Yasmani representa la síntesis de lo que literalmente experimenté durante mi etapa universitaria. Creo que Yasmani está relacionado con el joven cubano común que se esfuerza por salir adelante. A mí me pasó de manera similar

Yass Beltrán todavía siente que está viviendo un sueño. Asegura que, para un niño de Ciro Redondo, en Ciego de Ávila, la actuación era prácticamente una utopía. Sin embargo, a una temprana edad, descubrió que el arte sería su camino; y aquella ilusión infantil, aparentemente inalcanzable, comenzó a hacerse realidad cuando la Academia de las Artes ‘Vicentina de la Torre Recio’, en Camagüey, le abrió sus puertas.

«Las caras de mi familia cuando les mencioné que quería ser actor no eran muy esperanzadoras. Para mi mamá, fue como: ‘A este niño hay que llevarlo urgente a un psicólogo’. Hoy lo recuerdo y me río, pero en aquel entonces no. Fue muy difícil.

«Tenía apenas 14 años cuando salió la convocatoria de la Escuela Nacional de Arte (ENA). En casa no le dieron mucha importancia y me evitaban lo más que podían para ver si se me quitaba la idea, pensando que era solo un embullo; pero no se me quitó. Para resumir y simplificar la historia, pasé de practicar mucho deporte y ejercicios físicos a dar clases de actuación», confiesa Yass.

Hoy en día, es un joven que forja su propio camino en una carrera que, aunque no ha estado exenta de obstáculos, le ha brindado muchas alegrías y la satisfacción de haber llegado al público en la piel de disímiles personajes.

Su debut televisivo fue en un episodio de Tras la huella, serie en la que actualmente es parte del reparto habitual. No obstante, para los televidentes, su incursión en este medio se asocia a la telenovela Más allá del límite. Después vinieron otros personajes: Yoelito en Zoológico, Carlos en El rostro de los días, Diego en Asuntos pendientes, Michel en Tras la huella y, recientemente, Yasmani en El derecho de soñar:

«Mi método para caracterizar parte del estudio férreo del guion, luego de la idea que tiene el director del proyecto, y cuando ya tengo suficiente información y he estudiado bastante, lo incorporo a mi persona para hacerlo creíble y natural», refiere el actor sobre la construcción de sus personajes.

— Háblame de tu trabajo en Tras la huella, ¿qué significa para ti formar parte del elenco regular de uno de los dramatizados más populares de la televisión cubana?

«Formar parte de Tras la huella, teniendo en cuenta que es uno de los dramatizados más seguidos por los cubanos, en cualquier lugar donde se encuentren, es un honor para mí. Tuve la oportunidad de conocer y compartir con varios colegas talentosos a quienes considero estrellas, en primer lugar, por estar en un programa muy querido y, en segundo lugar, por su comportamiento y la acogida que tienen en el público. Esto me motiva a esforzarme por ser mejor y no defraudar a los televidentes.

«Tras la huella, como me dijeron cuando entré, es como un tren que viaja a ciento ochenta kilómetros por hora y no se detiene. Debe entregarse en tiempo debido a la alta demanda y la producción de varias temporadas al año; aunque quisiéramos que estuviese en pantalla todo el año, por cuestiones logísticas y económicas no es posible. Personalmente, ser parte de esta serie representa un incentivo de superación y el momento ideal en mi carrera, donde puedo decir que estoy alcanzando poco a poco los sueños que me propuse cuando estaba estudiando en la ENA».

— ¿Temes a que el público pueda encasillarte con este personaje?

«El personaje de Michel ha obtenido una alta aceptación del público y se ha vuelto muy querido. Michel tiene sus propias características y es un oficial operativo que se ajusta a ciertos parámetros dentro de la ficción. No deberíamos encasillarlo, ya que cuando un artista interpreta un personaje específico, aporta su propia caracterización basada en cómo está escrito en el guion.

«Afortunadamente, durante mi tiempo en Tras la huella, ha habido una apertura que ha permitido a los actores protagónicos interpretar otros personajes. Esta estrategia nos ayuda a renovar nuestra imagen y a evitar que nos encasillen en un único papel».

— En el caso de El derecho de soñar, ¿cómo llegó a ti el personaje que interpretas en esta telenovela?

«El personaje de Yasmani en El derecho de soñar fue seleccionado a través de un casting. Se buscaba a un actor con características similares a las mías y que pudiera representar a un personaje de la misma edad que Yasmani. Pasé por una exhaustiva ronda de cuatro o cinco audiciones, y finalmente fui seleccionado. A partir de ese momento, comenzó el proceso de pre filmación, que incluyó estudiar, aprender y trabajar en la caracterización y las intenciones del personaje, así como en el guion. El resultado final se basó en este proceso».

 

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