En pantalla
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- Escrito por: José Luis Estrada Betancourt/Juventud Rebelde
- Categoría: En pantalla
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Con el estreno de esta creación de David Chase se inició, definitivamente, una nueva época de oro para este tipo de realizaciones concebidas para la pantalla doméstica
Me pasó lo mismo con Los Soprano (The Sopranos) que con Breaking Bad, Damages, Downton Abbey, Mad Men, Dexter, La buena esposa, Juego de tronos: me obligó a hacer maravillas eliminando lo que menos me duele para dejarla que siguiera ocupando un espacio «muerto» en mi disco duro. Lo admito: no me he querido desprender de ella, como seguramente les ocurre a aquellos que se esfuerzan por darles seguimiento a sus intensos capítulos, creyendo que se «castigan» con gozo los lunes, miércoles y viernes, cuando en verdad esta notable producción de HBO empieza a quitarnos el sueño a partir de la primera hora de la madrugada de los martes, jueves y sábados de Cubavisión.
Sin dudas ese canal que «va por todos» se anotó un buen tanto este verano captando esa audiencia que adora los dramatizados seriados proponiéndonos esta entrega (aunque sea retransmisión), la cual, como ya se ha dicho, significó el resurgir de una cadena que a finales de la década del 90 del pasado siglo había perdido el rumbo. Con el estreno de esta creación de David Chase se inició, definitivamente, una nueva época de oro para este tipo de realizaciones concebidas para la pantalla doméstica.
La verdad es una: Chase, quien hasta ese momento no había conseguido mucho más que materializar los diez capítulos con que contó Almost Grown, le dio, con Los Soprano, la patada a la lata o, para ser más exacto, al cofre de los premios de la industria que no pudieron resistírseles: en total sumaron 106 reconocimientos, incluyendo 21 Emmys y cinco Globos de Oro, gracias a la historia que el guionista, director y productor estadounidense ideó sobre una familia italiana, cuya cabeza, Tony Soprano, no siempre era capaz de sostener bien atados los hilos para mantener a los suyos en casa bajo control con la misma eficacia con que conducía los pasos de la mafia en Nueva Jersey.