En marzo de este año empezó la lucha contra el bicharraco, conocido como Coronavirus o Sarv Co 2, y el país se detuvo. Cero vuelos nacionales e internacionales, nada de escuelas, ni teatros, ni ballet, ni conciertos, ni fiestas particulares, incluso disminuyeron los establecimientos donde se compra el famoso Paquete. Eso no es noticia, todos los sabemos.
La televisión se hace con homosapiens prestos a infestarse con el bicharraco sino se adoptan las medidas necesarias. De todas formas mantuvieron la señal durante el tiempo habitual, tuvieron periodistas y técnicos infestados, fueron acuartelados los que trabajaban y los ejecutivos con ellos.
Ya he leído que como chiste no se habla de programacion televisiva, sino de repetición televisiva. Que falta de tacto y de reconocimiento con un colectivo que mereció la bandera de Proeza laboral, semanas atrás.
Si, se están reiterando espacios pero ¿Cómo no va a ser así si hace siete meses no se graba? ¿Acaso vamos a olvidar el esfuerzo del equipo de Vivir del cuento y Cubavisión para llevar el programa filmado de por WhatsApp y con una calidad digna transmitirlo? ¿O rastrear lo mejor de lo publicado por Streaming y trasladarlo a la pantalla? ¿Fue (ha sido) fácil mantener Al mediodía con videos caseros? ¿Y cómo se han hecho Hola Habana, De tarde en casa, las revistas informativas…?
Si a ello se añade que al sicópota del Norte (parece que salimos de su sicosis) se le ocurrió en vez de cuidar a sus millones de infestados con el bicharraco, apretar el bloqueo, como nunca antes, sobre nosotros ¿cómo hacer televisión?
Recientemente, el ensayista Victor Fowler apuntaba “Las condiciones en las que es realizado el hecho televisivo cubano son absolutamente excepcionales porque se trata de una televisión pública, que obedece (en todos sus canales y programas) a una política cultural central, obtiene su financiación de presupuestos del Estado y sucede en un país sometido a un implacable bloqueo económico que es parte de una política de hostilidad continuada del gobierno de los EE.UU”.
Ese razonamiento multiplicado por mil es válido para la Cuba de hoy en tiempos de Co…NO, de bicharraco.
Se está retransmitiendo en el horario de la novela cubana La cara oculta de la luna, una muy buena propuesta con el VIH como hilo conductor, y que en el momento que se estrenó contribuyó a que aumentaran las personas que se hacían el análisis por haber tenido relaciones sexuales riesgosas. Por la tarde se pasa Bajo el mismo sol, otra propuesta capaz de entretener y hacer pensar.
¿Qué me duele? No hay muchas más series, telenovelas, como esas que se agradece volver a ver. Eso es cierto.
Pero LA BUENA NOTICIA es que adoptando todas las medidas para que no haya infestados se filman doce cuentos: Pregúntaselo a Dios, El regalo de los enamorados, Van al comando, Matrimonio feliz, Los asesinos, La muerte de un funcionario público, Barthebly, El revólver, El licenciado vidriera, Abrahael, El último acto y El hacha pequeña de los indios.
Está casi lista la serie Promesas de 13 capítulos, más 22 capítulos de la serie Rompiendo el silencio con su revista con los principales psicólogos e instituciones que llevan el trabajo de violencia en Cuba; varios espacios de Tras la huella, nuevos Vivir del cuento y hay otras propuestas de nueva factura: nueve programas de participación humorística(concurso de imitación) El motor de arranque; trece capítulos del programa humorístico El atracón e igual cantidad de Humor a primera vista .
Para adolescentes y niños se trabaja en diez programas: Retablo de sueños con el Teatro guiñol, 16 musicales infantiles con Teatro de las estaciones. Habrá nueve revistas BIMBAM Muñe estrenos de 45 minutos de los Estudios de animación de la tvc, es nuevo también El profesor, con trece capítulos, igual cifra de capítulos de Acuarelas de Cuba y de Decimalex proyecto para jóvenes exponentes del repentismo en la isla conduce, conducido por Alex Pimienta.
Se que hay telenovelas por terminar, otras series en las que intervienen RTV y la Casa productora, algunas de esas propuestas se realizan con el auspicio del Ministerio de cultura.
Claro ¿todo será excelente?. No lo sé. Esperemos , confiemos en los realizadores, cada uno de los técnicos, y en que no haya ningún brote de bicharraco