El 24 de Octubre la televisión cumple 70 años. Aquí están tres   de  sus protagonistas

Por Paquita Armas Fonseca

MARIELA LÓPEZ

( Desde muy joven Mariela López llegó a la televisión. Fue asistente de dos directores que han dejado sus marcas en la pequeña pantalla: Xiomara Blanco y Eduardo Moya. Su primera obra fue La sombrilla amarilla, que tuvo tres temporadas, y un DVD con esa propuesta en 2005. Ha realizado teledramas para adultos y otra serie juvenil Mucho Ruido, actualmente prepara otra. Merecedora de múltiples premios en Cuba, La sombrilla  fue acreedora  de Ral Programa Latinoamericano, otorgado en Punta del Este, Uruguay, en marzo de 2001).

¿Siempre te fascinó la television?

La televisión es pasión.

¿Recuerdas la primera obra que dirigiste?

La sombrilla amarilla, con guion original de Ivette Vian. La primera temporada tuvo una prefilmación de dos meses y medio. No se trataba de una excepción, pues era

un proyecto viejo. Otros directores habían transitado en prefilmaciones que culminaron al dilatarse la aprobación del presupuesto durante tres años. Llegué cuando habían

asignado el presupuesto y tenía que empezar a filmar en dos meses y medio, para estrenarlo en el verano de 1999. La sombrilla amarilla contó con el apoyo incondicional de Tania Licea, jefa entonces de Redacción, y con un equipo que se entregó y apostó por divertir, entretener y educar al público infantil con un programa producido por la televisión cubana.

¿Qué te subyugó del guion de Ivette Vian?

Vi que podía realizar un espectáculo divertido y a la vez didáctico, con personajes muy bien diseñados. Ivette no subestimaba la inteligencia de los niños y creaba situaciones a las que les podía sacar partido. Por otra parte, tenía muchas ganas de dirigir. Sentí que era mi oportunidad.

¿Cómo llegaste al guion de Mucho ruido?

Cuando conocí que Maité y Ricardo Vila iban a escribir una serie para adolescentes, me interesó.

Utilizaste en ambas series a actores experimentados y a otros que empiezan. ¿Cómo consiguiste que fluyera la comunicación entre ellos?

Incentivé la retroalimentación de experiencias. La magia la hace el respeto por la profesión y por sí mismos: todos diferentes pero con una misma ética.

Algunos sicólogos afirman que la adolescencia es la edad para crecer física y emocionalmente. ¿Se crecieron tus muchachos en las semanas de filmación?

Yo creo en la inteligencia y la sinceridad de los adolescentes. Son muy observadores, saben escuchar y son consecuentes. Muchas veces los adultos somos los que nos tenemos que empinar a su lado; pero sí, tuvieron la experiencia de conocer los sacrificios del oficio y maduraron durante el proceso. La serie fue la práctica de lo que habían estudiado en la Escuela Nacional de Arte (ENA). Aprendieron la importancia de la solidez del trabajo individual trabajando en equipo.

En series has trabajado con éxito para los públicos infantil y juvenil, aunque los adultos también se sumaron. ¿Te arriesgarías con una telenovela?

No creo que realizar una telenovela sea más arriesgado que trabajar seriados para niños y adolescentes; es un público muy agradecido, pero no hay medias tintas: si no te comunicas te apagan. Muchas veces, durante «La sombrilla amarilla», me preguntaron cuándo iba a hacer algo de más peso, más serio, y yo me pregunto: ¿hay algo más serio que lograr la atención de los niños?

¿Cuál es tu percepción de la televisión como expresión artística y comunicativa?

Es el instrumento más poderoso que tiene el estado para mover el pensamiento. Es salud mental para el pueblo en cuanto a entretenimiento y diversión, poder inigualable para educar, proponer criterios estéticos, pero no mediante programas educativos, sino con sus obras de ficción, que son las que plantean el problema y ofrecen los posibles caminos. Lograrlo es el premio.

¿Algo más?

Hagamos una televisión consecuente con nuestro proyecto social, la que nos acercará más al hombre del futuro, el que mecerá la cuna y nos dará de comer. 

TONY LECHUGA

 (Merecedor de un premio Coral en 1986 por la serie Donde crezca el amor, Antonio Eliseo Lechuga Ravelo,  Tony, es un realizador que cuando habla de su obra lo hace desde la más sincera modestia. Admite que casi todas sus piezas son obras por encargo y que asume como propias. A  niños y adolescentes ha dedicado la mayoría de sus obras, aunque ha ganado el respeto de parte del público adulto )

 

 - Desde los inicios has hecho televisión con intenciones didácticas. ¿Por qué? Una buena parte de tu obra está dedicada a los niños y las niñas ¿Por qué?

- Estuve en la Televisión Universitaria desde 1971 hasta 1981 en que pasé al ICRT. Durante ese tiempo, la Televisión Universitaria realizaba varios programas semanales que se hacían en las instalaciones de la TV Cubana, casi siempre en el estudio dos de Mazón y San Miguel y se transmitían por el canal dos. Eran programas en vivo en su mayoría, y aunque unos eran más didácticos que otros, en todos había una voluntad de entregar conocimientos a los televidentes desde una perspectiva de extensión universitaria. Yo dirigí en todos esos años un espacio que se llamó Saber el mundo, con marcadas intenciones didácticas y que abordaba temas universales, por decirlo de alguna manera. Cuando paso a trabajar directamente en el ICRT, lo hago en lo que se llamaba Redacción de Programas Infantiles y Juveniles. Esta programación siempre ha tenido un propósito educacional, más o menos evidente, y nunca he dejado de trabajar ahí. Todo lo que he dirigido en la televisión, incluso la mayor parte de mi trabajo en el Canal Educativo, ha estado vinculado con el trabajo para niños y jóvenes. ¿Por qué? La programación destinada a ese sector agrupa programas tan diferentes como los históricos, los musicales, los de ficción, los de participación, etc., es decir, le ofrece a un director que se dedique a ella recorrer estos tipos de programas y yo lo he hecho. Quizá también por fidelidad a un grupo de personas entregadas a esta programación: asesores, escritores y personalmente a Vilma Montesinos, jefa de la redacción mucho tiempo y cuya gestión fue decisiva para mi incorporación al ICRT. En esta programación, además de espacios habituales que enumerarlos sería un poco aburrido, se me dio la oportunidad de dirigir series de ficción para niños y jóvenes: Hoy es siempre todavía, Misterios de un tesoro y Somos medicinales. La primera es la que más ha trascendido, es de finales de los 80 del siglo pasado y todavía cuando se transmite me llegan  algunos comentarios elogiosos, como sucedió ahora que se exhibió en estos meses por Cubavisión Internacional y los que tienen acceso a la tv digital pudieron verla. Pero mi preferida es Somos medicinales por su intención de llegar a los niños con historias vinculadas al mejoramiento humano y del medio ambiente.

- Has realizado un grupo de documentales, digamos que biográficos, ¿cómo has escogido a los personajes?

-Son cinco documentales producidos por el Centro para el Desarrollo del Documental Octavio Cortázar de la UNEAC. Esta casa productora fundamentalmente dedica sus piezas a artistas relevantes del panorama cultural cubano, actuales o del pasado. La selección de los personajes o temas, en mi caso, ha sido una propuesta del Centro, y siempre las he aceptado con gusto.

  -¿Cuáles son tus planes inmediatos en la creación?

 -Creo que nunca he tenido planes en la creación. Siempre me han propuesto proyectos y los he asumido como si fueran míos. Algunos los he rechazado, por supuesto. En general, creo que así se ha desarrollado la vida de muchos directores de televisión, sobre todo los que fundamentalmente hemos hecho programas habituales.

EDDYS CRESPO

(Fresco y sin cortar es un programa para adolescentes, realizado en Tunas Visión, retransmitido  en Cubavision, ganador de varios premios  que fue pensado y “parido” Por Eddys Crespo.  Es un espacio que con  soltura se debaten temas álgidos y actuales. Su creador demuestra  que sin   los recursos  idóneos, se puede realizar un buen espacio)

¿Cómo llegas a la televisión?

Cuando se comienza a gestar el telecentro TunasVisión, ya conocía a Rafaela Balanza porque le había colaborado en varios trabajos. El telecentro se inauguró en 1999 y estuve en esos inicios, pocos meses. Decidí permanecer en la radio hasta el año 2000 que pasé al área de informática de la dirección provincial de cultura, para la página web Tunarte. Retorné a la televisión en el 2004 hasta la actualidad.

-¿Por qué te gusta ese  medio y no otro?

-En realidad me gustan la radio y la TV, no he tenido la posibilidad del cine, aunque suene pretencioso. Cada medio tiene su lenguaje y en mi caso, siento que la radio me dio una formación muy amplia por su dinámica, al tener que realizar programas en vivo informativos, juveniles,  culturales, otros grabados de corte infantil, dramatizados, creo que es la base de todo lo que hago en la televisión.

 -¿Qué programas realizas?

-Dirijo la revista informativa Abriendo la tarde, en vivo, lunes y miércoles, de 27 minutos. El juvenil Fresco y sin cortar, grabado, y el musical Ultrasonido, para el canal municipal 65. Para el Canal educativo 2 dirijo el programa Préstame tu color, dedicado a contar historias de vida de mujeres.

-¿Eres fundador de Fresco y sin cortar? ¿Cómo nació ese espacio?

-Soy fundador y  creador de Fresco y sin cortar. Un proyecto que surgió en 2009 como programa para la música alternativa. Posteriormente adquirió su actual formato de orientación para adolescentes y jóvenes, manteniendo la línea de la música alternativa. El nombre del programa lo tomé del título de una canción del dúo Superávit, cuando estaba en la radio en los noventa, me gustó y supe que algún día me serviría.

 -¿Qué temas llevas a este programa?

Seleccionar los temas para el programa es tarea ardua por su destinatario, al cual no subestimamos. Tratamos de responder a las inquietudes de los adolescentes y jóvenes, motivaciones, intereses. Lejos de todo didactismo, darles herramientas para la vida.

-¿Cuál es el programa de tus sueños?

-Esta es una pregunta difícil porque sueños tengo muchos. Pero me interesa seguir abordando temáticas para los jóvenes, poder realizar algún dramatizado, ahora estoy en un proyecto de una serie documental. Siempre tengo que tener algo nuevo.

-¿Cómo puede mejorar la calidad de la televisión?

Siendo menos paternalistas y apostando más por el talento y la creatividad. Buscando proyectos atractivos, coherentes, originales, logrando un equilibrio entre los veteranos y los novatos. Porque los primeros, no siempre evolucionan y el tener un nombre se convierte en una credencial, que otros no logran retirar.

 

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