El desarrollo alcanzado por el Teatro Guiñol de Cuba, en 41 años de creado, se revela en los múltiples eventos nacionales e internacionales celebrados desde hace varios años en nuestro país, en su inclusión como asignatura en el plan de estudios del Instituto Superior de Arte (ISA) y en la existencia actual de grupos de teatro de títeres en cada provincia como una forma de recrear la cultura popular e universal.
El despegue de la práctica de títeres cubano se remonta a los años 40 y 50 del Siglo XX y su apropiación por la Televisión, en numerosos programas se hizo práctica y tradición.
Con el apoyo gubernamental, en los años sesenta los titiriteros crearon y estrenaron títulos como “Shangó de Imá” o “Loma de Mambiala”, junto a versiones de clásicos como “Don Juan Tenorio”, mientras el boletín Titireteada, publicaba pequeñas piezas de su repertorio como “La tiza mágica” de Vicente Revuelta y Clara Ronay.
Esa década fue una etapa significativa para el teatro cubano y la semilla del Guiñol Nacional de Cuba, se esparció por todo el territorio en colectivos y artistas, muchos de los cuales son hoy pilares del movimiento titiritero aquí, que tiene como emblema a Pelusín del Monte, personaje de la fallecida escritora Dora Alonso.
El contenido, forma y estilo de la programación ofrecida por los primeros canales de televisión cubanos, en la década del 50, tanto en las temáticas para adultos, como en las orientadas a los niños y jóvenes, heredó, en mucho, las prácticas y los productos del Teatro y la Radio.
El títere es una técnica de manipulación milenaria que anima los movimientos de las figuras que representan a los personajes de las historias de ficción cuyas temáticas se orientan a públicos de todas las edades. Sin embargo la cultura contemporánea del Siglo XX muestra una fuerte tendencia a su utilización en aquellas historias destinadas a los públicos pequeños, para los cuales su diseño y manipulación tienen un atractivo y encanto peculiar.
Sus técnicas y principios al paso del tiempo han mostrado una capacidad asombrosa para enriquecerse paulatinamente con el quehacer colectivo de diversas civilizaciones y culturas, por lo cual no es de extrañar que al surgir el Cine y la Televisión como medios audiovisuales electrónicos, se apropiaran de ellos para encantar también a los niños.
Fue así como productos y prácticas culturales diseñadas para representar en teatros y espacios abiertos llegaron a los estudios de la Televisión, para deslumbrar con su múltiple reproducción a la grey infantil de amplias zonas geográficas simultáneamente.
Antes de analizar algunos de los primeros programas y figuras que transitaron por nuestras pantallas dándole alma, corazón y vida a aquellas figuras y personajes, queremos rendir un homenaje a grandes de la dramaturgia y la actuación cubanas que en una etapa de su vida profesional, dieron su aporte y su sensibilidad a este quehacer desde los años 50, deviniendo precursores del teatro de títeres en Cuba en las décadas del 40 y del 50 del siglo XX.
Ellos son Vicente Revuelta, Raquel Revuelta y Erdwin Fernández, estos dos últimos lamentablemente desaparecidos físicamente, los hermanos Camejo (Caridad –Carucha [1], Pepe y Berta), Jose Carril y Roberto Fernández, que crearon espectáculos con valores plásticos y con nuestra música autóctona, en busca de nuestras raíces y esto también se reflejó en la Televisión cubana.
En la misma forma que hoy los pequeños de la primera infancia parecen hipnotizados y arrobados ante la pantalla pletorita de dibujos animados con novísimos efectos especiales y video-juegos, así estábamos los que hoy peinamos canas, cuando vimos reflejados en aquel cuadrado u ovalo de cristal, aquellas figurinas que danzaban, hablaban e interactuaban entre si ante nuestros ojos. Era casi un acto de magia que solo comprendimos después.
En el Canal 4, el fundador, ( URTV) Vicente Revuelta se sumó al elenco que dió vida a los títeres integrados a la programación habitual. Poco después en el Canal 6, (CMQ-TV) lo hicieron los Hermanos Camejo, los primeros artistas que posaron delante de una cámara del Canal 6 para hacer pruebas de imagen en circuito cerrado cuando el 10 de Agosto de 1950 este canal se preparaba aceleradamente para comenzar sus transmisiones habituales en Diciembre de 1950.
Entre los programas con títeres del Canal 4, recordamos a Titerelandia, que el 2 de Abril de 1955 surge los Domingos a las 12.30 p.m., dirigido por María Antonia Fariñas, quien también dirigió antes y después, aquel sonado Jardín de Maravillas e incluso creó una tienda con este nombre.
Aunque la utilización predominante en nuestro caso fue la de los títeres con historias dirigidas a los públicos infantiles en el Teatro, el Cine y la Televisión, hay registros del Canal 4, que revelan que, además de usarlos en la programación infantil, lo hicieron en una faceta muy poco usual dentro de la programación para adultos, la sátira política. Esto se produjo en el espacio Titeres criollos, transmitido Lunes a Sábado 8.30 p.m. desde el 6 Noviembre de 1950 por URTV, en una versión del exitoso programa radial Los cuatro grandes, (Carlos Robreño, Adolfo Otero, Tito Hernández, Carlos Mas, el programa radial había reanudado sus emisiones en Octubre de 1950), posteriormente pasó al horario de la 1 p.m., pero en el audiovisual tuvo una vida efímera de un año. Contó con la producción de Clara Ronay. Ya desde el 9 Abril de 1952 se reanudó en este canal como Tio vivo comprometidora, clasificado como espacio político-satírico-humorístico que motivó el interés con oportunos chistes y diálogos de su actualidad, que muy pronto cambió su horario para las 7.30 p.m. Con el cómico Tito Hernández poniendo la voz de los títeres.
Los comentarios de la prensa, el 8 de Mayo de ese año, hablan por si solos:
“En torno al programa de Robreño por URTV, podemos decir que los programas de títeres son un filón poco explotado en Cuba. En este caso Los muñecos y escenarios tienen excelente calidad. En Tio vivo, Carlos Robreño, destaca su ingenio magnifico en un programa que tendrá larga vida. La actualidad siempre intensa y en Cuba la sátira política es veta de inacabable tesoro”.
Tio vivo se mantuvo en pantalla hasta Enero de 1953, algo insólito por la censura impuesta a la Televisión por Fulgencio Batista, luego del golpe de estado del 10 de Marzo de 1952.
Hoy brindamos una panorámica de los programas de títeres y marionetas transmitidos por CMQ TV en sus primeros años. Krestolandia. Salió al aire el 18 de Enero de 1951, antes de inaugurarse oficialmente el Canal (18 de Marzo de 1951) con una de Martes, Jueves y Sábado en el horario de las 6.25 p.m. En su elenco tuvo inicialmente a Antonio Palacios y a Velia Martinez. El guión lo escribía Modesto Centeno, con distintas aventuras que adaptaron personajes inmortales e historietas famosas de la literatura para niños. Los Hermanos Camejo, tenían a su cargo la manipulación de los muñecos y la dirección del programa y su producción correspondía a la Agencia Publicitaria Mestre, Conill y Co.
En el mundo de los niños. Surgió desde el 20 de Junio de 1951, Su frecuencia de tres días en la semana (Lunes, Miércoles y Viernes a las 6.25 a 7.00 p.m.) alternaba con los Hermanos Camejo en Krestolandia.
Entre otros espacios de este canal estuvieron Tevetiteres, que desde el 7 de Setiembre de 1952 también protagonizaron los Hermanos Camejo, pero esta vez entre 11.30 a 12. 00 del día los Domingos y La hora de Jaudi Dudi, difundido en el horario de las 5.30 p.m., donde actuaron entre otros, Leila Fraga, Enrique Santiesteban y Santiago Ríos.
La evolución de estos programas en otros canales de la Televisión cubana, se hizo tradición y ha continuado década tras década en nuestras pantallas, un ejemplo de ellos fue cuando el Canal 12, en Febrero de 1960, entre 6 y 7 p.m., transmite La Hora de los niños, con los Hermanos Camejo, pero esta es otra historia que explicara como la tradición llego a nuestros días.
[1] Caridad Camejo.- Fue de los tres hermanos, la que mas participación tuvo en otros programas televisivos, participando entre otros en: A Bailar con Colgate, Gran Teatro Lírico Esso, y Gran Hotel todos del Canal 6, CMQ TV.