Una vez más cubanos y cubanas podemos ser testigos permanentes del desarrollo de un encuentro deportivo que paraliza a una buena parte de la población mundial, incluso aquella que por razones infraestructurales no puede disfrutar de la señal televisiva.
Porque es cierto que nuestro deporte nacional, la pelota, arrastra multitudes, pero nunca comparable con lo que logra el juego más universal de todos, según los comentaristas; y más allá de esa apreciación, la realidad se demuestra en cada campeonato, copa o práctica a escala planetaria.
El Mundial de Fútbol Brasil 2014 está en nuestras salas, cuartos, comedores, hospitales, hoteles, bares… donde quiera que exista un televisor. Con un buen esfuerzo del gobierno cubano, se transmiten los 64 partidos además de incluir reportajes, documentales o pases a las ciudades brasileñas acogedoras de la bola pateada.
Desde allá Reinier González, a quien se extraña, y Héctor Villar envían entrevistas, comentarios o brindan información de lo que sucede en los diversos estadios, de tal suerte nos acercan más a las jugadas y al ambiente que se vive en el gigante suramericano.
Es hermoso ver a una hinchada chilena disfrutar casi hasta el paroxismo su triunfo sobre España, o conocer de las declaraciones del bigotudo del Bosque, o del excelente Iker Casillas, luego de ser protagonistas del juego que mandó a España a las duchas.
Por supuesto, con una transmición total en vivo, nuestro conductores (¿a ninguna mujer cronista deportiva le gusta el fútbol?) se ven de nuevo en la necesidad de narrar lo que ven en una pantalla como si estuvieran en el lugar de los hechos. Y existen pifias que pasarán a la bolsa de errores coleccionables como el buen gol que “fabricó” Sergio Ortega en el partido de Italia frente a Inglaterra.
Por eso apuntaba que se extraña a Reinier González, el narrador cubano de fútbol más carismático y conocedor, por lo menos así lo perciben muchos, que como enviado de la multinacional de noticias Telesur a Brasil ofrece sus opiniones también a Tele Rebelde, por un mes el canal del mundial.
Y a propósito de Telesur, ¡que bien está el programa De zurda!, desde la canción tema del espacio hasta la transmisión de las anécdotas y comentarios del mítico Diego Armando Maradona y el extraordinario comentarista uruguayo Víctor Hugo, que demuestran más allá del uso de recursos tecnológicos, cómo se puede realizar y transmitir un programa de fútbol en el que Latinoamérica es protagonista absoluta y donde la política no parece un teque sino, lo que es, parte sustancial de la vida.
No sé cuánto le costará a Cuba la transmisión del mundial, pero creo que es dinero bien invertido. Resulta hermoso ver a niños (y niñas) patear una pelota y a las personas opinar sobre equipos, jugadores o grupos. En una de las emisiones de De zurda al hablar de la mayor de Las Antillas, en la que vivió cuatro años, Maradona comentó que cubanos y cubanas han aprendido sobre futbol. Para Diego es posible que el juego de la pelota pateada pueda llegar a ser un deporte con buenos rendimientos, como otros que se practican en la Isla.
Por lo pronto si Cuba no tiene un equipo en el mundial, ese encuentro sí está en las casas de sus habitantes gracias a la señal televisiva resultado del esfuerzo de técnicos y directivos de la televisión cubana. Y esto se acabó, empezó el juego.