El término música celta, no exento de controversias e inexactitudes genéricas, ha permitido trazar senderos (comerciales) a una serie de géneros musicales que, como punto de partida, son unidos por la tradición sonora de pueblos de la Europa occidental, considerados popularmente como celtas. A su origen netamente folclórico se le ha sumado, en las últimas décadas, un componente contemporáneo y de fusión que ha enriquecido al género y lo ha puesto en la mira de la música comercial.
Debates aparte de sí existe o no una verdadera música celta, el género se ha expandido por gran parte del mundo, obteniendo tanta popularidad como otros estilos musicales cercanos por sus características de rescate cultural, como el New Age, la World Music, etc. Grupos sociales o tribus urbanas se han apoderado del componente filosófico y existencial de la música celta para incorporarlo a sus estilos de vida, a sus enfoques, influenciando de esta manera a las jóvenes generaciones, consumidores potenciales del género.
Es así como la música celta también está adherida al consumo cultural del público cubano, estemos conscientes o no; pero quien disfrute de la hermosa voz de Enya o los sublimes espectáculos de Celtic Woman también es un consumidor del género.
No es extraño entonces que el Canal Clave haya colocado dentro de sus propuestas veraniegas un programa dedicado íntegramente a la música celta y sus más importantes exponentes. Paraíso Celta, creado y dirigido por Yeidel Hernández, ha tenido la importante misión de regalarle a los amantes de este género en nuestro país un espacio para escuchar, conmoverse y conectar espiritualmente con la belleza de las tradiciones europeas, tan distantes y tan cercanas a la vez a nuestra idiosincrasia.
Con una estructura sencilla, donde el performance o video del artista es lo principal, Paraíso Celta escoge con tino los temas más relevantes e icónicos de sus invitados. Tal vez la pequeña síntesis biográfica del artista sea demasiado básica; funcionaría mejor una serie de cintillos donde la información sea dosificada, y se pueda conocer más de la trayectoria del cantante, sus producciones discográficas y otros elementos de interés para el espectador.
Pero Yeidel y su pequeño equipo empacaron esta entrega musical con un gusto visual exquisito, algo inusual tratándose de un “enlatado”. El diseño de presentación junto a la música utilizada, logran un maridaje perfecto: transmiten esa espiritualidad y lirismo de la música celta, tan conectada con las aguas, la naturaleza, el misticismo.
La edición, también a cargo del director, tiene una función dramatúrgica muy precisa. Cada tema musical está enlazado con el siguiente de una manera orgánica, coherente, que va conduciendo al televidente por un estadío emocional lleno de luz.
Tal vez el talón de Aquiles de Paraíso Celta sea el horario en el que fue programado. Una entrega con sus características merecía una mejor ubicación, para que su público potencial, que sin dudas es más nocturno, pudiese disfrutar de una música que suele tener la virtud de sumar adeptos.
Que el Canal Clave haya dado luz verde a un proyecto tan singular como este, es ya una gran ganancia para el espectador cubano, tan abierto siempre a nuevas experiencias sonoras que enriquezcan su cultura y espiritualidad.
CARTELERA DE CANALES NACIONALES
