Hace tiempo que buscaba un pretexto para escribir acerca de ella. Difícil de encontrarlo si de antemano sé muy bien que su modestia no permite altisonancias ni banales loas.
Cuando hace pocos días, uno de sus estremecedores reportajes para la Televisión Cubana, ganó el Gran Premio Periodístico Primero de Mayo de la Central de Trabajadores de Cuba, pensé enseguida que había llegado el momento, pero cometí el error de comentárselo…imagínese usted…
Con dulzura y humildad solamente me dijo ¨ese premio nada tiene de individual, es realmente de tantos y tantos compatriotas que ahora mismo enarbolan el más grande y hermoso de los monumentos a la solidaridad allá en la sufrida tierra haitiana¨. Pero quien persevera triunfa, y hoy, por fin, creo que encontré el añorado pretexto.
Durante la celebración, en los irrepetibles Cangilones del Rio Máximo camagüeyano del Acto Nacional por el Día Mundial de la Preservación del Medio Ambiente ocupó un lugar de primera fila, entre las importantes personalidades asistentes, alguien que lo es, sin duda alguna, aunque su infinita modestia la hace obviarlo. A ella la asociamos desde hace años, con los momentos tensos de los cercanos fenómenos naturales, huracanes…inundaciones…sequías, esos peligros inminentes a los que no teme cuando de buscar la noticia se trata. Quizás nadie le haya dicho aún que su presencia junto a Rubiera, junto a Fidel , o solamente acompañada de su bolígrafo en la mano izquierda, y de su voz clara, enérgica y precisa, ha sido y es también como bálsamo humano que tranquiliza, apoya, orienta y protege. Inimaginables ocasiones en las que ella nos ha hecho sentir a sus compatriotas, el orgullo de nuestra cuba nía, y el sentido exacto de lo que significa solidaridad. Alguien que en par de días de trabajo en el terreno, literalmente sin un minuto de descanso, y seguidas otras treinta horas sin salir de un cubículo de ediciones, logra, con su equipo, obras sublimes, como el Gracias Doctor, que hace poco nos trajo la desgarradora realidad de Haití.
Alguien sin cupo para la autosuficiencia y siempre presta a tender la mano. Gladys Rubio Pérez, una de las buenas periodistas cubanas de cualquier tiempo evaluado. No importa si la conoció ahora mismo, o hace años, ella es la misma, oteando desde un helicóptero en vuelo la destrucción dejada por un huracán, dirigiendo un camarógrafo para obtener el plano más preciso que necesita, reflexiva y callada, cuando a veces, de pronto, llegan a su mente las imágenes de su ¨beba¨ que hace bastante dejó de serlo…de su mamá, siempre ahí hasta en los detalles mínimos, o del viejo roble que fue su padre, inspirador perenne para su obra, y para su vida toda.
Siempre así, a Gladys la podemos encontrar, por su sensibilidad que desborda, lo mismo extasiada ante la presencia de un par de avecillas silvestres revoloteando un inmenso árbol junto a la autopista nacional, que absorta, disfrutando las bellezas singulares de una inmensa bahía cubana.
Quienes tenemos el privilegio profesional y personal de conocerla, que en síntesis somos todos los periodistas revolucionarios de Cuba, nos sentimos muy honrados al honrarla. Y levantamos por tanto una copa colmada de alegría sincera por el justo reconocimiento entregado a Gladys Rubio. Premio Nacional del Medio Ambiente del Ministerio Cubano de Ciencias, tecnología y Medio Ambiente.
Su especial sensibilidad, unida a su talento profesional, también muy especial, hacen que sus entregas periodísticas adquieran el ribete singular de lo hermoso y siempre impactante. Puede ser la crónica justa a quienes dejan reluciente una plaza o un parque, después de una celebración histórica…puede ser un periplo, de su mano, hasta las Galápagos o Isla Ratón… puede ser un acucioso documental sobre el trasvase hidráulico que nace en tierras orientales…puede ser el atinado reportaje crítico, para hacer despertar a quienes hacen morir un rio…puede ser un encuentro que nos hace saltar lágrimas, con una humilde aborigen venezolana recién alfabetizada… Trabajos de cierre, como siempre digo, de esos que uno dice como periodista…¨quisiera poder hacer algo al menos parecido alguna vez¨…y como televidente y compatriota, que es mucho más importante, siempre expresar en solo una palabra todo lo que sentimos…Gracias.
Pero a este día memorable le faltaba, por especial, algo a la altura de su rango. Por eso en el momento exacto de poner en manos de Gladys el hermoso Diploma, la naturaleza, tan sabia y oportuna, no quiso perder la ocasión y se apareció en forma de lluvia fresca a la celebración de Cangilones, y envió una gota, solo una gota, fresca y cristalina, a caer en el justo lugar de la firma que acredita oficialmente El Premio Nacional de Cuba Por la Preservación del Medio Ambiente.