En pantalla

¿Cuál es la clave del éxito? ¿Cómo lograr posicionarse en el panorama musical cubano? ¿Qué resortes mueven a las disqueras a incluir en sus catálogos un artista novel? Todas estas interrogantes y muchas otras son el hilo conductor de un programa musical que intenta encontrar La Fórmula, si es que existe alguna, en este angosto camino de la música.

Con un horario algo difícil, los lunes en la tarde, La Fórmula ha llegado a oxigenar las maneras de hacer musicales en televisión. Dos de los factores determinantes para que así sea son el empaque y la interesante premisa que defiende. Son pocos los programas de este corte que manejan un concepto más allá de la música. Aquí la estructura permite ir adentrando al espectador en temas y reflexiones referentes al mercado musical en Cuba y el mundo, los géneros más favorecidos, los intereses de las disqueras o la manera en que se debe vestir un producto musical para que sea atractivo.

Michel Hernández San Juan es el director y guionista del espacio. Su experiencia como músico y director del grupo Gitanos, además de sus coqueteos con la producción musical y la realización de videos clips, han favorecido a la puesta en pantalla, influenciada por géneros audiovisuales como el reality, el clip y los programas de entrevistas. El resultado es de un gusto impresionante, demostrando que la creatividad puede salvar cualquier proyecto.

Fundir las experiencias de músicos consagrados con otros en busca del éxito resulta una de las mayores ganancias de La Fórmula. Entender que no hay receta exacta para lograr posicionarse en el gusto de los públicos es imprescindible tanto para músicos como espectadores, muchas veces sorprendidos del “anonimato” de artistas con propuestas impecables.

Una sección clave dentro del programa es la que se encarga de mostra, sin filtros ni colores, los fenómenos que conducen a que una propuesta artística sea favorecida por encima de otra con valores semejantes. Especialistas del disco, diseñadores de imagen, directores de videos clips, entre otros expertos, van construyendo desde sus experiencias, senderos posibles, pero también límites de los que el mercado y el arte no escapan.

Yaima Carrabeo tiene a su cargo la conducción del programa. La cantante devenida conductora posee una larga carrera en televisión, pero La Fórmula representa para ella un desafío del que no siempre sale ilesa. Los momentos de la entrevista resultan los más incómodos para la Carrabeo, quien tiende a forzar la empatía con los entrevistados y a abusar de su sonrisa. La ayuda, eso sí, el conocimiento de los procesos en la industria musical; el estar en esos mismos zapatos: la búsqueda de un rincón para la realización profesional.

De los seis artistas noveles que se presenta en esta primera temporada de La Fórmula solo uno tendrá la oportunidad de grabar un video clip que le permita visibilizar su música en los medios. Tal iniciativa representa una gran ayuda a los artistas emergentes, esos que día a día trabajan desde el amor y el compromiso.

A La Fórmula lo que más le golpea como producto es el horario. Un programa con intenciones tan loables como este necesitaba un mejor posicionamiento en la parrilla. Stras temporadas se materializan, esperemos que el horario cambie para el disfrute del público y la promoción de los músicos invitados.

La fórmula de este programa y de todo aquel que aspire a andar por los caminos de la música es entender que no existe fórmula. Solo el trabajo, la entrega y la persistencia nos acerca al éxito.