El diseñador escenográfico y director de arte, Alberto Pauste Rojas, es graduado de Diseño Industrial y su primer puesto laboral lo asumió como diseñador mecánico en las Guaguas Girón. Esa breve síntesis no expresa realmente cuál es su formación, pues desde niño asistió a la mejor escuela de cómo hacer televisión en Cuba: el ICRT.

Alberto es hijo del diseñador Alberto Pauste Ruíz, quien comenzó como pintor, hasta llegar a ser escenógrafo de CMQ, especialidad a las que dedicó largos años. Pauste Ruíz, ya fallecido, fue un creador con amplios conocimientos culturales que llevaba a su pequeño a los estudios, favoreciendo que quedaran en la mente infantil recuerdos imborrables de cada rincón del edificio de M, que, en muchas ocasiones, exploraba junto a uno de sus compañeros de travesuras, Pachito Alonso.

Los olores característicos de las plantas naturales y de las pinturas utilizadas en las escenografías, las puertas del lobby, el dinámico movimiento de las carretillas que acarreaban decorados, el rápido transitar de los actores que, en un santiamén, trastocaban sus vestuarios y alternaban radio y  TV, sembraron en él ,la vocación que  lo llevó a matricular Pintura en el curso para trabajadores de la Escuela San Alejandro, con el fin de adquirir habilidades que después pudo incorporar a su pericia profesional, pintando telones para el Teatro Lírico, el Ballet Nacional de Cuba, el Teatro América y en la creación de obras de arte utilizadas en su labor televisiva.

Al recordar sus primeras experiencias en la práctica audiovisual, rememora que no era usual iniciarse en programas de envergadura. El recién llegado era recibido por avezados especialistas, que ponían a prueba a los novatos y él, a pesar de ser graduado de Diseño e hijo de un técnico prestigioso no entró por la puerta ancha, sino por la del esfuerzo. Cumplió tareas como montador, pintor, atrezzista y al dominar esas habilidades le fueron asignados empeños mayores.

 “Sí te veían preparado, te daban un programa pequeño en cuanto a complejidad escenográfica, por ejemplo: Agenda abierta. Después eran musicales sencillos, hasta transitar gradualmente a grandes espectáculos”.

El fogueo de ese sistema de aprendizaje le ofreció seguridad para diseñar la escenografía de programas de diverso cariz, significativos espectáculos y galas, entre ellos: el Festival de la Canción OTI, 17 Premios Lucas, Cuerda Viva, el Festival del Habano y Bailando en Cuba; además de asumir el rol de director de arte en publicidad, producida por empresas extranjeras para importantes trasnacionales y otros formatos.

Respecto al tránsito de diseñador a director de arte explica cómo a esa evolución ha contribuido el cúmulo de experiencias y trabajar disímiles géneros durante años. En ambas especialidades ha recibido el Premio Caracol de la UNEAC, en varias ocasiones. Como director de arte de la Empresa de Servicios Escenográficos sus responsabilidades son mayores, al implicarse en todas las producciones que requieren atención, pero no olvida trasmitir sus conocimientos a los estudiantes de la Facultad de las Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA), a los que acompaña en sus montajes.

El Artista de Mérito manifiesta su confianza en los graduados del Instituto Superior de Diseño Industrial, por la formación tan completa que traen de la academia, pero enfatiza en la necesidad de aprender las peculiaridades del diseño en nuestro medio, las habilidades que requiere y cómo todas las piezas que componen la escenografía ayudan al espectador a entrar en el mundo audiovisual que se propone. Por supuesto, esos conocimientos carecerían de significado, en el caso de la ficción, sin la comprensión dramatúrgica de la obra, sus personajes y acciones físicas.

Alberto considera imprescindible profundizar en la conceptualización y los objetivos de cada proyecto, así como conocer las exigencias que imponen los demás formatos pues actualmente los conciertos, festivales, performances artísticos y otros eventos apelan a la escenografía para narrar una historia, representar una personalidad, un producto y comunicarse con el receptor utilizando objetos, luces, colores, planos y dimensiones.

El curtido diseñador se encuentra inmerso en la telenovela “Asuntos Pendientes”, trabajando arduamente e innovando, a pesar de la falta de recursos y la carrera contrarreloj que imponen determinadas circunstancias planteadas por la Covid-19.

Pauste enfatiza en la ausencia de un respaldo material suficiente, que aporte calidad visual a nuestras producciones, viéndose obligado, por ejemplo, a acudir al cartón a falta de plywood o pladur.

Reafirma que aún con recursos de baja calidad se puede hacer magia y lo demuestra junto a sus colaboradores en la rapidez de los montajes y la creatividad de las soluciones, pero el artista no se conforma, recordándonos que la escenografía es una especialidad que ha evolucionado internacionalmente hacia altos estándares, en cuanto al acabado y las texturas, y requiere una tecnología de los materiales actualizada.

Alberto Pauste no se detiene en horarios para entregar un set que lo haga sentir orgulloso, no solo por él, también por la memoria de su padre y la calidad de la puesta en pantalla.

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