Realizadores y especialistas asistentes al más reciente encuentro ComunicarTV coinciden en que este tipo de dramatizados sigue siendo preferido por los públicos
En la década de los setenta del siglo pasado, El Capitán Tormenta paralizó por completo el ritmo de la vida en la Isla. Protagonizada por la actriz Cristina Obín, la aventura cubana transportó la imaginación de más de un televidente hacia los lejanos parajes de Chipre.
Dirigida por Erick Kaupp, la obra inspirada en el clásico de Emilio Salgari recreó, en blanco y negro, los enfrentamientos entre el Capitán Tormenta y los llamados jenízaros, estos últimos bajo el mando del visir Mustafá.
Después del éxito de El Capitán Tormenta, la televisión cubana acogería otras aventuras como Enrique de Lagardere, El Corsario negro, El conde de Montecristo, entre otras. Con una escenografía en la mayoría de los casos rústica, estos espacios dramatizados contaron con la fidelidad de un público diverso.
Sin embargo, cuarenta años después las aventuras han quedado como un recuerdo romántico dentro de la pequeña pantalla. En el más reciente encuentro Comunicar TV, desarrollado en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, realizadores, guionistas y programadores, reflexionaron en torno a la ausencia de este tipo de dramatizados en la televisión cubana.
Durante unas palabras, el realizador Roly Peña expresó que a pesar del cambio de época, el dramatizado continúa siendo una manera efectiva de llegar a los niños, adolescentes y jóvenes.
“Las preocupaciones continúan siendo las mismas entre una época y otra. Lo único que cambia es la forma de abordar en la pantalla determinado problema. La primera relación amorosa, la incomprensión de los padres y los miedos a la hora de enfrentar la sociedad en general, constituyen hoy por hoy temas universales dentro del dramatizado”, apuntó el director de la serie Enigma de un verano.
La escasez de presupuesto para emprender proyectos con una estética ambiciosa y el desconocimiento de la fuerza del dramatizado a la hora de llegar a la sensibilidad de los más diversos públicos, constituyen algunas de las causas de la inexistencia de espacios como las aventuras dentro de la programación televisiva. Para el realizador Charlie Medina, la historia y cultura cubana conservan una riqueza que no ha sido explotada en la televisión.
“Si bien no podemos filmar una aventura en Versalles, los episodios históricos y la naturaleza cubana nos ofrecen personajes y escenarios fantásticos para contar una buena historia. ¿Cómo era la vida en La Habana durante los conflictos entre corsarios y piratas en el siglo XVI? Ese podría ser un buen punto de partida”, señaló el director de la serie Blanco y negro, no.
Según los estudios realizados por el Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de RTV Comercial, entre la década de los noventa y los 2000, las aventuras gozaron de un rango elevado de teleaudiencia. Luego, vendría la desaparición paulatina de este tipo de dramatizados hasta terminar en la reposición.
Con una salida habitual por el canal Tele Rebelde, las aventuras ocupaban el horario de 7:30 p.m. a 8:00 p.m. Según Vanessa Márquez, especialista del CIS, muchos dramatizados destinados al público infantil y juvenil en la Isla, rompen hoy por hoy con la regla de la programación para ese segmento de público.
“Las series que hoy ocupan el espacio de las aventuras, a veces son colocadas en horarios poco efectivos. Por ejemplo, S.O.S Academia llegó a tener una salida a las 11: 00 p.m. Muchos adolescentes y jóvenes hacían grandes esfuerzos para poder ver los capítulos de ese espacio que estaba pensado para ellos”, acotó Márquez.
Para la realizadora Magda González Grau, la puesta de clásicos como Los papaloteros ha sido efectiva. “Tenemos aventuras que no mueren en el tiempo. Los papaloteros no solo encantaron a la generación de la década de los noventa, también enamoran a los niños, adolescentes y jóvenes de la Cuba de hoy. Pero, la televisión cubana debe ser cuidadosa con las reposiciones. Debe existir un equilibro. Hay que proponer también producciones nuevas”, apuntó la directora de la serie Una calle, mil caminos.
Con apoyo de la Asociación Hermanos Saíz, el encuentro Comunicar TV acogerá en su próxima edición al equipo de realización de la serie policíaca Tras la Huella.