Los locutores tienen la responsabilidad diaria de informar, orientar y educar a través de la radio y la televisión.

Muchos años haciendo radio y televisión en Cuba hablan de una madurez, que se reconoce hoy en el mundo entero. Y esa personalidad y vitalidad que matiza la programación de las emisoras de radio y los canales de televisión, las transmiten nuestros profesionales, locutores o comunicadores.

 

El primero de diciembre, como propuesta del Colegio Nacional de Locutores, se instaura “El Día del Locutor en Cuba”, en honor a Jorge Luis Nieto García, lo cual demuestra, desde 1954, que el arte de la palabra requiere de argumentos culturales e idiomáticos que denoten perfección en el uso de nuestro idioma.

EL FENÓMENO EN LA ACTUALIDAD

La locución tiene sus normas, desde la voz como recurso indispensable hasta el nivel cultural de excelencia por el que se mide a cada profesional de los medios. El locutor es el ente que establece la comunicación certera entre el micrófono y el receptor. Él transmite la idea o perfil editorial de su medio de prensa utilizando el idioma adecuado, coherente para que el mensaje llegue de forma clara a cada oyente.

La radio debe educar, informar y entretener. Y tras estas huellas y misiones, muchos de nuestros profesionales prefieren, en pos de la “mejor comunicación”, olvidar a veces lo que durante tantos años se ha mantenido como norma y, entonces, fomentan la tendencia a hablar como la gente habla, compulsados por el ritmo de una revista u otro programa variado, y utilizan frases manidas y reiterativas

La mayoría de los programas radiales o televisivos tienen invitados “de lujo”, y los superlativos se ganan la adicción de los comunicadores, sin darse cuenta que trasladan a la sociedad, a nuestra cultura, a nuestro léxico, frases como: que siempre será un gustazo tenerlo de invitado o manténgase en sintonía con este programa que alegra la supertarde del jueves.

RESPONSABILIDAD SOCIAL

Varias ponencias, que aglutinan temas variados con respecto a los vicios creados entre locutores, se han debatido en eventos realizados en Cuba desde el año 2006. Desde hace años se alerta acerca de esos galimatías radiales, que podrían hacer decaer a la locución cubana, por carecer de profesionales bien formados.

Gladis Gouzueta explica que la transculturación es un fenómeno entendible, pero no podemos convertir a nuestra lengua en una lengua importada. ¿Por qué decimos show rooms, cuando pueden denominarse como salones de exposiciones? ¿O shoppings para nombrar a las tiendas? ¿Y por qué, si es más fácil, no hablar del último disco compacto de determinado artista en vez del multilaureado compact disc?

Sin dudas esto afecta la forma en que se habla en nuestras calles; y los locutores tienen la responsabilidad de crear un ambiente de buen habla. En los jóvenes locutores no deben entronizarse estos vicios, que ni los hacen más certeros en el arte de comunicarse ni los distinguen como un sello propio; solamente los apartan del buen camino y las concepciones básicas de ese difícil arte.

Otros, como Miguel González, convocan a todos los locutores de habla hispana, a no perder el estigma de buenos hablantes por el importantísimo papel e influencia que juegan ¡y su enorme compromiso! dentro de la sociedad.

Por otra parte, Alberto Ajo León, quien intervino en el Primer Encuentro Hispanoamericano de locución, advertía que “la sociedad no es ajena a nosotros, somos transformadores y llevamos a los medios lo culto del idioma, pues la inmediata manifestación del saber de un locutor es su dominio de la palabra hablada y el acervo léxico de su cultura”.

DIVERSIDAD O UNIDAD

A pesar que la diversidad en el lenguaje se refiere a la necesidad de abundancia, de formas distintas en el empleo del idioma, pronto este fenómeno podría generar un distanciamiento entre las formas de hablar, no sólo entre países sino también entre regiones de una misma nación.

Si no frenamos esta tendencia de los medios a divulgar vicios del habla, al cabo de los años tendremos que descifrar, como eruditos del lenguaje, cuál frase es la correcta o cuál el vocablo adecuado, en distintas regiones hispanohablantes, pues sus diversos significados se harán incomprensibles para muchos oyentes.

La unidad en el criterio profesional es lo que necesita la locución moderna. Y que los locutores reflejen el nivel cultural que poseen la gran mayoría de los cubanos, pues siempre será un buen comunicador el que dispone de recursos lingüísticos acertados y no transmite a la sociedad los mismos vicios que extrae de ella.

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