La canción es uno de los géneros identitarios de la nación cubana. Constituye un patrimonio conformado por autores e intérpretes que han dimensionado el sentir del alma humana en todos los tiempos.
Habanera, trova, bolero, son, guajira, filin, baladas… son algunas de las tantas modalidades expresivas que, bajo el término canción, encuentran en este espacio especial motivo de celebración.
En ese y otros sentidos, es una suerte para la programación musical de la televisión cubana contar con un espacio que nació en julio, nueve años atrás, que pondere este género desde la génesis de sus letras.
Nuestra canción, es eso: un programa devenido en mundo creativo, liderado por la directora y guionista Maritza Deschapelles, quien le ofrece al televidente aquellas historias que se esconden detrás del tarareo de un estribillo, quien devela el mundo interior que sirvió de inspiración a una melodía que, muchas veces, se convierte en banda sonora de generación tras generación.
De frecuencia semanal, Nuestra canción nació en el Canal Educativo y encontró luego en los canales Clave y Cubavisión Internacional recinto seguro. Desde su creación tuvo como singularidad que sus presentadoras fueran músicos, y si, por demás, eran intérpretes se redondeaba el deseo.
Siempre habrá Canción
Diría una frase de un emblemático tema de César Portillo de la Luz, en su tema Es nuestra canción: “Mi canción es un grito de alegría, en mi pecho no cabe más felicidad”, y esta es una máxima que defiende Deschapelles, al frente de su equipo de trabajo, al gestar un espacio que, como su nombre lo indica, refrenda la música cubana en el centro de todo.
Al respecto asegura: “Ese era y seguirá siendo el objetivo fundamental de esta propuesta por la riqueza, variedad de temas y géneros que abarca la nuestra música. Hay temas conocidos, otros totalmente desconocidos, y en ese sentido contacté a musicólogos, musicógrafos y especialistas que me apoyaron en el empeño.
“Así aparecieron excelentes colaboradores a quienes respeto y admiro mucho como Jesús Gómez Cairo, Pepe Reyes, Lino Betancourt, Sigfredo Ariel, Joaquín Borges Triana, la profesora Margarita Mateo, el chino Lam, Rosa Marquetti…a quienes agradezco tan desinteresada entrega durante estos años”.
Al decir de la directora del espacio, el criterio para seleccionar los temas del programa es simple, pues se trata de mostrar buenas composiciones, pero sobre todo de hacer resaltar a los compositores que, tristemente, hoy suelen ser olvidados.
Muchas veces, enfatiza la directora, “se destaca en los diferentes comentarios e informaciones al intérprete y se desconoce al creador. Es un fenómeno que no solo ocurre en Cuba, por tanto, hacer honor a estos últimos se convierte en un acto primordial”.
Un detallado criterio, donde prima el rigor de la selección, propicia que el televidente se acerque con la misma vehemencia a temas como La Bayamesa, pasando por las danzas de Ernesto Lecuona e Ignacio Cervantes, hasta intentar develar los misterios que se desatan alrededor de una singular intérprete como Freddy, a partir de la canción que le compusiera Ela O´Farril; hasta llegar a la historia del Bossa cubana.
Porque Nuestra canción es eso: un recorrido amplio, con las paradas necesarias para tomar nuevos aires y emprender la marcha siempre con un renovado aliento.
Desafío al Tiempo
No olvidar a quienes han hecho la buena música cubana en todos los tiempos, tanto en La Habana como en cualquier otro rincón del país, es palabra pactada en el espacio Nuestra canción. De hecho, comenta Deschapelles que los seguidores del espacio señalan que el tiempo de duración les resulta muy corto, y es que está concebido como un espacio informativo-musical que procura no aburrir y sí expresar lo más importante en poco tiempo.
Apunta Maritza: “Tratamos de ofrecer la mayor información posible: la letra de la canción, la fecha de nacimiento del o de los autores, para acercar más al televidente a esas figuras. (…) Recuerdo que cuando grabamos el primer programa con la canción Se fue de Raúl Torres, un colega director me comentaba que estaba seguro que el tema pertenecía a Pablo Milanés. Y así sucede continuamente”.
Sin fronteras
El espacio Nuestra canción cuenta con un público que lo sigue por Cubavisión Internacional desde Tampa, España, y que suele expresar que es un espacio que “acaricia el alma”. Y aun cuando la directora piensa que pudiera tener cambios, ante la idea de que pudiera parecerse a otros espacios, privilegia esa línea sencilla que los ha acompañado e indicado un camino singular dentro de la programación televisiva.
Nuestra canción no se parece a ningún otro proyecto, incluso, a ninguno que privilegie el género, tal vez por esa razón su creadora no se inclina por un audiovisual mayor, aun cuando tiene una materia prima de excelencia. Ha preferido ir así, como en hurtadillas, para abarcar un universo sonoro que el público agradece porque siente que le pertenece.
Nuestra canción le ha acercado hacia un género que ha engrandecido el sentir cubano porque, para muchas generaciones de casa, la canción es siempre amiga, amante… cómplice.
CARTELERA DE CANALES NACIONALES
