Este programa realizado por Juder Laffita tiene como premisa acercarse a un público más amplio para estimular el gusto por las artes visuales

La presencia de las artes plásticas en la televisión cubana ha tenido mayor sistematicidad con el nuevo milenio. Uno de los programas referentes a la programación de artes plásticas y que responden a los intereses de la política de programación de la televisión cubana es Arte Video, sin dudas, un programa de autor. Su creador, Juder Laffita, sobre quien he presentado un artículo anteriormente en el sitio En Vivo (www.envivo.icrt.cu), es capaz de asumir el reto de la producción total y del diseño gráfico, así como de la selección de los autores a tratar en su espacio. Entrevista a los artistas, realiza las filmaciones como camarógrafo, concibe la fotografía, edita los materiales, conforma el diseño sonoro, así como el diseño gráfico, y distribuye las propuestas a lo largo del año en el canal Cubavisión.

Solo en algunos casos más complicados solicita la intervención de un camarógrafo o un sonidista. Asimismo, por la complejidad del trabajo informático en el diseño gráfico de algunos audiovisuales, interviene un experto. La eficacia en el proceso de realización se apoya en la reducción del tamaño de la tecnología, además de un currículum en el cual puede apreciarse la capacitación a la cual ha tenido acceso. Esto lo convierte en un artista del audiovisual.

La idea del programa partió del propio Laffita, quien venía trabajando con un programa cultural de CHTV, cuando no existía aún el Canal Habana. En aquella época, este teleasta preparaba cortos sobre artes visuales. Una vez que se creó el Canal Educativo, le solicitaron introducir un proyecto en el cual comenzará a insertar materiales con temáticas del arte contemporáneo cubano. Como característica, debería brindar varias informaciones y ser muy dinámico. De ahí que en un mismo material ofrece la mayor cantidad de información posible, aunque dependerá de las características del artista y del tema en cuestión. El objetivo principal, según refiere el realizador, es la promoción del arte cubano contemporáneo.

Laffita concibe un material largo, uno corto y otro cortico, nomenclatura que utiliza el propio autor en el programa. Así, la duración aproximada de las obras será de 10 a 12 minutos para el largo, de 8 minutos para el corto y de 5 minutos para el cortico. Ha sido una constante en cada emisión el estreno de algún audiovisual y, asimismo, la reposición de materiales con anterioridad colocados en pantalla. Esto permite a Laffita promover la obra de los artistas por mayor tiempo y dirigir la mirada del público hacia determinada estética. Dentro de las manifestaciones artísticas, la pintura ha tenido mayor protagonismo a lo largo de estos años, aunque hemos podido verificar la presencia de otras manifestaciones como la fotografía, la cerámica y el grabado.

Coincido con el realizador en que el resultado de las obras no puede clasificarse dentro del video arte, pues sus materiales intentan indagar en los universos simbólicos de los artistas, aspecto que lo diferencia de esa otra manifestación visual. Sin embargo, ciertos materiales clasificarían, sin dudas, dentro de esta categoría por la ausencia de análisis y la propuesta directa de la obra, características que sobresalen en los corticos.

A mi juicio, en los audiovisuales hay una intención de ahondar en la obra, la técnica, las motivaciones y, en este sentido, el largo y el corto tienen mucha vecindad con el documental sobre artes plásticas. Para Juder Laffita, el programa se conforma en un 70 % con la obra del artista y en un 30 % aportado por el realizador. Generalmente, se graba en el estudio de los artistas, pues la promoción del espacio y de las piezas en su lugar de concepción resulta importante para comprender aún más sus contenidos. Si hay algún motivo reiterado en las piezas seleccionadas, se incorpora material filmado previamente por Juder o bien este se vale de su archivo personal de imágenes (el mar, un palmar, la noche, la ciudad) para apoyar su trabajo.

Del mismo modo, Laffita aporta el diseño de sonido. La atmósfera bulliciosa de la ciudad, el batir de las olas frente al mar, el canto de las aves, ayudan a concebir las piezas, al tiempo que le aportan nuevos sentidos. La música acorde a la visualidad y a las preferencias del artista plástico contribuye a ambientar los materiales. La música interviene no espontáneamente, sino con un sentido más consciente en estrecho vínculo con la poética representada. Para apoyar el diseño gráfico Laffita emplea iconos predeterminados que vienen en el paquete del software de edición AVID, los transforma y los rehace acercándolos más a la visualidad del artista.

En cuanto a su recepción, al ser exclusivamente artístico, Arte Video no puede aspirar a una audiencia masiva, si bien posee un formato con la calidad suficiente como para ser incluido dentro de la programación de Cubavisión, el canal de todos. Sin embargo, paradójicamente, no está concebido como un producto de “alta cultura” sino, por el contrario, como se ha mencionado, Arte Video tiene como premisa acercarse a un público más amplio para estimular el gusto por las artes visuales.

Por último, sería muy interesante revisar, en otra ocasión, el trabajo de Juder Laffita con el sello discográfico Colibrí, donde música y arte se entrelazan para crear un producto que complementa las acciones de divulgación de la música cubana.

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