La Columna
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- Escrito por: Frank Padrón
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Para ofrecer una vida mejor a su familia en la zona rural, el joven Mateus acepta un trabajo en alguno de los llamados vertederos de Sao Paulo, pero se ve atrapado en un mundo de corrupción y tráfico de personas. Es la sinopsis del filme que volvimos a presentar en “De Nuestra América” como emisión final hasta septiembre, en que volveremos a la programación normal tras el receso veraniego.
Me refiero a Siete prisioneros de 2021, segunda obra del brasileño-norteamericano Alexander Moratto, tras su debut con Sócrates, en 2018, que también exhibiéramos aquí y se ocupa también de conflictos durante la adolescencia.
Más que la crónica de la esclavitud moderna, las opciones que la pobreza en el campo brasileño ofrecen a una juventud dispuesta a ayudar a su familia y los engaños inescrupulosos de patrones y delincuentes de cuello blanco para obtener mano de obra – recursos parecidos a los que usan con muchachas para la prostitución-, Siete prisioneros, además de focalizar con fluidez narrativa y fuerza dramática tales hechos, propone sobre todo una reflexión en torno a la desvalorización y la corrupción moral de esos jóvenes que, como el protagonista, ceden ante la tentación de una vida más fácil traicionando sus principios, sus códigos y a sus compañeros.
Entre un naturalismo sin excesos -cámara en mano, discreta y funcional banda sonora- y momentos de simbolismo poético, Moratto afianza su precisión directriz al plasmar en tono de thriller que avanza en un bien llevado arco diegético donde las peripecias van plasmando los sorprendentes giros que va adquiriendo la historia brillantemente coescrita con Tayná Mantetsso, se luce en la delineación nada maniquea, llena de matices y claroscuros de sus personajes, incluyendo el “malo” que significa el “gángster en jefe”, asumido por un desaliñado Rodrigo Santoro, quien alejado de sus papeles habituales de galán, ofrece otra de sus maduras y centradas interpretaciones.
Lo mismo puede afirmarse de Christian Malheiros como Mateo, quien repite con el director tras protagonizar también su anterior filme, Sócrates y el resto de sus compañeros de reparto, dentro de una puesta donde también sobresalen la fotografía de Joao Gabriel de Queiroz y la música de varios compositores.
Filme de sutilezas y profundas contradicciones que invitan al análisis y la reflexión, Siete prisioneros es, sin dudas, uno de los mejores títulos del cine brasileño en lo que va de siglo.
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- Escrito por: Frank Padrón
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Billy Lozano es un músico que pasa por una etapa difícil en su vida personal y profesional, cuando una nueva vecina, fan de la fracasada banda que integró, lo empuja a retomar el micrófono.
Se trata de la comedia que estrenamos recientemente en “De Nuestra América”: Amor y matemáticas, de 2022, y dirigida por la mexicana Claudia Sainte-Luce.
Partiendo de un guion agudo e ingenioso que escribiera Adriana Pelusi, la cineasta, a quien debemos otros títulos de no poco interés como Los insólitos peces gato, La caja vacía o El reino de Dios, erige una obra que desde los minutos iniciales equilibra humor y romance, dentro de una historia que puede resultar caótica y un poco anárquica pero que conserva el ritmo y la coherencia durante su desarrollo.
El filme combina de manera satisfactoria tanto la proyección de lo íntimo y personal (los límites capaces de trascender alguien por validar la autoestima y explotar sus potencialidades humanas y sociales) como lo más general, al emitir una sátira no demasiado corrosiva pero en definitiva funcional a la vida suburbana y el vacío y las limitaciones de la clase media alta en el México de hoy mismo, aunque el alcance trascienda esas coordenadas temporales y espaciales.
De cualquier modo, el relato , dentro de la ligereza de su tono y la ironía de su intención satírica, no deja de solidarizarse con la vulnerabilidad humana y sus desafíos, para lo cual diseña situaciones y personajes que van más allá de clases y especificidades desde una perspectiva esencialmente ontológica que borda desde una escritura tan divertida como inteligente, plasmada en una puesta donde la mayoría de los recursos se explotan con suficiente eficacia y donde sobresalen las actuaciones de Roberto Quijano, Diana Bovio, Daniela Salinas y el resto del elenco.