El reciente encuentro ComunicarTV convocó a especialistas y públicos para debatir sobre este espacio de la pequeña pantalla nacional

La importancia de concebir guiones bien estructurados, el respeto por los códigos del género, y la necesidad de revisar la frecuencia y el tiempo de duración de la telenovela cubana fueron los ejes medulares del debate dedicado a este espacio de la pantalla chica nacional, llevado a cabo durante el encuentro más reciente de ComunicarTV.

 

Organizado por la Dirección de Comunicación y Propaganda de la Televisión Cubana, el espacio sirvió como marco propicio para que importantes realizadores del medio intercambiaran criterios con un público numeroso que llenó el Salón de Mayo del Pabellón Cuba con el propósito de conocer más de cerca las opiniones de un público exigente.

Varios de los asistentes coincidieron en la urgencia de estudiar las razones que conllevan a que la telenovela no disponga de mucho tiempo y se le dedique solamente aproximadamente media hora, con una frecuencia insuficiente para el gusto más generalizado.

Sobre este aspecto, manifestaron que la poca duración de salida al aire no responde a los cánones internacionales y la frecuencia tiene que ver con las deficiencias del sistema productivo de la televisión cubana.

Asimismo, sobresalió el criterio de que se está volviendo una cotidianidad encontrar a los mismos actores en cada telenovela cubana, o se percibe un desnivel en la calidad de un elenco que, en ocasiones, se apropia de guiones que no transmiten mensajes atractivos o no son un fiel reflejo de la sociedad cubana, aun desde la ficción.

Los participantes al encuentro destacaron que es importante tener en cuenta lo que verdaderamente el pueblo cubano desea ver a esa hora en la televisión, y recordar que el público suele ser muy heterogéneo, desde niños hasta ancianos.

En este sentido, señalaron algunos, es importante cuidar el lenguaje para que no luzca soez o dañe la educación de los más pequeños en casa.

Algunos de los presentes advirtieron que la televisión es un medio muy costoso y que no es fácil realizar dramatizados en Cuba. Sin embargo, señalaron que sería prudente realizar estudios que arrojen resultados sobre temas atractivos, sin caer en el melodrama superfluo que caracterizan a las televisoras extranjeras.

Aconsejaron, además, investigar los motivos que inducen a algunas personas a no optar por la telenovela cubana en su horario, y prefieren otras opciones del “paquete de la semana”.

Muchos coincidieron en que la telenovela es un producto para entretener, en primer lugar, aunque debe poseer mensajes educativos que propendan al mejoramiento de la sociedad.

Para la joven policía Yinet Infante, asistente al encuentro, debe ser un requisito que los especialistas de la televisión no olviden el sentido común, las vivencias personales, el respeto a los públicos, y traten de buscar el equilibrio y el punto medio en sus propuestas.

“En las novelas pueden demostrarse muchas cosas: nuestro orgullo nacional, la cultura del país, la historia de la patria. Cuba es un país muy fuerte desde el punto de vista artístico y se pueden hacer telenovelas sobre personalidades de nuestro arte.

“Es bueno crear productos constructivos que tengan un resultado y transmitan un ideal. Tenemos una responsabilidad con el presupuesto y hay que gastarlo en lo mejor posible. Me gustaría que las telenovelas no reflejasen solamente la parte negativa de nuestra sociedad, sino también aquellos valores que no se han perdido y de los cuales nos enorgullecemos todavía”, destacó la joven.

Según Freddy Domínguez, guionista de La cara oculta de la luna, Cuba tiene una tradición de novelas por radio y televisión que no debe perderse, pero es importante “salvar y perseguir” a los escritores.

“A la telenovela extranjera se le permite todo. Eso no sucede en el caso nuestro por una cuestión de política editorial. Pero la realidad se debe recrear a través de la ficción, sin tenerle miedo a la palabra melodrama.

“No se puede trabajar pegados solamente a la realidad porque una telenovela sin melodrama no es telenovela. No podemos perder la perspectiva: debe haber una historia de amor”, precisó Domínguez.

Por otra parte, el especialista insistió en que la telenovela está concebida para adultos, por lo cual no debe diseñarse teniendo en cuenta a los niños. Señaló, además, que es importante tener en cuenta la realidad cubana a la hora de elaborar una telenovela, pero no ser tan crudo con ella. Por tal razón, precisó, sería sensato crear espacios específicos para las series.

En tanto, Armando Toledo, codirector de El balcón de los helechos, destacó que la novela debería ser patrimonio de la cultura cubana y el plato fuerte de la televisión nacional.

“Eso se ha discutido a todos los niveles, incluso con ministros, y no se nos ha entendido”, señaló.

En otro momento del debate, Consuelo Ramírez, directora de Latidos compartidos, señaló que existen problemas económicos que impiden la realización de telenovelas de época, y el sistema productivo de la televisión es tan obsoleto que habría que revolucionarlo.

“No tenemos quien nos haga la dramaturgia y hacen falta buenos editores. Los directores buscan la diversidad. El melodrama es un género lleno de fantasía, pero al público le gusta”, señaló Ramírez.

Asimismo, Ignacio (Nachy) Hernández, director de Vivir del cuento, manifestó su respeto por todos los realizadores que se atreven a hacer dramatizados en la televisión, porque “es muy difícil, no basta el esfuerzo de los artistas y tiene que haber un respaldo institucional.

“Tenemos que perseguir a los buenos especialistas, pero nadie quiere implicarse en ciertas cosas por el desgaste que producen. A los directores hay que estimularlos y debe haber condiciones de trabajo”, enfatizó Hernández.

Más allá de los criterios de los realizadores y del público televidente, estuvieron presentes las opiniones de artistas consagrados de la pantalla chica nacional, quienes defendieron la necesidad de respetar el buen ambiente laboral y crear productos variados para satisfacer las amplias necesidades de los públicos.

Según la reconocida actriz Aurora Pita, el gran problema de la televisión cubana es la falta de diversidad.

“La telenovela tiene subgéneros; por tanto, ¿cómo vamos a pretender meter a todo el mundo en un mismo uniforme? Debemos hacer diferentes tipos de telenovelas. Además, ante una obra nueva hay recelo hasta que finalmente llega la aceptación. Pero no hay spots suficientes en la televisión para promocionar los productos. Hace falta un mayor trabajo de información”, señaló la artista.

Por su parte, la actriz Nilda Collado destacó la necesidad de rescatar la ética profesional de artistas, técnicos y realizadores, así como cuidar el proceso de selección del elenco en el casting de cualquier producción.

“¿Cómo es posible que si te citan a una hora haya personas que lleguen tarde o cuando les dé la gana? Hay que cuidar el horario. Además, a muchos jóvenes los enfrentan a papeles para los cuales no están preparados. Esta es una carrera en la que se avanza poco a poco y hay papeles que no van con personas que no tienen mucha experiencia”, indicó la veterana actriz de la televisión cubana.

Casi al finalizar el encuentro de ComunicarTV, la especialista Magda González Grau señaló que el melodrama ha cambiado con el tiempo, apela a la emoción a través de historias de vida y eso hay que tenerlo en cuenta actualmente para producir trabajos con calidad y de manera responsable.

 

 

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