Rápido, muy rápido se nos fue este 2022 a los cubanos. Algunos sueños se nos hicieron realidad, otros quedaron para el próximo, pero no se dejó ni por un momento de soñar.  Fue este, un año de duras pruebas, tristes acontecimientos, carencias, pérdidas; al mismo tiempo nos crecimos como pueblo, nos reinventamos, y gran parte de ese espíritu de renovación nació de la cotidiana impronta de nuestra televisión.

A 72 años de su fundación, la televisión cubana tiene a sus espaldas la gran responsabilidad de educar, informar y entretener a un pueblo cada día más permeado de contenidos multimediales, foráneos y no siempre enaltecedores. De ahí que el diseño de programación de sus canales nacionales y de los diversos telecentros diseminados por todo el país, estén atemperados a las necesidades de los públicos, y a la constante demanda de nuevas maneras de hacer en consonancia con lo que en el mundo se produce.

El 2022 trajo novedades televisivas que acercaron mucho más los programas a sus públicos potenciales. Pese a las perennes carencias de una televisión pública, mucho más golpeada por la negativa influencia de un bloqueo económico real, la creatividad y diversidad de miradas no faltaron en las propuestas.

Desde el canal más musical, Clave, se consolidaron algunos programas habituales y de gran popularidad. Otros surgieron, para el disfrute de públicos emergentes y ávidos de ver en pantalla, géneros menos favorecidos. De esa intención inclusiva, nació Paraíso Celta, un programa pensado para los amantes de ese género tan polémico e impreciso, pero no menos hermoso y apasionante: la música celta.

El Canal Educativo, también supo conservar sus propuestas más tradicionales y fuertes dentro de la parrilla, como De tarde en Casa, Bravo o Un palco en la ópera. Este año a las propuestas juveniles del canal, se sumó Aló cubano, un programa diáfano, interactivo, que como novedad nos trajo la interesante mesa de debate de temas de actualidad nacional e internacional, desde un enfoque más juvenil y relajado, jugando con los códigos de formatos internacionales, donde el contenido de los programas nace desde la retroalimentación con las redes sociales.

Tele Rebelde, el canal de los deportes en Cuba, no paró de brindar emociones a sus seguidores, siendo el momento más esperado del año, el mundial, Qatar 2022, donde nos estremecimos y lloramos de alegría al vernos representados como latinoamericanos, en la victoria del equipo de Argentina.

El Canal Caribe en conjunto con el Sistema Informativo, fue vital en la intención de llevar la información precisa y seguir los más importantes acontecimientos de Cuba y el mundo. Gracias a la inmediatez periodística, tuvimos de primera mano las imágenes más sensibles y desgarradoras de eventos, como la trágica explosión en el Hotel Saratoga, los acontecimientos ocurridos en la Base de Supertanqueros en Matanzas, o los estragos tras el paso del huracán Ian por el occidente del país. También fue vital en el seguimiento al debate popular en torno al recién aprobado Código de las familias, que ha venido a legitimar realidades y propiciar todos los derechos para todas las personas.

El canal Cubavisión por su parte, reafirmó su carácter diverso, familiar y en constante renovación. Casi todos los géneros televisivos fueron presentados con éxito en “el canal de todos”. Este fue el año de consolidación de un programa atractivo, bien diseñado y útil, como Ruta 10, que mostró su capacidad para escuchar a la teleaudiencia y mejorar en cada emisión. Ruta 10 se ha convertido en poco tiempo en un complejo magazine utilitario, con la visualidad y los códigos del siglo XXI. Tres conductores representando a diferentes grupos etarios y sociales de la Cuba de hoy, junto a secciones de gran alcance, garantizan la durabilidad en el tiempo de este proyecto que hace más amenas las mañanas de los cubanos y cubanas.

Útil también ha sido el programa de cocina Entre Recetas, que, con la incorporación de dos nuevas anfitrionas, logró un carácter familiar y espontaneo, entendiendo que más que especialistas culinarias, las nuevas conductoras son cubanas de a pie encontrando soluciones prácticas que llevar día a día a la mesa.

En el apartado musical, resaltó la frescura y el buen empaque de En Zona, conducido eficientemente por Cristian Alejandro, un talentoso músico que ha resultado ser excelente comunicador. Con entrevistas valientes, colaboraciones musicales de lujo e invitados queridos por el público, En Zona revitaliza el formato del musical televisivo criollo, acercándose a audiencias más heterogéneas en busca de un proyecto distante de los “enlatados” musicales.

La división de infantiles y juveniles procuró tener una programación variada todo el año, contando con la ayuda imprescindible de los estudios de Animación de Cubavisión. De esta manera contamos con exponentes dignos como El Show de Falco y Fabricio, el habitual titiritero de los sábados, Corazón feliz y la tercera y última temporada de Travesía musical estrenada en el verano.

Cubavisión también ofreció durante todo el año, dramatizados nacionales, que siempre son del agrado del público; sobre todo, por ver en pantalla a sus actores. Telefilmes juveniles y para adultos, cuentos, teleteatros, nuevos capítulos del gustado policiaco Tras la Huella, entre otras producciones, nos mantuvieron cerca del trabajo de importantes intérpretes veteranos y nuevos rostros de la actuación.

Pero sin lugar a dudas, una serie juvenil diferente resaltó dentro de los materiales dramatizados de este año. Calendario revolucionó en muchos sentidos el género y movió en los cubanos sentimientos casi extraviados. La figura del educador en tiempos tan convulsos, fue reivindicada gracias a la profe Amalia, a Amílcar Salatti y a Magda González. Pasado los meses, el gusto popular por Calendario no ha cesado y se espera con ansias el estreno de su segunda temporada, presuntamente, luego de terminar Primer Grado; otra serie que ha resultado una agradable sorpresa de fin de año.

Es innegable que el espacio de la telenovela es de los más gustados en Cuba, y este año contamos con tres producciones para el disfrute de los “telenoveleros”. Tres obras con poéticas diferentes e historias de profundo calado social y sentimental, hicieron las delicias de la familia, aunque no siempre quedáramos complacidos con soluciones artísticas, resultados actorales o tratamientos dramatúrgicos. Sin dudas, Los Hijos de Pandora, fue la que mejor comunicación logró con el televidente cubano, por el excelente guion del que partió y el empaque visual. Otras producciones melodramáticas se preparan, asegurándonos que tendremos telenovela para rato.

Momentos de profundo dolor y pérdida se vivió en el medio, este año, al despedir físicamente a  figuras tan queridas como el director de televisión, Jesús (Chucho) Cabrera, el actor, dramaturgo y director teatral Mario Balmaseda y las legendarias actrices Aurora Basnuevo y Gina Cabrera.

Eventos nacionales e internacionales reconocieron la labor de hacedores televisivos. Con dos nominaciones relacionadas con la animación que desde los estudios de Cubavisión se hace, nuestra televisión estuvo en los premios TAL, encargados de reconocer lo mejor de la televisión pública, educativa y cultural de América Latina. Cubavisión obtuvo una mención por la estrategia de comunicación identitaria en el horario infantil, donde técnicas como la rotoscopía, la animación de objetos, entre otras, singularizaron la estética del conjunto materiales.

Los premios Caracol 2022 tuvo varios galardonados en el apartado de televisión. Muy merecido fue el premio Cucumí para el programa infantil Travesura Musical. En guion, el galardonado fue Amílcar Salatti por su obra Calendario. La segunda temporada de LCB, La otra guerra se llevó varios premios; en edición, banda sonora, dirección de fotografía y el gran premio en la categoría de ficción. El joven y talentoso compositor Daniel Torres Corona mereció el premio en música original por el cortometraje En el aire. En dirección de arte los premiados fueron José Denis reyes y Carlos Luis Torres por la serie Promesas.

Este año, el premio nacional de televisión fue otorgado al entrañable narrador deportivo René Navarro, por sus innegables méritos profesionales y su dedicación al medio durante más de seis décadas.

Por su parte, los premios Pequeña Pantalla, fueron para Fausto Eraclides Delgado Rifá, (todo un hombre de televisión desde Tunasvisión), Jorge Luis Sosa Morales (director de programas en Tunasvisión), Norma Reyna Morales (nuestra inolvidable Marcolina), el camarógrafo Guillermo (Willy) Canal Fernández, el locutor Rey Gómez, el actor Alejandro (Alejandrito) Díaz rodríguez, el también actor Osvaldo Rojas, el guionista Pablo Bergues Ramírez y el periodista Bernardo Espinosa. 

El pueblo de Caibarién se vistió de gala en el mes de noviembre otorgando los premios Santamareare, donde la televisión también obtuvo grandes lauros y se ofrecieron talleres, presentaciones de libros y conferencias magistrales para la socialización de experiencias en este arduo camino de la realización audiovisual. El gran premio Luis Agesta in memoriam y el lauro en la categoría de ficción fueron otorgados a Magda González por la serie Calendario. También se entregaron otros premios: El de dirección de documental  perteneció a José Ernesto Aparicio , del telecentro Cubanacán por la obra El otro Silverio; en dirección de programas culturales el ganador fue Cesar Ramón Irigoyen Milián, también de Cubanacán por Cómplices; en guion José Luis Marí ramos, por la obra, ¡Oh, Míster Pous! de Perlavisión ; en fotografía Yunier Hernandez por El otro Silverio; En locución Misladys Zamora Olivera de Cubanacán, por Adictos a la radio; y por último, en edición el galardón fue Rafael Alejandro Cruz Pérez, por la obra documental La lechuza que se convirtió en luz.

Los premios de actuación Adolfo Llaudaró de la Asociación Hermanos Saíz, como todos los años reservaron un apartado para televisión, otorgando Tres premios y una mención. Los premiados en actuación masculina fueron para Rodrigo Gil por Los Hijos de Pandora, y Ariel Zamora por su personaje en Tan Lejos y tan Cerca. En actuación femenina la ganadora fue Clarita García por su personaje de la profesora Amalia en Calendario. Ingrid Lobaina recibió una mención en actuación femenina, también por Calendario con su personaje de Noemí. Todos estos premios obtenidos por los jóvenes actores, hablan de la salud de la actuación en nuestro medio y del compromiso y entrega de los que comienzan a labrarse un camino en la interpretación.

Así han sido los caminos de la televisión cubana en este año que termina. No han sido caminos fáciles ni llanos, pero la creatividad, el compromiso y el deseo de entregar un producto comunicacional digno, han sido las brújulas para al final llegar a la meta.

Esperamos que en el 2023 las novedades y los retos se multipliquen: que los públicos sean más fieles a los contenidos, y que nuestros hacedores televisivos sepan escuchar las demandas de aquellos que merecen todo nuestro respeto. Feliz 2023 para nuestros técnicos y artistas. Lo mejor de los deseos para nuestra televisión.

 

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