Para el éxito del Programa de Adelanto de la Mujer se requiere el adelanto de los hombres. No vean en esto una simple relación binaria especular, ni un voto de confianza ciega a normas y acciones programáticas, imprescindibles pero insuficientes, porque en última instancia la configuración de una sociedad inclusiva, en la que prevalezca la equidad de género y la solidaridad tenga valor de uso cotidiano, pasa por el desarrollo de una nueva subjetividad individual y colectiva.

Paso a paso, sin prisa pero sin pausa, se acerca el futuro. En el orden mediático por estos días, más que llamada de atención se revela como sensible aporte el espacio Cosas de hombres, los lunes de noche por Cubavisión.

Con empaque modesto, sin un despliegue de vastos recursos, concebido a la medida de su pretensión, el programa despierta interés y sacude conciencias. Un conductor dialogante y a lo sumo tres comparecientes. Enlazados en tiempos de pandemia, mediante corrientes tecnologías digitales y una posproducción que recrea en pantalla la visualidad propia de estas. Todo a la vista, sin truculencia, aunque con espíritu fresco e innovador, algo en lo que mucho aportan la dirección de Yolanda Cabrales y el manejo de la imagen por Felito Ruiz.

Lo importante son los temas sobre la mesa, desde las manifestaciones más evidentes del machismo hasta el prisma bajo el cual los varones abordan el feminismo, pasando por la crítica a la naturalización de la violencia, el acoso, las construcciones sicológicas, la genética, la sexualidad, las prácticas deportivas y los ecos en las industrias culturales.

Entre las voces concurrentes están expertos fogueados en la academia y sujetos de relieve mediático, en los que pesan artistas comprometidos con desterrar atavismos y promover el avance social. Particularmente interesante resultó escuchar al actor Omar Franco distanciándose críticamente de su popularísima caracterización de Ruperto. Y que se le hiciera justicia a la labor pionera de Lizette Vila y a la incursión teledramática pionera de Sebastián Miló, autor de Camionero.

Que Buena Fe ponga hombros y canciones a la causa del programa o Rochy Ameneiro renueve su compromiso con el tema, no sorprende. Mas contar con artistas emergentes, como el pianista Rodrigo García y el trovador Jan Cruz, se advierten como señales estimulantes. La sección intermedia Hombres enredados, introducida por Yonnier Angulo, empata la propuesta con su reflejo en redes sociales más allá del ámbito nacional.

Nada de esto fuera posible sin la pasión y el conocimiento del doctor Julio César González Pagés, hilo conductor y alma del espacio. Tantos años de empeño profesional e intelectual cimentan la iniciativa y le dan sentido. El comunicador no necesita del estrellato, sino de sensibilidad y convicción.

Pagés no pontifica ni apostilla, como sucede en otras instancias de la radio y la televisión. Argumenta y propone. No se deja seducir por las estadísticas de audiencia y aprobación, porque sabe que lo decisivo transita por la interiorización y la comprensión de los problemas, sin lo cual la transformación es imposible.

Cosas de hombres está a punto de cerrar un ciclo. No sé si se abrirán otros. La huella queda. Entre tantos mensajes, subrayo este: "No puede haber belleza sin justicia ni humanismo".

(Tomado de Granma)

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