La Columna
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- Escrito por: Frank Padrón
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Entre las propuestas de Cubavisión en la temporada estival figura Música. Entre nos (martes en la noche).
Con guion / dirección de Mireya Llorca (esta última compartida con Emilio Vega en el rubro general), asesoría de Sonia Perez Casola y una amplia y variada producción (Yenia Castañeda, Hector Galán, Ana Belkis Hernández y Duke Espinosa), el espacio descuella sobre la media de programas de su tipo, abocados generalmente a la alternancia de números musicales y breves entrevistas al uso.
No es que este prescinda de ello, pero fue concebido con apreciable originalidad al ofrecer piezas y sobre todo arreglos, combinaciones y hasta formatos específicamente ideados para cada emisión.
Colegas de cada invitado testimonian sobre este e interactúan con él durante los 27 minutos del espectáculo, ya sea presencialmente o en el estudio.
Otra innovación es que cada espacio incluye el siguiente músico al que se dedicará el próximo, de modo que se establece una sutil interrelación en todo el ciclo.
Acierto indudable es el diseño gráfico de Raudel Diaz, que derrocha colorido y gracia desde los créditos a la escenografía, donde varios cuadros de rasgos contemporáneos y un set discretamente iluminado, con unas ligeras cortinas de fondo sirven de propicio marco que acentúa la atmósfera festiva pero sin recargamiento, lo cual matiza una iluminación donde se potencia el claroscuro o luces más vivas según los momentos de diálogo o solfa.
Las cámaras alternan planos medios o generales, y zooms que dinamizan la espacialidad con un criterio muy actual y creador, superando el anquilosamiento que padecen ciertos programas similares.
La conducción de Bárbara Sánchez Novoa, profesional como siempre y basada en un libreto inteligente, que propone acercamientos esenciales a los entrevistados, aporta gracia y simpatía a diálogos y presentaciones; solo sugeriría no insistir tanto en la “exclusividad” del programa lo cual genera cierta redundancia.
La excelencia interpretativa y el amplio espectro del compositor, arreglista que es ese “pianoman” llamado Emilio Vega (autor además del tema de presentación); el “rey del laud” Barbarito Tórres o la musicalísima Beatriz Marquez centralizaron sendos programas junto a compañeros suyos afines, importantes dentro de las respectivas trayectorias.
Así, pudimos escuchar a nuestra exquisita cantante interpretando temas menos conocidos de su padre René Márquez, ser acompañada al piano por el virtuoso José Portillito en un bolero de Oscar D' León , con Yohana Peña y el grupo Cauce incursionar en el bossa nova y hacer dúo junto a Alwin Damián, para un delicioso cierre “con tutti”.
Antes, las cortinas se descorrieron para reverenciar a Emilio Vega, quien compartió la media hora con El Nene y Estrellas de Areíto, Lester Lez, Vania Borges y el Chino Verdecia sin olvidar al “laudista mayor” Barbarito Tórres, próximo invitado , quienes armaron entre todos un riquísimo meddley de música campesina.
El veterano maestro de ese especial cordófono a su vez contó con la grata compañía de Orlando Vistel, Zahily La Margarita (solista de su agrupación El Piquete Cubano), Ivan Valiente, el contrabajista Pedro Pablo y el ensemble Solistas de la Habana (trasladando una vez más lo popular a lo sinfónico en armonioso maridaje).
Moderno en cuanto a lenguaje televisual, enjundioso a nivel de conceptos e información, aunque aun quedan varias emisiones, puede afirmarse desde ya que Música. Entre nos resulta una de las mejores opciones del verano en TV.
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- Escrito por: Frank Padrón
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Recientemente, el espacio "El Cuento" (CV, jueves en la noche) invitó a uno de los mejores cultores del género literario: el norteamericano Raymond Carver (1938-88), quien desarrolló, mediante su estilo minimalista y conciso, un estudio agudo sobre la complejidad humana, empleando a veces el llamado "realismo sucio", otras, la más afilada ironía, y siempre ofreciendo relatos motivadores y polisémicos.
Aunque también poeta, fue como prosista que descolló en el panorama de la literatura estadounidense, sobre todo en las décadas del 60 y el 70 del siglo XX, mediante libros como Will You Please Be Quiet, Please? (1976) o Cathedral (1984), ambos nominados al premio Pulitzer.
Su cuento Neighbours (Vecinos), publicado por primera vez en el número de junio de 1971 de la revista Esquire, fue adaptado y dirigido para el referido espacio de la TV cubana por Elena Palacios, sin dudas una de nuestras mejores realizadoras audiovisuales, como demostrara hace poco la serie Los gatos, las máscaras, las sombras, sobre la violencia de género, muy aplaudida por crítica y público, así como otras obras en las que ha estado involucrada en tanto guionista, directora y/o asesora.
Ilustración de Jean Lagarrigue para el cuento “Neighbors”, de Raymond Carver, publicado en Esquire Classic, (https://classic.esquire.com) el 1° de junio de 1971
Vecinos presenta dos parejas que habitan cercanas en el mismo edificio. Una de ellas, de alto estándar social, viaja con frecuencia y pide a la otra —más modesta— que, durante una de esas ausencias, le cuide su apartamento, alimente la gata, riegue las plantas...
Pero los Millers, encargados por los Stones de esa tarea, convencidos de que sus vecinos llevan una vida más rica e intensa que la de ellos (aunque, según el narrador, "eran una pareja feliz. Pero de cuando en cuando tenían la sensación de que en su círculo de amistades se les había relegado —y sólo a ellos— un tanto") realmente comienzan a remedar el estilo de aquellos.
Cada uno por su parte, aunque ocultándoselo mutuamente, se pone la ropa, bebe las bebidas, se acomoda en la cama, hurga en los medicamentos... de los vecinos ausentes. Llama la atención que cada visita parece despertar la pulsión sexual del matrimonio.
Carver discursa en torno a la visión (tan cara a Kierkegaard) sobre la inconformidad de ser uno mismo e imitar al otro, algo que trasciende la condición meramente humana para rozar cimas trascendentalistas: la pugna entre lo temporal y lo eterno.
Los Millers del cuento encuentran un paliativo al aburrimiento, la soledad y la rutina de sus vidas en el intento de aprehender, mediante fugaces acciones y apropiaciones materiales, el éxito y la presunta realización de los Stones, pero el desenlace va a cerrar (metafórica y literalmente) esa posibilidad.
En su lectura televisual, Elena Palacios resuelve, mediante un recurso fotográfico, las diferencias sociales de las parejas involucradas: blanco y negro para la vida en el apartamento propio de los "cuidadores"; color para las escenas en que pasan al de los vecinos, en clara referencia a las coordenadas idéicas y conceptuales que traza el relato.
La eficaz labor del fotógrafo Javier Urrutia en la plasmación y contraste de tales espacios (también simbólicos) actúa, sin dudas, como un mérito del audiovisual. Pero si tal efecto (realmente bastante empleado para estas y otras contraposiciones diegéticas) cumple su objetivo dramático, mucho más creativo resulta el diseño de banda sonora (de la propia directora), en el que la convivencia aparentemente ecléctica de estilos musicales diversos y la expresividad de ciertos sonidos refuerzan el discurso subyacente en las acciones y diálogos del relato. Algo que la inteligente planimetría (la cual inserta, mediante reveladores encuadres y enfoques diversos, las figuras humanas al escenario físico) complementa, logrando una simbiosis con la que juega el autor en el texto literario para emitir su tesis.
Si bien la proyección del cuento es universal y atemporal, ciertos detalles entran enperfecto contexto, ese hic et nunc tan cubano (las dudas acerca de si la pareja ausente volverá de su viaje).
Las actuaciones de Tahimí Alvariño y Roque Moreno como los Martins figuran entre los incuestionables valores de la puesta: los envéses, reveses y secretos de sus personajes, la manera sutil en que entran en el terreno de lo lúdico y lo clandestino respecto a ellos mismos y a los ausentes, son captados y transmitidos con elegancia y convicción por ambos intérpretes.
Vecinos es, sin dudas, un momento destacado de la programación dramática en TV. Esperamos continúe tal alcance, desde la selección de textos hasta la plasmación así de satisfactoria en el lenguaje audiovisual.