NOTA DE PRENSA

Dirección de Comunicación Televisión Cubana

En horas de la tarde de hoy 15 de marzo, falleció a los 92 años, el camarógrafo y realizador de documentales de la Televisión Cubana Héctor José Ochoa Carrillo, a consecuencia de un infarto cardíaco.

Se inició en el mundo del audiovisual en  la década de 1940, como asistente de iluminación de los camarógrafos de cine al rodar las noticias en vivo en el Estudio Nacional de Cine de Estrella y Plasencia, en La Habana. Al fundarse el Noticiero Nacional de Televisión en 1961 comienza su labor como camarógrafo.

Fue combatiente de la clandestinidad. En el estudio cinematográfico –donde aprendió el séptimo arte– almacenaban propaganda, guardaban armamento y desarrollaban una activa labor revolucionaria en contra de la tiranía batistiana, que condujo a que el 24 de abril de 1958, con la ayuda de sus compañeros de los Estudios Fílmicos, saliera de Cuba rumbo a Colombia y luego a Venezuela.

A treinta kilómetros de Caracas, en La Guaira, lo esperaba el yate Aurora para regresar a Cuba en la Navidad de 1958. A punto de triunfar la Revolución en Cuba. Zarparon de las costas sudamericanas doce miembros del M-26-7, dos venezolanos y un español, capitán de la embarcación.

Antes, el 6 de diciembre, un avión carguero C-46 había despegado del aeropuerto de Maiquetía rumbo a la Sierra Maestra, con armamentos y municiones: En el Aurora también traían pertrechos de guerra para contribuir a darle la estocada final a Batista. Con una cámara de 35 milímetros, Ochoa grabó toda la travesía.

En el propio 1959 comenzó a trabajar como camarógrafo en la Dirección de Divulgación del Palacio Presidencial. Ello le permitió filmar acontecimientos relevantes de la naciente Revolución Cubana, que después eran transmitidos por el Noticiero Nacional de Televisión. Entre ellos, la primera concentración popular efectuada el 22 de marzo del 59 en dicha casa de gobierno; el primer desfile por el Día Internacional de los Trabajadores, en la Plaza de la Revolución; la I Declaración de La Habana; el último discurso de Camilo Cienfuegos el 26 de octubre de 1959

Estaba en La Habana cuando se produjo el desembarco de tropas enemigas por Playa Girón. Partió hacia allá en la madrugada del 18 de abril.. La cámara utilizada por él, en la batalla de Playa Girón, se conserva en el Museo de la Imagen “Bernabé Muñiz Guibernau”, en Santiago de Cuba.

Filmó el sepelio de las víctimas: la tabla y la sangre numerosa que describiera Nicolás Guillén en su poema; el rostro del muchacho que apenas comenzaba a vivir y que la aviación enemiga lo había acribillado. Fue testigo de la historia en la intersección de las calles 23 y 12, en el Vedado, donde el entonces primer ministro, Comandante Fidel Castro, declaró el carácter socialista de la Revolución Cubana.

Antes, el camarógrafo había perpetuado para siempre la imagen de un jeep invasor, repleto de armas automáticas y un mercenario herido.

Parado sobre el diente de perro, filmó los tanques que avanzaban por la playa y mojaban allí sus esteras. De un T-34 que se abría paso entre las uvas de caleta, Fidel Castro saltó y subió a otro blindado, un cañón autopropulsado SAU-100, dotado de una pieza artillera de cien milímetros que espetó el proyectil directo al buque Houston.

A sus 92 años no se apartaba de la boina verde olivo fruto de una vivencia personal, pues perteneció a un muchacho que mataron en las ensangrentadas arenas de Girón.

Una historia pródiga atesora en el mundo del documental. Entre sus obras se inscriben El festival de la toronja (1962); El castero (1965); Vanguardias del volante, de los Estudios Cinematográficos de la Televisión Cubana —que concursa en el Festival de Leipzig de noviembre de 1968—, La verdad de una historia (2014) —premiado en el Festival Internacional de Televisión,  el festival Caracol de la UNEAC  y por la Caribbean Broadcasting Union.

Colgado de un helicóptero rodó escenas del ciclón Flora.  Grabó numerosas visitas de alto nivel gubernamental a nuestro país. También diversas escenas exteriores para el espacio televisivo de las Aventuras.

Por su brillantez como profesional del lente recibió, en 2002, el Premio Anual Juan Gualberto Gómez de Periodismo, en el apartado de cine, y cuatro años más tarde abrazó el Premio Nacional de Televisión, uno de los reconocimientos que guardaba, a sus 92 años, como gran tesoro de su paso fértil por el mundo del audiovisual.

La víspera le había sido entregado el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vidaque otorga la Unión de Periodistas de Cuba, UPEC.

De acuerdo con su propia voluntad, su cadáver será cremado y sus cenizas serán depositadas en el mar en ceremonia familiar.

Llegue a sus familiares, colegas y amigos, nuestras más sentidas condolencias.

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