Nunca ha estado en un aula impartiendo clases. Le tiene «un temor horrible» a esa experiencia. Le han propuesto integrar el claustro de la ENA y del ISA, pero siempre pide perdón por negarse. «La verdad es que no me atrevo. Me he preguntado de qué manera los profesores lo hacen. Los admiro mucho. ¡Es una responsabilidad tan grande pararte frente a los alumnos a enseñarles! ¡Tienes que estar tan preparada y saber tanto! Pero mira, la vida cómo es: me ha tocado interpretar a Amalia, meterme en la piel de una profesora. ¡Es increíble!».
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