Alejandro Lugo fue uno de los actores más destacados de teatro, cine, radio y televisión, reconocido por su profesionalismo y versatilidad. Nació el 25 de noviembre de 1915 en Cuba y, curiosamente, falleció también un día 25, hace ya algunos años.

Antes de dedicarse por completo al arte, desempeñó diversos oficios siendo aún muy joven: visitador médico, marinero, profesor de natación y boxeador, reflejando así su gran afición por los deportes. Este talentoso actor no solo se destacó por dar vida a cientos de personajes con maestría y su recia personalidad, sino que también poseía un don natural para la enseñanza. Fue un excelente pedagogo en el difícil arte de la actuación dramática, y compartió sus conocimientos con sencillez y altruismo.

En 1969, viajó a la provincia de Camagüey para contribuir a la formación y desarrollo del grupo dramático de Radio Cadena Agramonte. Comenzaba sus mañanas en la azotea de la emisora realizando ejercicios para, posteriormente, impartir clases teóricas y prácticas en el estudio. Este compromiso lo mantuvo durante varios meses.

Como primer actor, se desempeñó con éxito en la radio, el teatro, la televisión y el cine. Desde principios de la década de 1940, ya trabajaba en la emisora CMQ. Su primer programa fue “Diego Grillo”, una serie de aventuras escritas por José Ángel Buesa. Durante esa época, participó en las aventuras de “Tarzán”, donde interpretó dos personajes: Wally y la mona Chita.

Tuvo el honor de trabajar junto a la inolvidable Rita Montaner, conocida como “La Única”, en el programa radial “Mejor que me calle”. A finales de esa misma década, su voz y su nombre se hicieron familiares para el público, consolidando su prestigio con su participación en la famosa radionovela “El derecho de nacer”. Su calidad interpretativa continuó creciendo en otras producciones destacadas, lo que le valió un lugar en el cuadro dramático del Circuito CMQ, donde participó en los programas más importantes de la época.

Además de su trabajo en la radio, Alejandro Lugo combinó su carrera con una activa participación en el teatro, demostrando su inigualable versatilidad y pasión por las artes escénicas.

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Televisión

La pequeña pantalla de CMQ Televisión se nutrió con las brillantes actuaciones de Alejandro Lugo en telenovelas, obras teatrales y series policíacas. Desde sus inicios el 18 de diciembre de 1950, cuando Marcos Behmaras estrenó el primer programa policíaco en el espacio que más tarde se denominaría "Tensión en el Canal 6", Lugo asumió roles protagónicos. Entre los muchos personajes que interpretó, destaca su participación en el espacio "El humo del recuerdo" por CMQ Televisión, donde dio vida al inolvidable "médico chino".

En la década de 1960, con el surgimiento del Canal 4 CMBF Televisión Revolución, Alejandro Lugo trabajó en "Sombras del pasado", una obra original de Félix Pita Rodríguez. Este programa, emitido los lunes, miércoles y viernes a las 9:30 p.m., fue catalogado como el mejor dramatizado del año. En esta obra, Lugo interpretó con acierto al personaje central, "El hijo de Enzio". Compartió escena con destacados actores como Rosa Felipe, Ángel Toraño, Rafael Linares e Hilario Ortega.

También se le recuerda por su papel en "Medea en el espejo", considerado el mejor programa de televisión en julio de 1961, donde interpretó al personaje de "Perico Piedrafina". Otro papel notable fue el de "Lucas Fundora" en la telenovela "Tierra o Sangre", retransmitida por el Canal 6 en 1976. Además, dio vida a "Míster Danger" en "Doña Bárbara" y al agente de la Seguridad del Estado "El Chino" en "Para empezar a vivir". Su versatilidad quedó de manifiesto en series como "Julito el pescador", retransmitida por la televisión cubana, y más tarde en "La frontera del deber", de los años ochenta.

En los primeros años de la Revolución, cuando se produjo el éxodo de figuras, artistas y técnicos ya establecidos en la televisión y el teatro cubano, Alejandro Lugo fue uno de los grandes talentos que permanecieron en el país. Su compromiso con el arte y su destacada labor como pedagogo lo consolidaron como una figura esencial en el difícil arte de la actuación dramática. 

Teatro

La prensa de la época elogió sus actuaciones en obras destacadas. Junto a Violeta Casal, participó en "Veinticuatro rosas rojas", presentada en la Sala Arlequín, y en "Desviadero 23", del Patronato del Teatro, por la que recibió el codiciado Trofeo "Talía" y el premio "Antillana" en 1956. Nuevamente junto a Violeta Casal, protagonizó "La Madre", seleccionada como la obra más destacada de 1962 y una de las más vistas a nivel nacional.

Cine

La trayectoria cinematográfica de Alejandro Lugo es extensa. Un total de veintiséis películas avalan la calidad de este actor. Antes de 1959, participó en siete filmes coproducidos entre Cuba y México, entre los que destaca "Siete muertes a plazo fijo" (1950), donde interpretó al personaje del bandido "Siete caras" y compartió el set con actores como Ernesto de Gali, Raquel Revuelta, Eduardo Casado, Rosendo Rosell, Maritza Rosales, Juan José Martínez Casado, Adolfo Otero, Gaspar de Santelices y Manolo Coego. Este filme marcó el comienzo de un nuevo género, el "thriller-a-la-cubana", una trama de misterio mezclada con comedia y escenas musicales, al ritmo de las composiciones del destacado Osvaldo Farrés.

Además, Lugo trabajó en "Casta de Robles" (1953), un drama rural escrito por Álvaro de Villa, con dirección musical del maestro Félix Guerrero y bajo la dirección del español Alfredo Fraile, quien mostró magistralmente la belleza de los campos cubanos. En esta película compartió el protagónico con Xonia Benguría, Ángel Espasande, el mexicano David Silva, Santiago Ríos, Ricardo Dantés y Antonia Valdés. En 1954, rodó "La mujer que se vendió", de Agustín Delgado, basada en una radionovela escrita por Félix B. Caignet. En 1957, participó en "El farol en la ventana", dirigida por Juan Orol y protagonizada por la actriz Mary Esquivel.

Con la creación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Lugo consolidó su carrera al participar en diecinueve películas. Entre ellas se encuentran "Tulipa" (1967), dirigida por Manuel Octavio Gómez, junto a Dalia Anreus, Daisy Granados y Omar Valdés; "Río Negro" (1977), de Manuel Pérez Paredes, seleccionada entre los filmes más significativos del año y galardonada con el Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Moscú en 1977; "Retrato de Teresa" (1979), de Pastor Vega, con Daysi Granados y Adolfo Llauradó, que recibió numerosos premios en certámenes nacionales e internacionales. Otras películas importantes incluyen "Guardafronteras" (1981), "El señor presidente" (1983), "El corazón sobre la tierra" (1984), "Otra mujer" (1986), "En tres y dos" (1986) y "Visa USA" (1986), una coproducción entre Colombia y Cuba, dirigida por Lisandro Duque Naranjo. También actuó en "Entre tres y dos" (1993).

Opiniones

Son muchas las personas que lo recuerdan con afecto. Alden Knight comentó: "Fue más que un maestro, como un padre, que lo aconsejó y ayudó a abrirse paso en el apasionante y a la vez difícil sendero del arte. De su mano generosa se integró al selecto grupo de profesores de la Escuela de Formación de Actores del ICRT, de la que se nutren los micrófonos y las pantallas a partir de los años setenta del pasado siglo.

Cuando la guerra civil española, emigraron hacia Cuba personalidades del teatro en España que formaron la Academia Libre de La Habana, entre ellos José Rubia Barcia. Traían todo el conocimiento del teatro europeo, con una técnica de primera. Y los alumnos "chiquilines", los más jóvenes del grupo, eran Antonio, Ñico Hernández y Alejandro Lugo. De ese grupo salieron Julio Martínez Aparicio, Modesto Centeno, Marisabel Sáenz y otros que después formaron la Academia de Arte Dramático.

En Alejandro Lugo quedó un maestro, y gracias a él, además de ayudar a los actores más jóvenes, el ICRT le debe la Escuela de Formación de Actores. Él fue quien estuvo al frente de esa escuela. De allí surgieron muchos buenos actores y actrices, como Susana Pérez, Natasha Díaz, Yolanda Ruíz, Idelfonso Tamayo e Irela Bravo, entre otros. Fue un gran maestro; sus alumnos aún hoy hablan con amor de él, de Alfredo Perojo y de Alden Knight, que también fueron profesores allí".

No he podido olvidar la frase de Alden en la despedida de duelo de Alejandro Lugo: "Ha caído un roble". La actriz Fela Jar relató una anécdota que refleja la calidad humana de Lugo en el contexto de la formación de actores en el ICRT: "Alejandro Lugo, junto con Bellita Borges, una gran compañera y primera figura también de Crusellas y Compañía, se dedicaban en época de Reyes a pedir juguetes a los artistas. No importaba si eran nuevos o usados. Pasaban las noches arreglándolos y poniéndolos como nuevos. Después recorrían los barrios humildes de La Habana para entregarlos a los niños más pobres. Eso ocurrió en los años finales de la década de los cincuenta".

El 25 de enero de 2021, Alejandro Lugo dejó de existir físicamente, pero su legado como actor y pedagogo de la televisión cubana perdura en la memoria de todos quienes lo conocieron y aprendieron de él. Su contribución al cine, al teatro y a la formación de generaciones de actores sigue siendo una huella imborrable en la historia cultural de Cuba.

 

 

 

 

 

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