Con el objetivo de actualizar el espacio infantil más antiguo –en transmisiones– de la Televisión Cubana, un equipo de los Estudios de Animación de Cubavisión trabaja para entregarles un amanecer feliz a los niños cubanos.

Desde hace 15 años, cada amanecer en Cuba es diferente, y “feliz”. A las 7 de la mañana, o un poco antes, el informativo Buenos Días cede la señal a una revista de 12 minutos dedicada a los públicos infantiles, para el momento en que se despiertan o se preparan antes de ir a la escuela.

El espacio ha experimentado, a partir de septiembre, una renovación general: se modificó su visualidad, su conductora principal (ahora es una polilla con antecedentes analógicos y digitales) y, hasta cierto punto, su estructura. El colectivo de trabajo también cambió y se sumaron nuevas personas invitadas, incluso, contenidos de estreno. Ahora, cada salida de lunes a viernes tiene una sección que la identifica. Veamos…

Lunes: Es el día para la interacción directa con los niños. Antes de exhibir “el animado”, se muestran fotografías de infantes, dibujos, así como materiales de talleres y concursos infantiles. Con este objetivo, el colectivo de Amanecer feliz  forjó vínculos con el Consejo Nacional de Casas de Cultura, grupos de teatro e instructores de arte. Sin embargo, cualquier persona puede enviar este tipo de archivos al correo Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..

Martes: Está reservado para el espacio El libro continuado. Se cuenta el capítulo de un libro, aprovechando que la presentadora cultiva la narración oral. Iniciaron con El valle de la pájara pinta, de Dora Alonso (aún en transmisión); después quieren incluir Pipa, medias largas, luego y dedicar una temporada a las fábulas.

“En octubre agregamos otra sección a las mañanas de martes titulada Las historias del pirata de los ojos pardos”,  nos cuenta Blanca Felipe Rivero, directora en funciones de esta nueva etapa de Amanecer feliz.

Cada entrega con guion de Jorge Rodríguez y dirigida por Rafael Pérez Insua y Falconerys Escobar. Allí el actor Juan Manuel Hernández se convierte en un pirata enamorado de Cuba y siempre tiene un descubrimiento por compartir, refiere Blanca.

Miércoles: Esta jornada regala encuentros con la narradora oral Dayana Deulofeu. Dos veces al mes, llega la joven para deleitarnos con sus cuentos y los miércoles restantes se alterna con Merengue de fresa, un personaje suyo caracterizado específicamente para la edad preescolar, a fin de compartir dinámicas de aula.

Jueves: Es este el “día de los invitados”. Hasta el momento, se ha trabajado con tres actrices que vienen del teatro y realizan televisión por vez primera. Tal es el caso de Leyris Guerrero, como Tatamora (muy apegada al perfil poético); Ialanay Rivera, con el personaje de Macatalina (defendiendo la cuentística afrocubana), y Nubelia Leyva, en el rol de Nube cuentera (quien apuesta por la tradición campesina).

Viernes: Se reserva para transmitir Bim Bam Mini, una versión reducida de la revista vespertina del canal Cubavisión, Bim Bam Muñes, con una selección de animados.

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Desde julio de 2022, un equipo de los Estudios de Animación de Cubavisión, a solicitud de Rafael Pérez Insua –director del canal–, ha trabajado para que continúe al aire uno de los programas infantiles más antiguos de la Televisión Cubana. Y aun con las modificaciones realizadas para esta nueva etapa, no se puede obviar lo cosechado durante 15 años en cuanto a interacción con el público.

Así lo señala Dayana Deulofeu, conductora y guionista de los amaneceres de 2014 a 2022: “Los cambios son bienvenidos, sobre todo cuando se conserva la riqueza de la experiencia acumulada”. Ella continúa vinculada al proyecto, pero ya no sale en pantalla a diario, sino todos los miércoles.

Durante ocho años consecutivos, Dayana pudo conversar con los niños de Cuba de lunes a viernes a primera hora de la mañana. Y está consciente de la responsabilidad que implica trabajar en un programa habitual. Que no la veamos la semana completa en pantalla obedece, de manera fundamental, a su búsqueda de tiempo para emprender otros planes de crecimiento personal y artístico. Por eso, afirma sin vacilar: “Amanecer feliz ya no tiene el formato original de mi etapa inicial ni el de Jenni (Jennifer Almeida), pero hay que vivir nuevas experiencias”.

La historia del Amanecer

Septiembre 4, 2006. Es lunes y Jennifer Almeida Vidal está en los estudios del Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Viene a asumir el espacio infantil de la revista Buenos Días, pero apenas tuvo tiempo para prepararse. El viernes anterior le avisaron que sería la nueva conductora.

La actriz y cantante, graduada de Dirección Coral y Dirección Orquestal en la Universidad de las Artes (ISA), llegó cargada de cuentos, adivinanzas, dibujos y de promociones culturales (a esas propuestas se sumaría un corto animado nacional). A ella le debemos lo de “fenferrecucero, aquí está el sombrero”. Era la responsable del guion y la presentación. Pero la llegada de Jenni no fue resultado del azar, o no del todo.

“Fui un par de veces a Buenos Días a promocionar mi coro escénico de niños Estrellitas y aproveché para comentarle a la directora de entonces (Adis Mirna Vaillant) que tenía ideas para retomar la sección infantil protagonizada años atrás por Wendy Guerra”, cuenta.

Por esos días, Froilán Arencibia tenía la canción Amanecer feliz, de Rosa Campos, con una nueva animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Él deseaba reanudar el espacio con ese nombre. Y todo coincidió para la incorporación de Jenni como anfitriona.

Hay que destacar un elemento fundamental para el futuro del programa: Amanecer feliz hizo subir el rating de la revista del 13 al 83 por ciento, según datos ofrecidos por la dirección del SITVC poco tiempo después del reestreno de la sección. A partir de ahí, se consolidó un equipo de trabajo: la asistente Yoima Acuña, la productora Rebeca Sánchez, Beatriz Roussó y Ana María Ojeda, quienes se sumaron a escribir, entre otras personas, bajo la dirección de Juan Gutiérrez.

“Fue Juan –comenta Jenni– quien introdujo los miércoles con Cecilio Avilés para que enseñara a los niños a dibujar. Tiempo después llegarían los martes con Dayron y la comunidad sordomuda. Entre Juan y yo organizamos concursos, grabaciones en exteriores, colaboraciones... Yo también cantaba de vez en cuando”.

Al igual que Jenni, Dayana ha aportado muchísimo al desarrollo del programa. Ella ideó algunas secciones como La cocinita, basada en estudios sobre la correcta alimentación en las primeras edades. Le hizo la propuesta a Juan y comenzó a contar sobre las frutas, los vegetales y el uso de los cubiertos...

Además, evoca otros espacios como el de su personaje pirata que, en lugar de cofres, tenía un barco cargado de historias del mar. “Somos un archipiélago y hablábamos de nuestros puertos y bahías, del cuidado de las playas, del mar”, refiere.

 

El arte de contar… para TV

De 2006 a la fecha, la narración oral es el denominador común de Amanecer feliz, pero no es lo mismo contar historias en un escenario tradicional que para la televisión. Hay que respetar los códigos de cada medio expresivo. Al respecto, Blanca Felipe comenta: “Nosotros vemos el ensayo de cada uno de los cuentos y decidimos qué mantener y qué cambiar. La duración de los textos no puede sobrepasar los tres minutos. Se trabaja la colocación de la voz, la gestualidad”.

“Yo vengo del teatro y la experiencia de trabajo que tengo con los actores va más hacia la energía, las emociones, el afecto, el vuelo poético y la creatividad al decir. Cuando se cuenta, es como un arrullo, me ocupo de ti. La televisión te permite un enlace de ese tipo; no es la distancia, sino la cercanía. Ella entra a tu casa y conversa contigo”, concluye.

Al igual que Dayana Deulofeu (actual presidenta de la sección de narración oral de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba), Beatriz Banguela se integró al programa por su vínculo con la palabra hablada. Es actriz de formación y llegó al camino de los cuentos gracias a Teatro de La Palabra, bajo la dirección de Osvaldo Manuel. Considera que enfrenta un nuevo reto profesional, pero desde el cariño y el disfrute. “De alguna manera, la experiencia ante las cámaras de Talla Joven, aunque no directamente contando, también me ayuda”, señala.

Bea, como la llaman sus colegas, nunca había trabajado para los niños en el ámbito de la televisión. Asumió el proyecto en un tiempo récord, porque el proceso de creación, asegura, fue bastante rápido. Para ella, otro de los desafíos que se le presentan tiene que ver con la cantidad de programas mensuales (de 20 a 22, con tres turnos de grabación). No obstante, agradece formar parte de la restructuración desde el mismo inicio.

De igual forma, la joven actriz está entusiasmada con su polilla y con el ejercicio de construcción colectiva junto al equipo del programa que significa este personaje. “Eso hace que tenga mucho de mí misma y, por eso, interpretarla es tan gratificante”, asegura. La idea de conectarla con el mundo digital y el analógico tributa al vínculo con los públicos infantiles actuales, y le otorga un mayor dinamismo al producto.

Sobre la polilla, el director de arte Niels del Rosario tiene mucho que decir: “Queríamos crear un personaje conductor que diera pie a temas y a un vocabulario más actualizado en términos de interacción y socialización. Los niños están cada vez más relacionados con los medios digitales y tratamos de acercar a Bea a ese concepto”.

“Que fuera una polilla nos deja ver todavía la sensibilidad y belleza que identifica a los más pequeños consigo mismos. Pensamos en un personaje semicaracterizado para poder estar entre la fantasía y la realidad propia de las edades tempranas. Además, propuse actualizar la estética, por una más cercana a ese mundo virtual de juego e interacciones. Por eso es que el personaje viaja de cuento en cuento, con historias y anécdotas”, comenta.

Niels del Rosario está claro de que lo más difícil es cambiarles el hábito a los televidentes de varios años. Incluso, considera que algunos extrañan la imagen de la propuesta anterior. Aunque se respetó lo que funcionaba antes y regresaron con una visualidad más enriquecida y alegre, “lo más importante es estar pendiente de la opinión de los niños para no distanciarnos de lo que necesitan ver para aprender”, manifiesta.

Huellas a través del tiempo

Beatriz Banguela nunca lo imaginó: trabajaría en el programa que veía en su infancia, y con el valor agregado de que ahora su hija de siete meses también disfrutaría de Amanecer feliz. Todo como un ciclo que se abre, se cierra y quién sabe qué deparará en otro futuro vuelco generacional.

“Con este tipo de proyectos el público te empieza a ver como un miembro más de la familia de tanto llegar a su casa cada día a través de la pantalla. Y eso es un regalo para cualquier artista”, asegura, quien siente un amor especial por niñas y niños.

Como ella dice, es una manera hermosa y didáctica de comenzar el día, y representa uno de los grandes aciertos de la TVC. Además, estimula a leer y por ello la joven acentúa que el equipo piensa mucho en todo lo que se dice y en la mejor manera de hacerlo. “A veces se ve demasiado material extranjero y es muy importante reforzar en los niños nuestra identidad, que consuman productos cubanos hechos por cubanos, ideados para ellos. Ojalá que siempre haya en la TVC espacios como este”, concluye Bea.

Mientras, Dayana considera que este habitual ha marcado su carrera y su vida personal. Tanto es así que todavía conserva entre sus amistades a familiares de pequeños en todo el país que crecieron durante su salida en pantalla. Lo mismo le pasa a Jennifer, pues aún la gente la recuerda aunque hayan pasado más de ocho años de sus apariciones en el programa.

“Fue algo a lo que le puse todo mi amor, dedicación y prioridad profesional, al mismo tiempo que sabía la gran responsabilidad de difusión que tenía con la familia cubana”, declara Jennifer.

Ese rastro que deja de generación en generación Amanecer feliz en el imaginario social habla de su importancia y función dentro de nuestra parrilla televisiva. “Es un espacio privilegiado –agrega Blanca Felipe–, es la compañía, la continuidad, la permanencia visual y de contenidos; es una vía para comunicarse con los pequeños a modo de ventana cultural hacia la literatura, el teatro y lo escénico, y también hacia la propia televisión”.

Más allá de transformaciones acordes a los tiempos actuales, Jennifer considera que ni a la revista ni a su conductora le puede faltar frescura y espontaneidad, porque es la primera persona que verás al despertar si eres de los infantes que consumen el espacio.

Por su parte, Dayana defiende que el programa mantendrá la intención de resaltar lo más bello y puro que tenemos como cubanos. “Cada amanecer es diferente… Si es así en la naturaleza, cómo no va a ser así en un producto dedicado a ‘los que saben querer’. Cuba todavía muchísimos temas para abordar y los niños merecen crecer resaltando su cultura, su creatividad, sus símbolos. Y lo más importante es llevárselos mediante la alegría y la luz que los caracteriza”.

Cuarenta programas después de la renovación general de Amanecer feliz, Blanca Felipe hace entrega del proyecto a Pepe Cabrera. Guiados por él, Vladimir García (director de animación), Belkys Pérez (editora), Neusy Deslís (asistente de dirección) y Keity Doeste (fondista) integran el equipo. Ellos, con las guionistas Carmen Romero y Taimí Diéguez, las figuras invitadas y Beatriz Banguela, harán todo lo posible para producir la revista que invita a los más pequeños a comenzar el nuevo día de manera feliz.

 

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