En contra de toda la lógica empresarial, la primera demostración de  televisión en Cuba no la organizaron nuestros poderosos magnates de la radiofonía o del cine nacional, o de las transnacionales de las telecomunicaciones o las publicitarias norteñas sino un matrimonio de artistas cubanos:

La historia comenzó cuando en su viaje de novios a New York (EE:UU) María de los Ángeles Santana Soravilla (cantante-actriz)  y Julio Vega Soto (su representante) se deslumbraron al ver por vez primera este invento y decidieron organizar una demostración para que los cubanos lo conocieran.

 

Así, entre el 3 y 12 de diciembre de 1946 - cuatro años antes de que Unión Radio TV, inaugurara el 24 de octubre de 1950, nuestra primera televisora con programación  regular- se realiza su primera demostración pública en nuestro país. En este suceso convergen numerosas primacías:

Es la primera emisión de televisión abierta en nuestro país en tanto se observó en  diversos equipos instalados en varios comercios o entidades habaneras y a la par, es el primer control remoto de señales televisivas cubanas,  pues sus señales enlazaron dos municipios capitalinos: Centro Habana y El Vedado.

No obstante su relevante trascendencia, el evento tuvo una vida limitada que pudiera atribuirse a la  escasez de recursos financieros del matrimonio que lo organizaba.

No obstante, su principal obstáculo fue el gran  malestar provocado por ella, entre los principales ejecutivos radiales cubanos que desde la capital emitían las señales de sus cadenas nacionales que paradójicamente, seguían muy de cerca el desarrollo de la televisión en Norteamérica e incluso soñaban con obtener la primacía de la instauración de la televisión en nuestro país.    

El asunto tomo otro cariz cuando algunos acusaron a Maria y a Julio de timadores, aludiendo que anunciaban una tecnología sin éxito. En esa arremetida, también estuvo Amado Trinidad Velasco -propietario de la cadena radial RHC Cadena Azul, una de las líderes del mercado cubano.

El hecho fue que Trinidad - quien hasta ese momento había mantenido  excelentes relaciones personales y profesionales con María de los Ángeles Santana- se vio impotente al fracasar su intento de disuadir a la artista de realizar tal exhibición y apelo incluso a la medida extrema de rescindirle su contrato en esa planta.

Los anuncios publicados en la prensa cubana de la época refieren que su espectáculo artístico era el más original y grandioso del siglo y que se había mostrado en el famoso Hotel Waldorf Astoria de New York - el 10 de octubre de ese año- al precio de veinticinco pesos por persona y anunciaba el compromiso ulterior de una gira por América del Sur.

Al día siguiente de su estreno, Graciela Gómez Diago, columnista de la sección Crónica habanera del Diario de la Marina, lo califica como:

“Espectáculo de alto interés, sensacional y sorprendente, la demostración del más grande invento del siglo. Se habilitaron amplios locales para que el público con toda comodidad, pueda admirar y darse cuenta de lo que significa la televisión”.

En sus primeras ediciones estuvieron presentes entre numerosas personalidades: los ministros de Defensa y Comunicaciones, el secretario de la Presidencia, el presidente del Tribunal supremo, el Director de cultura del Ministerio de educación. Entre los representantes del cuerpo diplomático estaban los embajadores de Ecuador, Rusia y el Agregado civil de la embajada norteamericana.

Las funciones se realizaron entre las seis de la tarde y la una de la madrugada, con un precio de taquilla que oscilaba entre cuarenta centavos y un peso - según el horario de cada tanda-.

El espectáculo consistía en un show filmado con María de los Ángeles Santana (vedette cubana); Marta Fernández (cantante mexicana); Orquesta Hermanos Palau (Cuba) y de Norteamérica, Neil Fontaine, Paige, Jewet y Kiki -ciclista, cómico y equilibrista de fama mundial-. Sus breves espectáculos improvisados los interpretaron artistas cubanos, mexicanos, venezolanos y estadounidenses contratados por los patrocinadores en las sucesivas rondas.

En ese show Maria fue la intérprete, la cantante y la conductora que explicó además del espectáculo, el alcance de la televisión como medio de comunicación.

Esta revista de variedades y la imagen de los asistentes se reflejaban en la pequeña pantalla en señal conmutada entre el show room de la Agencia de autos Dodge / De Soto -dónde trabajaba Vega- [1]  y el estudio- teatro de Radio Progreso. [2] 

En grupos sucesivos de cincuenta  personas, centenares de visitantes extranjeros, habaneros y residentes en otras provincias con reservaciones previas desde las mismas; vieron asombrados estas primeras imágenes sin sospechar que en lo sucesivo, otras similares se integrarían, en apropiación descomunal, cada vez más a la vida cotidiana de los cubanos.  

Lo que no pudieron evitar los ejecutivos radiales de entonces fue que en esos breves días de diciembre de 1946, se sentara una primacía en Ibero América, gracias a la iniciativa de estos cubanos emprendedores que la realizaron;  no solo de manera independiente a la estructura de poder radiofónico sino enfrentándose a ella.  

Así, nuestra querida María de los Ángeles, fue la primera artista cubana en aparecer en la pantalla televisiva nacional y ello no lo olvido el Instituto cubano de radio y televisión cuando en el año 2003, otorgo en su primera edición, el Premio Nacional de Televisión, por la obra de toda la vida. .

La historia tiene grandes misterios y paradojas:

Años después, cuando algunos de esos ejecutivos inauguraron las primeras televisoras comerciales cubanas y Maria brillaba con luz propia como notable cantante, actriz y conductora; todas las plantas se disputaron la excelencia de su versatilidad en sus programas o espectáculos.   

Décadas después, cuando todos ellos han sido olvidados, Maria de los Ángeles Santana y Julio Vega; son recordados por todo un pueblo que los admira y quiere.

Pasaron a la historia, aun después de su desaparición física, no solo por haber sido grandes artistas sino porque sembraron una semilla que germina una y otra vez en las sucesivas generaciones de hombres y mujeres que han consagrado sus vidas a la televisión cubana.



[1] Entonces en el Centro Gallego de La Habana- calles San José y Prado, municipio Centro Habana-. 

[2] Sito en los bajos del edificio donde radica el cabaret Montmatre. –confluencia de las calles 23 y P, en el Vedado habanero-. 

 

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