, no pude ir a verla por razones de enfermedad. Pasado un tiempo, no corto, por cierto, la televisión estrenó la pieza que había hecho Jorge Alonso Padilla basado en la obra de Zinn.

Me senté con todo tipo de prejuicios ante la pequeña pantalla porque se trataba de desacralizar al gran filósofo, lo mismo que había hecho yo con mi libro. Pocas veces he llorado con propuestas audiovisuales y en silencio le di las gracias a Padilla por mostrarme al ser humano que ya yo conocía. Esa sola obra bastaría para que el dulce y flemático director estuviera en estas páginas.

-¿Desde cuando ves televisión? ¿Siempre te gustó?

Desde que tengo uso de razón. En mi casa había un viejo Halicrafter en Blanco y Negro y recuerdo que lo que más me gustaba ver eran los comerciales (quizás porque estaban mucho más elaborados) y las series. También veía muñequitos, programas musicales como El Cabaret Regalías, Jueves de Partagás y las novelas, la Palmolive, la Hiel de Vaca, la novela de las 10. Sí vi mucha televisión de niño,  me gustaba  y  también asistir a los programas en los Estudios. Mi madre me llevaba y yo disfrutaba mucho. Recuerdo haber visto Mamacusa Alambrito, Sambolledo y después Casos y Cosas de Casa y Detrás de la Fachada, que eran programas que se hacían con público en vivo.

Siempre me fascinó jugar a hacer películas o programas con una vieja camarita fotográfica y los soldaditos de juguete. En ese juego yo interpretaba todos los personajes y hacía las narraciones. Podía pasarme horas de horas en ese juego.

-¿Qué estudiaste? ¿Por qué?

A ver, yo comencé en los medios antes de poder estudiar una carrera. Comencé en un curso para guionistas de Radio y TV en 1969-70 con Iris Dávila, Isabel Aida Rodríguez y otros profesores. En 1970 empezamos en la radio y luego pasé directamente a los Estudios Cinematográficos de las FAR. Y fue allí donde decidí matricular la Licenciatura en Periodismo. Entonces no había otra manera de vincularse al cine o a la TV, pues no existía la Facultad de Medios Audiovisuales del ISA.

Los Estudios Cinematográficos de las FAR fue una verdadera escuela y a ello le sumé cuanto taller, curso de postgrado o seminario me pudiera adicionar conocimientos sobre los medios.

-¿Cuándo te enrolas en un programa televisivo?  ¿Fue aceptado por el público?¿Y la crítica?

Es muy difícil decir. Yo hacía cine en las FAR y luego vine a los Estudios Cinematográficos del ICRT, donde también seguimos haciendo cine. Ahí realicé varios documentales. Y luego me enrolé directamente en la Televisión como asistente de Dirección en la aventura Los Papaloteros y después en Pasión y Prejuicio.

La primera vez que realicé como tal un programa de televisión fue en aquel espacio que se llamaba Convivencia. Y ahí sentí que estaba dando un primer paso para lograr lo que yo quería. Pero sólo un primer paso.

- Tienes una amplia producción de teleteatros y otros unitarios? ¿Por qué  esta tendencia?

A mediados de los 90, tuve la posibilidad de realizar mi primer unitario: un telefilme en dos partes, escrito y dirigido por mí, que se tituló Aliñado, que fue muy bien recibido por los televidentes y me abrió las puertas del trabajo en los espacios dramáticos. Esa fue siempre mi ilusión. No porque deseche otros géneros como el documental o hasta los musicales; pero en el dramático es donde me siento más a gusto. También, quizás por provenir del cine, prefería trabajar al estilo del cine, con una cámara.

-¿Qué te llevó a filmar Marx en el soho?

Marx en el Soho fue un regalo que me dio la vida. Un sobrino de Raúl García, mi co-guionista y co-director, jovencito, fue a ver la obra al teatro y regresó fascinado. Inmediatamente,  pensamos que había que verla. Fuimos al teatro y allí mismo concertamos con Michaelis Cué la posibilidad de llevarla a la televisión. En la obra había un cúmulo de ideas marxistas que tenían una enorme vigencia en nuestros días y para nosotros (hablo en plural) era casi un asunto de vida o muerte llevarla a la pequeña pantalla.

- Háblame de otro programa tuyo que haya despertado polémica.

Réquiem por Yarini también resultó un gran medida una obra polémica, aunque la tendencia general fue a favor de la puesta por muchas razones. Siempre es muy difícil llevar a cabo la realización de una obra clásica como ésta, por las múltiples versiones que tiene en teatro y por las muchas aristas y visiones diferentes que puede tener a la hora de transponerla al lenguaje audiovisual.

Yo, por mi parte, quise fusionar, hasta donde fuera posible y sin traicionar la obra, el texto dramático de Carlos Felipe con la historia real del personaje.

-¿Por qué aceptaste hacer Bajo el mismo sol? Explícame un poco sobre la forma que se produjo que dio lugar a esas tres temporadas.

Bueno, yo creo que ya era hora de enfrentarme a la realización de una novela. Pienso que ya había madurado lo suficiente y acumulaba experiencia como para enfrentar una trabajo así. Desde el primer contacto con Freddy Domínguez, el escritor, ya yo estaba convencido de que quería hacerla y me fui metiendo tan dentro de la trama, porque Freddy y yo comenzamos a tener contactos y a discutir los destinos de los personajes e incluso a trabajar subtramas de cada una de las temporadas.

Inicialmente, la novela estaba concebida por el escritor como una unidad, pero la propia necesidad de poner en pantalla una novela y que no hubiera más baches en la programación, llevó a la Dirección de dramatizados a pensar que la mejor opción para lograr este propósito era justamente desmembrar la trama en tres temporadas. Eso conllevó a Freddy a realizar un trabajo muy arduo y esforzado para darle una unidad a cada temporada y que al mismo tiempo estuvieran imbricadas. A la larga resultó  una novela que de esta manera puede profundizar más en los temas que trata.

-¿Cómo escogiste el elenco? ¿Qué te llevó a seleccionar a Daylenis Fuentes para Lissette?

Imagínate, hacer un elenco de tantos personajes es una tarea bien difícil. A veces, los actores con que tú sueñas, o no les interesa la obra, o están ocupados en otro trabajo. Eso complica mucho las cosas, porque cuando uno lee un guión, empieza a personalizar los personajes en un determinado actor o actriz. Y eso siempre sucede. Hubo personajes para los cuales los actores o las actrices estaban perfectamente determinados como fue el caso de Blanca Rosa Blanco, Verónica Lynn, Mayra Mazorra; pero sobre la marcha hubo que tomar decisiones sobre otros actores para que encajaran con la propuesta y que encajaran también en la línea de los grupos familiares, cuestión muy importante porque de esa manera se logra una química de todo el grupo familiar que se le hace creíble al público. Y por otra parte, queríamos que el elenco fuera multirracial, o sea, que tuviera color cubano y creo que finalmente eso se logró.

Con Daylenis pasó lo siguiente: la actriz que inicialmente habíamos pensado para el personaje nos devolvió los guiones y se excusó en un viaje al exterior. Y eso dio paso a una búsqueda intensa de la actriz ideal para el personaje. De manera fortuita, asistimos al teatro con el propósito de ver a un actor que queríamos probar para el Oscar. El actor no estaba ese día en la función, pero vimos a Daylenis, nos impactó y la esperamos para hacerle la propuesta. Ella aceptó, pero la hicimos pasar por un casting junto con otro grupo de actrices, con el propósito de asegurarnos de sus potencialidades para el personaje. Era difícil, porque decidir entregarle un personaje protagónico a una muchacha sin experiencia en la televisión es sumamente riesgoso. Pero asumimos el riesgo y hoy por hoy me enorgullezco de haberlo hecho y haber traído ese nuevo rostro y ese talento para la televisión.

-¿Te gusta adentrarte en la realidad contemporánea en tus obras? ¿Por qué?

No sólo me gusta. Lo creo inevitable e imprescindible. Vivimos en una sociedad perfectible, en un mundo perfectible y por ende, con muchos problemas, obstáculos y conflictos. Y no dejo de pensar que mi papel como ser social y como artista es explorar, exponer, desentrañar, debatir y analizar los conflictos de ahora mismo, los de nuestra compleja realidad. Siento que si no lo hago, mi obra sería inútil y yo como artista estaría muerto.

-Bajo el mismo sol es tu primera obra seriada ¿repetirás la experiencia?

Sí, es mi primera obra seriada como director general. La experiencia se puede repetir y tengo deseos y energías para hacerlo, siempre que pueda trabajar con un buen guión, con un buen equipo, y poder contar con el apoyo de la dirección de la Televisión para llevarla a buen fin.

-¿Cómo sientes que el publico ha recibido  esas historias bastante punzantes?

Yo creo que lo más importante es que el público estaba ávido y necesitado de que le cuenten conflictos que les son cercanos y los compulsen a reflexionar. Ya nuestro público no es un ente pasivo, un consumidor pasivo, sino que le interesa creer en lo que está viendo y lo incita al debate. Creo que por eso la telenovela ha tenido esa recepción tan favorable. Me gusta que la gente en la calle discuta, que tenga puntos de vista diferentes. Entonces es cuando siento que valió la pena todo el esfuerzo que conlleva realizar una telenovela.

-¿Qué viene después de esto?

Todavía no lo sé. Por ahí hay varios planes rondando. Pero no tengo nada seguro en las manos.

 

"La cámara se convirtió en la pasión de mi vida"

 

Paquita Armas Fonseca

La jiribilla

 

 

Como honrar honra, Roberto Chile ha dedicado parte de su tiempo a grandes de la fotografía y nació “ Improntas” con protagonistas como Alberto Korda, Ernesto Fernández, Roberto Salas, Liborio Noval, José Alberto Figueroa y el fotógrafo suizo René Burri.

Se trata de cortometrajes, con unos 20 minutos en los que señorea el testimonio. Se realizaron para la exposición titulada Cuba in Revolution 1933-1968 , presentada desde septiembre de 2010 hasta enero de 2011 en el International Center of Photography de Nueva York, y de enero a marzo pasados en el Garage Center for Contemporary Culture, de Moscú.

Estos documentales que tienen la firma de Chile en todo, desde la fotografía hasta la selección de créditos, serán exhibidos por la televisión cubana durante la programación veraniega. Este fue el pretexto para conversar con un mago de la imagen que, desde pequeño, jugaba con su imaginación.

“Cuando niño jugué a cuanto juego apareció en mi camino y descubría figuras que inventaba en las nubes. Recuerdo como si fuera ahora, que vi osos, molinos de viento, payasos, ángeles, peces y hasta brujas y hadas madrinas. También conté estrellas, y como todo un astronauta, recorrí constelaciones. Pero te confieso que lo que más me gustaba era mirar la Luna.”

-Por primera vez … una cámara en la mano

-Lo primero que recuerdo haber retratado fue el cielo. Después a mis compañeros en la escuela al campo, más tarde a mi esposa en nuestra luna de miel. Después, obsesivamente, a mi primera hija, fotografiarla se convirtió en un ejercicio, en un aprendizaje. Ya por aquel entonces trabajaba como camarógrafo en la Flota Cubana de Pesca y sabía lo que hacía. Después me dediqué a otros asuntos y sigo aprendiendo.

-Estudiaste Electrónica hasta llegar a la Ingeniería en Telecomunicaciones, ¿acaso para arreglar y adaptar los equipos a tus necesidades?

-Comencé mis estudios universitarios en Polonia. Allí fui a estudiar Ingeniería Naval en 1973. Por razones ajenas a mi voluntad regresé a Cuba antes de concluir el primer año. Y te confieso que no era mal estudiante. Fue la vida. Mejor ni hablar. En medio de ese repentino naufragio, matriculé en el Instituto Tecnológico Osvaldo Herrera y en dos años me gradué de técnico medio en Sistemas de Radio. Cuando vencí esos estudios, ingresé en la CUJAE y en 1984, con 29 años, me gradué de Ingeniería en Telecomunicaciones. Mi intención no era arreglar los equipos a mis antojos, jamás pretendí tanto, más bien me interesaba conocerlos, poder explotarlos al máximo de sus posibilidades. Y aunque hoy no ejerzo la profesión como tal, no me considero un ingeniero frustrado, pues los conocimientos técnicos que adquirí durante esos años me sirvieron para ejercer como editor y realizador con cierta independencia. Pero a la larga tomé el camino del arte y ya no me entretiene arreglar radios portátiles ni videograbadoras. No sé qué sería hoy de mí si hubiera terminado en un astillero construyendo barcos. Nací para la imagen, y aunque di algunas vueltas, encontré el camino.

-¿Cómo llegas a la televisión?

-Jamás llegué a la televisión, en todo caso, la televisión llegó a mí. Gracias a mi hermano Ramón, en 1977 empecé a trabajar en un equipo de video que él había fundado junto con otros compañeros en la Flota Cubana de Pesca. Un día me vi con una cámara en mis manos y fue un amor a primera vista. La cámara se convirtió en la pasión de mi vida, y ya no me he podido apartar de ella. Ni quiero.

-¿Cuál fue el primer trabajo tuyo que se transmitió por televisión?

-Un documental titulado ¿Quién es Al Giddings?, que filmé, edité, escribí y dirigí y por el cual recibí mi primer premio en un concurso nacional: el Premio Caracol 1984 al mejor documental. Eso me dio confianza para seguir adelante. Fue una primera luz.

-¿Cuánto pesa, en tanto responsabilidad, ser el camarógrafo de Fidel?

-Jamás me he considerado “el camarógrafo de Fidel”. Soy uno de los tantos camarógrafos que han trabajado con él durante todos estos años de Revolución. Durante más de 25 años lo seguí a todas partes “sin reparos y sin miedos”. Fueron años de gran intensidad. Viví momentos inolvidables. Junto con Fidel recorrí el país de punta a cabo y buena parte de este mundo, perpetuando, para el presente y para el mañana, su incansable actividad revolucionaria. Gracias a eso fui testigo presencial de momentos cruciales de nuestra historia. Más que un mérito, fue una suerte, y más que sentirme orgulloso por tal suerte, me siento agradecido y comprometido con el presente y el futuro de mi país. Y para responder a tu pregunta, puedo decirte que sí, que todo eso pesa, pero como lo he cargado con voluntad y convencimiento, no me lo he sentido.

-¿Cuándo te hiciste editor y director?

-Más que editor y director, soy un soñador. Cada proyecto mío ha sido un sueño, y más que dirigirlos o editarlos, lo que he hecho ha sido convertir en realidad cada uno de esos sueños. Pero no se trata de una labor individual, sino colectiva. Sin la imprescindible participación de mis compañeros de equipo y de todos los que se sumaron a esos empeños, muy poco hubiera podido hacer.

-¿Por qué te inclinaste a dejar constancia fílmica de los pintores? ¿Empezó como un hobby?

-Como todo o casi todo lo que ha ocurrido y ocurre en mi vida, fue el azar. Un día me propuse promocionar la obra de algunos artistas de la plástica, más bien por una deuda de gratitud que tenía con algunos de ellos, y ese fue el comienzo de un largo camino. Los primeros fueron José Omar Torres, Roger Aguilar y Minerva López. Después vinieron Choco, Carlos del Toro, Roberto Fabelo, Pedro Pablo Oliva, Flora Fong, Zaida del Río y muchos más. A mediados de la década de los 90 dediqué buena parte de mi tiempo libre, que por aquel entonces no era mucho, a concebir y realizar audiovisuales de corta duración que evocaban el proceso creativo y acercaban al público a la obra de esos artistas. Muchos de ellos, aunque tenían una obra ya reconocida nacional e internacionalmente, no eran conocidos por el público cubano. Así vieron la luz más de 40 cortos que tuvieron buen impacto en la teleaudiencia. Se transmitieron y proyectaron dentro y fuera de Cuba, lo mismo en canales de televisión como en exposiciones y eventos culturales. Tiempos que recuerdo con gran satisfacción y a los que debo aprendizaje, vivencias, emociones, y por encima de todo, la amistad de la mayor parte de esos artistas, y otros, que hoy más que mis amigos, son mis hermanos. Más recientemente vino una segunda etapa de trabajo y nació Alas con puntas, hoy parte esencial de mi vida. Una frase martiana le dio nombre a ese proyecto: “Las alas tienen punta, y cuando las tiendo, y rechazadas, vuelven a mí, en mí se clavan”. Frase que se ha convertido en una inspiración, en un aliento, en una convicción.

-¿Por qué curador?

-El proyecto Alas con puntas comenzó como un diálogo entre el audiovisual y las artes plásticas. Todo eso exigía un concepto de selección, y aunque también intervenía el azar, se hacía necesario trazar un rumbo, un camino: avizorar, aglutinar, movilizar, y así terminé siendo una suerte de curador sin cartera. Pero no me autodenomino curador porque siento un profundo respeto por los curadores, aquellos que siendo conocedores de la historia del arte y sus tendencias actuales, poseen los conocimientos necesarios para realizar esa labor. Soy un apasionado del arte que no se pone límites ni fronteras ni tiene miedos.

-¿En qué momento de tu vida te enamoraste también de la fotografía?

-La fotografía fue el punto de partida y, desde muy temprano, se convirtió en la pasión de mi vida. Antes que director y editor, fui camarógrafo. Ahora, tal vez porque tengo más tiempo que antes y hasta me siento más joven, he podido llevar más lejos mi vocación por la fotografía. Y la verdad es que lo estoy disfrutando mucho. En los últimos meses he retratado a Fidel, la ciudad, la gente, la vida, en fin, todo aquello que logre despertar en mí curiosidad, ternura y amor.

-¿Qué no has hecho que hubieras querido hacer?

-Hablar con Martí.

-¿Qué has hecho que no hubieras querido?

-Arar en el mar.

-¿Qué más te gustaría decir?

-Que tengo fe en el futuro, y a pesar de los difíciles momentos que vivimos, creo que el mundo será mejor mañana. Y Cuba también.

Julia Mirabal:

EL PERIODISMO DEBE SER CREÍBLE ANTE TODO.

 

Graduada de idioma francés, Julia Mirabal es periodista por vocación. Trabajos suyos han visto la luz en la agencia Prensa Latina, Bohemia, Juventud Rebelde, Trabajadores, Romances, Muchachas, Pionero, Zunzún, Salsa cubana y en el extranjero en el Periódico France Antilles, Mar Caribe y Revista Excelencias  del Caribe.

Desde 1982 trabaja en el Noticiero Nacional de Televisión y de 1994  al 2003  laboró como periodista y presentadora del momento cultural en el noticiero Al mediodía.

Distinguida con la Distinción Por la Cultura Nacional, son numerosos los premios merecidos por esta infatigable colega: el Premio Literario Edad de Oro, Ismaelillo (de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC), el Premio Nacional de Periodismo Cultural 2000 con Los Picassos negros; Primer Premio Forum Femmes et Decission 2006 (Documental Soraya :Tropicana también) Martinica, y

Premio por la obra de toda  la vida  otorgado por el Centro de  la Música Popular Benny Moré  2009.

Es guionista y directora de Sitio del arte,  un elocuente ejemplo de cómo se puede hacer buen periodismo televisivo. Con este espacio, en el aire desde el 2003, una suerte de taller para los más jóvenes profesionales, Julia  alcanzó tres premios Caracol y desde la primera edición del Festival de la Televisión se ha llevado las palmas en la modalidad de Dirección de Programa Cultural. Ha sido jurado en diversas oportunidades y se ha especializado en numerosos cursos. Una de sus facetas poco conocidas es que es autora de dos libros para niños: Agualinda Aguaclara, Editorial Gente Nueva en Cuba y Rosablanca en  Canadá.  Tiene un disco dirigido a los más pequeños Un día de lluvia en el país de las ranas de la EGREM y otro en fase de edición Historia cantada del gallo sin plumas, también para los niños.

Entre otros documentales ha realizado En el nombre de una mujer, Se prepara una fiesta; Yo soy esta roca, yo soy esta isla, Caravana (filmado en Angola); Caribe Memorias (filmado en Islas Guadalupe); FolkCuba, y Los niños de Hemingway, además de seis series informativas, a manera de crónicas de viaje: Angola, Martinica, Guadalupe, Gramado (Brasil), Rhode Island (Estados Unidos) y Málaga.

¿Por que eres periodista?

Años atrás decidí ser periodista porque esta  es una profesión que debe ser reguladora, mediadora. Investiga, denuncia,  descubre, previene, educa. Te proporciona  herramientas para  la escritura  precisa...Debe ser muy respetada en el contexto político social. Siempre me gusta comparar esta profesión con la de un médico, no importa si está en un hospital encumbrado o en el policlínico del barrio. El médico se siente realizado profesionalmente cuando contribuye al mejoramiento de la vida de los seres humanos.

Tenías ya alguna experiencia en la prensa escrita  cuando pasaste para la televisión ¿por qué  ese tránsito?

Cuando me gradué, me ubicaron  en la Editorial de la Mujer  en la revista Romances y Muchachas. Siete años después  pasé a la Editora Abril en el Semanario Pionero y en la Revista Zunzún. Pero como siempre digo,  me interesaba mucho  el mundo de la imagen en movimiento. Mis hijos estaban pequeños y trabajar en la TV demanda tiempo y consagración. Cuando ya tuve el mínimo de condiciones pasé al Noticiero.

¿Cuándo llegas al NTV?¿Que significó la emisión del  mediodía para ti?

Llegué  al Noticiero en 1982, me dieron tareas importantes  que cumplí pero siempre me incliné hacia el mundo cultural así que  llenaba con mis horarios  en  las distintas emisiones del Noticiero y fuera de ellos, a veces en las madrugadas y fines de semana comencé a cubrir  las informaciones culturales. De esta manera fundé dos espacios informativos dentro de los Noticieros, Cine en los domingos y Arte, en los Noticieros del cierre hasta que se creó el Noticiero  Al Mediodía donde se  reunió un colectivo que demostró cómo se puede lograr un espacio informativo que  llene las necesidades informativas de la teleaudiencia nacional.

En las escuelas escenificaban nuestros noticieros; en un hecho inusual en los Informativos recibíamos miles de cartas... En mi caso personal, es una lástima que no se hayan conservado las entrevistas de las tantas personalidades cubanas y extranjeras que accedieron a la invitación.

¿Por que el cine llena tanto tu gusto?

Desde pequeña me interesaron el cine y la televisión. También la música. Me preparé en el área del cine, en varios postgrados en la Universidad y también en la Escuela de San Antonio. Me gusta realizar, armar bien la historia, sea en el programa que ahora dirijo o en algunos de los géneros periodísticos. Por ejemplo, en el inicio, los colegas no atendían lo suficiente los audios ambientes, los pequeños intercots y yo comencé a hacerlos... Me interesaba más que la persona supiera  de qué iba el concierto o una frase culminante de la película que mi presencia en cámara.

¿Cuanto acariciaste un programa como Sitio del arte?

Desde siempre pero le temía a lo que hoy me enfrento día a día: la desigual formación del personal, la ausencia de recursos fundamentales, el extravío de las prioridades  y  la pérdida de algunas rutinas de producción elementales.

¿Cuantas voluntades uniste para realizar un espacio  informativo  diferente?

Afortunadamente a los primeros que me ayudaron a concebir el diseño, Manolito Iglesias y X Alfonso, después algunos jóvenes que se acercaron y se acercan. A los fundadores, y a todos quienes apuestan por el programa a pesar de todo.

Al cabo de varios años dirigiendo ese programa  ¿no temes repetirte?

Ese es un reto al que debemos enfrentarnos, porque es una labor colectiva y de personas que creen en el programa.

¿Que características, según tu experiencia, debe  tener hoy el periodismo  televisivo?

Ante todo ser creíble.

¿Cuales son tus planes mediatos e inmediatos?

Formar a quienes deben continuar con este proyecto y al mismo tiempo  retomar otros, personales, como algunos documentales y ciertas obras para niños que no merecen envejecer en mis gavetas. (2010)

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