La Telenovela es actualmente el género televisivo dramatizado con mayor arraigo en los públicos de diversos continentes, el de mayor comercialización en América Latina y el único producto cultural de habla hispana, posicionado en el mercado anglosajón.

Para Martín Barbero, comunicólogo colombiano, la Telenovela fusiona la lógica comercial y las matrices culturales que la nutren. Este enfoque explica su popularidad y arraigo y revaloriza culturalmente a un género, que pese a la fidelidad ganada en cinco décadas, propicia una perenne polémica.

Los que consideran al género solo como el producto televisivo de mayor rentabilidad, obvian su valor como depositario de la cultura impresa y radiofónica precedente, ya sea como género o como soporte de estrategias comerciales. Entre sus matrices culturales más remotas están: la Novela romántica, el Teatro y el Folletín europeos, especialmente de la Francia y la España del Siglo XIX, que asimilaron entonces el Naturalismo y Melodrama, luego reproducidos en otros ámbitos y productos culturales.

 

En cuanto a la lógica comercial, fue precisamente el folletín francés, quien inauguro el uso de las historias noveladas seriadas como soporte de Marketing y Comunicación Comercial, y generó su masividad, la emisión diaria de una historia fragmentada, el suspenso y otros recursos para captar la atención, así como la estructura dramaturgica y formal del texto, extendidos luego a otros soportes y géneros por la efectividad para retener públicos, que tanto potenciaron después el Cine y la Radio.

Alrededor de 1930, la serialidad y el melodrama, dos de los ejes fundamentales de la Telenovela latinoamericana, alcanzan momentos cumbres en la Región:

*1925: Félix B. Caignet estrena en Santiago de Cuba, el primer dramatizado radial seriado de temática infantil en América Latina (Aventuras de Chilin y Bebita) y luego en 1933 el primer dramatizado seriado para adultos del genero detectivesco escrito por cubanos (Aventuras de Chan li Po), inaugurando ambos géneros radiofónicos en la Región.

*1930: Surge la primera versión radial de la novela en EE.UU., cuando la maestra de escuela, Irna Phillips, escribe Painted Dreams, transmitida por la WGN, emisora del periódico Chicago Tribune.

*1937: El espectáculo radiofónico La Hora Múltiple (surgido 6 años antes), inaugura la primera Radionovela seriada cubana por la emisora CMW (instalada en el edificio del periódico Diario de la Marina, La Habana). Antecedente directo del paradigmático espacio melodramático denominado La Novela del Aire.

*Desde 1930: el Cine de Oro mexicano y el argentino entronizan el melodrama y hasta la serialidad en sus historias sustentadas en la cultura local, el sistema latino de estrellas y la música. Por ello, las industrias cinematográficas y radiofónicas estadounidenses e iberoamericanas devienen los procedentes directos de la versión de la Novela en TV, surgida en su versión anglosajona en EE.UU. durante Diciembre del 1950.

En 1950, Brasil, México y Cuba, en ese orden, inauguraron sus primeras televisoras que en muy corto plazo incluyeron historias de amor en sus dramatizados unitarios.

Hoy nos referimos a la primera Telenovela de continuidad en habla hispana, surgida en La Habana, el 1ro. De Octubre de 1952, cuando el Canal 6 (CMQ-TV) estrena el espacio La Novela en Televisión, a la 1.30 p.m., con una frecuencia de Lunes a Sábado con 35 capítulos. Esta primera serie, escrita, producida y dirigida por el escritor, dramaturgo y productor radial Mario Barral, tuvo un titulo que marco a perpetuidad al género desde su nacimiento: Senderos de Amor. Este original escrito para la TV, fue seguido por otras historias, que se transmitieron con un promedio de 30 capítulos hasta Marzo de 1953 en ese espacio y que contaban con el mismo elenco y equipo de realización.

La pareja protagónica la formaban Adela Escartín, joven actriz española de Teatro y Armando Bianchi, que ya actuaba y cantaba en otros dramatizados, comedias, teatros y zarzuelas en la TV. Le acompañaban entre ellos Sol Pinelli, Luis Manuel Martínez Casado y Carlos Paulín.

Así se inaugura el género en habla hispana y progresivamente se generaliza al resto de los canales televisivos. Su popularidad fue tal que, solo por citar un ejemplo, el Canal 6 en 1958, transmite 15 de estas obras. De esta forma nació un formato de novela televisiva con una transmisión diaria entre Lunes y Viernes o Lunes a Sábado, práctica generalizada primero en América Latina y luego en otros continentes.

Pasarían años para que México estrenara su primera Telenovela de continuidad en Junio de 1958 con Senderos Prohibidos de la mexicana Fernanda Villeli, iniciada con una frecuencia de tres veces por semana, (en ese momento la transmisión de varias Telenovelas era programación habitual de la TV Cubana) y que Brasil lo hiciera en Julio de 1963 con la obra 2-4599 Ocupado, del escritor argentino Alberto Migre, para que el género se extendiera por la Región.


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