Hablo del espacio de las noches de viernes “En el mismo lugar” una complicidad surgida entre el director Juan Pin Vilar, el músico y comunicador Jorge Gómez y un Equipo de realización así con mayúsculas.
Lo primero que resalta en el resultado final del espacio es su intención didáctica, no se si es una propuesta del colectivo, pero todo parece indicar que si, pero es una educación activa y no esa a la que en ocasiones nos tiene acostumbrada la pequeña pantalla de una entrega de información pasiva, bancaria como le llaman en la pedagogía.
Lo anterior por supuesto responde no solo al talento del director y a la buena realización del equipo de producción, sino que Jorge Gómez es mas allá de las profesiones ya citadas, maestro.
Cuando le adjudico el calificativo de maestro, no me refiero a ese uso que hoy en día se le da en el argot popular, ahora todo el mundo es maestro, sino que hablo del ejercicio eminentemente docente que despliega Gómez en cada audición de “En el mismo lugar”
Jorge Gómez, su escritor y conductor, lo apreciamos como buen músico, como el director del mítico y ya antológico Grupo Moncada, y por supuesto, los que le hemos seguido por su espacio en Radio Progreso y ahora en este de la televisión, encontramos a un comunicador en el que confluyen las normas que exige una buena comunicación, entre ellas, la autenticidad, la sencillez, el lenguaje entendible sin ser chabacano, el dominio del tema, la amplia cultura musical y general, la imagen elegante sin caer en brillos y oropeles, y lo que resume todos los anteriores atributos, el logro de una comunicación efectiva con el televidente en un cara a cara no siempre fácil de lograr, sobre todo, cuando hablamos de esa antitesis de comunicadores que crecen y se propagan como la verdolaga en nuestros medios de comunicación sociales.
De todo lo anterior hay algo que siempre he pensado con relación a Gómez, no ahora que lo disfrutamos cada noche de viernes en “El mismo lugar”, sino en cada una de sus intervenciones en los medios, y es la pedagogía que inserta en su estilo personal de comunicación, no se si se desempeña como maestro, o si lo ha hecho en algún momento, pero sus intervenciones en este espacio, se erigen como clases que me atrevería a aseverar sin llegar a fanatismos y apasionamientos como magistrales, sobre todo, porque muchos de los elementos que fundamentan las teorías de la dinámica del comportamiento humano y de la pedagogía en la enseñanza, son herramientas que Jorge maneja con facilidad, aunque es posible que lo haga inconcientemente, pero madera de educador tiene y lo demuestra con creces.
Ese control que proyecta en cada uno de sus comentarios, aún con aquellos relacionados con intérpretes o agrupaciones de su preferencia, lo sabe decir con mesura y equilibrio, y sabe manejar con destreza las motivaciones que provocan en el televidente sus necesidades, esencia del comportamiento humano, conversando como si estuviera en una reunión de amigos o en un aula, ese es el sentido que desde nuestra subjetividad percibimos en cada entrega del espacio musical – educativo de los viernes, y por ello, logra como decimos en el argot popular enganchar al televidente, que es lo mismo que hacerlo poner en práctica sus intereses, concepto que hay cierta tendencia a igualar con motivación, cuando en realidad el primero se refiere a cuando la persona es capaz de buscar información acerca de lo que le ha motivado.
Decía el eminente pedagogo y psicólogo Félix Varela, que «la teoría sin práctica es puro verbalismo y la practica sin teoría, mero empirismo» y esto es un principio que Jorge Gómez lleva hasta sus últimas consecuencias, te da la información, pero te la muestra a continuación con una selección de videos y otros grabados en estudio que hacen posible la comprensión del mensaje teórico transmitido. Sabe sobre todo relacionar hechos, momentos, intérpretes, géneros, etapas, y armar una buena historia temática en cada una de las emisiones.
No es menos cierto que esta apoyado en un excelente trabajo de investigación, en un guión que sobresale a las claras, pero esta el arte de la comunicación, que cuando se trata de que el televidente no solo conozca o se entere, sino que aprenda, ya exige de otras condiciones que en la palabra de Gómez y la dirección de Juan Pin están presentes.
Convencido estoy de que no soy el mas indicado para ponerle el apellido a este musical de educativo, pero así lo percibo, y soy asiduo al mismo y de el he aprendido y he descubierto muchas pero muchas cosas, que seguramente también a una gran mayoría le ha sucedido igual.
Un espacio con secciones, pero no fijas, programas que son dedicados a la obra de un compositor, de un músico o un interprete, o como la ultima oferta que fuera dedicado a la vida y obra de uno de nuestros mas completos cantantes, Augusto Enríquez, ocupando todo el espacio el excelente documental realizado por Armando Padrón
El balance no solo semanal de lo que presenta en su conjunto, con objetivos y súper objetivos bien trazados que permiten darle una unidad al espacio, y cuando digo unidad, y no quiero ser reiterativo, hablo de esa unidad que nos trazamos los profesores en cada una de las clases que preparamos. Eso es lo que sucede desde mi óptica como profesor con “En el mismo lugar” y es aquí donde se hace más loable y presente el trabajo de dirección de Vilar.
A todo lo anterior habría que añadir la presencia de un trabajo de equipo, que se observa no solo en el transcurso del espacio, sino cuando nos llega el momento de la despedida con los créditos finales que sentimos esa sensación o ese deseo de que la clase magistral que hemos estado recibiendo continúe.
Hoy en día se hacen muchos intentos en lograr musicales cubanos genuinos, como aquellos que disfrutamos en el siglo pasado y hablo de Música y Estrellas, Buenas Tardes, o caminando mucho mas en el tiempo “Fin de semana en TV” o aquellos inolvidables Show del mediodía con Pinelly o “En la viva” con nuestra Consuelo Vidal, pero en realidad, casi siempre en los nuevos proyectos se nota un estilo repetitivo, programas que no responden a un objetivo, que intentan parecerse a modelos foráneos, sobre todo en la forma de conducción – animación, pero “En el mismo lugar”, además de no parecerse a otros, porqué es un producto original y bien pensado, es en su esencia moderno y cubano, y cito estos dos conceptos, el de moderno y cubano, porque desdichadamente, muchas “mentes” piensan que para ser moderno hay mas que copiar , imitar a los modelos foráneos.
Por otra parte, haciendo historia, este espacio llegó en un momento ideal, sobre todo por lo recargada que estaba la televisión de salsa, reguetón, rock y orquestas con temas interminables, propios de bailes populares y no de la pequeña pantalla., añadiendo una verdad de Perogrullo que no es otra, de que hay una generación que amó con mucha intensidad a la Nueva Trova, pienso que con la misma fuerza con que también amó a Los Beatles o a lo mas representativo de la década prodigiosa y este espacio nos devuelve a aquellos tiempos, con la dosis adecuada, sin convertirse en un programa del ayer, y por aquí anda uno de sus grandes logros, el buscar ese punto de encuentro entre el ayer y el presente, sin dejar de proyectar el futuro, tarea difícil, pero se logra.
El programa sazonado con secciones como la de “Aquí y ahora” y el “El clip nuestro de cada día” entre otras dan una estructura al espacio que va de lo particular a lo general, y siempre al final recordamos y aprendemos algo nuevo, al igual que cuando se incluyen interpretes o agrupaciones foráneas, sabe colocarlas allí, en el mismo lugar.
A los meritos de Gómez, hay que añadir los del equipo dirigido por un talentoso y siempre joven Juan Pin Vilar, que a fin de cuentas es el responsable mayor del resultado obtenido. Un excelente trabajo de cámaras y de fotografía, una edición y un sonido hecho con ganas, en fin, un ambiente agradable, intimo, sencillo, sin grandes pretensiones que este colectivo que acertadamente sabe conducir Juan Pin, nos regala cada noche de viernes, un espacio no solo para jugar a dos manos con la nostalgia y el presente, sino para reafirmar lo que sabemos y sobre todo, para aprender a asociar música, autores, interpretes y géneros en el tiempo y en el espacio.
Sin lugar a dudas, no le falta ni le sobra nada porque “En el mismo lugar” esta precisamente, en el lugar exacto.