En el décimo aniversario del Canal Habana, la periodista y realizadora Leslie Salgado cuenta cómo ha crecido junto al telecentro.
Leslie Salgado comenzó a vincularse con el Canal Habana cuando aún era una estudiante. En aquel entonces el telecentro capitalino radicaba en otro sitio y llevaba el nombre de CHTV.
Posterior a su graduación, en los predios de Mazón y San Miguel (sede actual), la joven descubrió su ardor por la realización audiovisual y, gracias a los imperativos del trabajo diario, pudo darle a esa pasión las alas que llevaba.
¿Cuánto creciste profesionalmente en el Canal Habana?
Canal Habana fue mi puerta de entrada al audiovisual. Tuve el privilegio de, aún sin haberme graduado, estar entre sus fundadores. Eso influyó definitivamente en la manera de asumir mi trabajo como creadora.
Desde quienes nos dirigían había una apuesta constante por la excelencia, y sobre todo, por la exigencia. Eso, unido a un colectivo muy profesional, liderado por las personas correctas y una energía especial, ayudó a que los más jóvenes nos formáramos en una manera de hacer con prioridad en los televidentes.
Discutíamos las emisiones de Habana Noticiario, los trabajos, nos preguntábamos constantemente ¿para qué sirve esto que estoy haciendo? Ese proceso casi diario de evaluación nos ayudó a descubrir historias hermosas y dolorosas, a aprender de gente talentosa, a estudiar el audiovisual con seriedad. ¡Imagínate comenzar así la vida profesional!
Recuerdo perfectamente a Amada Montano en los encuentros semanales del colectivo diciendo: “tenemos que aspirar a la excelencia”. Años después, nos recuerdo durmiendo en los pasillos del Canal durante un ciclón, descansando un poco antes de salir a trabajar otra vez; no solo los reporteros, sino el director, los productores, los técnicos, los trabajadores de servicios.
Eso creo que lo heredamos de CHTV, de donde venía de aquella gente. También de aquel antecedente heredamos la osadía, la determinación. Cuando miro hacia atrás pienso en las personas humildes, “de a pie”, que nos agradecía un trabajo y eso me da tanta alegría.
Recuerdo, además, los trabajos que no pudieron salir, las entrevistas que nos negaron y llega la tristeza. No obstante, bajo cualquier circunstancia dimos batalla.
Canal Habana no solo fue la casa que me abrió las puertas de la televisión, sino el lugar que me permitió crecer como realizadora. Me dio la oportunidad de estudiar e ir más allá del trabajo reporteril. Sin esa experiencia inicial sustantiva, nada de lo que vino después hubiera sido posible.
Los documentales “Ángulo Ancho”, “Naturalmente”, o la sección Palco Indiscreto, de Hola Habana, mi reciente incursión en el videoclip..., son de muchas maneras resultado de los años que pasé en Canal Habana, de la interacción, de las ganas de aprender; porque sin deseos de aprender de los que saben, no hubiera sido nada.
¿Cómo valoras la calidad en las producciones del canal a lo largo de estos diez años? ¿Cuál consideras que es el punto más fuerte y cuál su talón de Aquiles?
Toda reflexión sobre las producciones de Canal Habana estará atravesada por el cariño que le tengo. La calidad de las producciones ha tenido altas y bajas, como todo. Creo que la programación de cambio ha sido de los puntos más fuertes, lo de más factura, lo mejor logrado; los programas cinematográficos también fueron siempre buenos.
La programación deportiva ha sido muy importante, ha marcado incluso una forma de hacer en las transmisiones de beisbol del país. Con seguidores y detractores; pero sin lugar a dudas innovadora siempre.
A la parrilla informativa le pediría más hondura, dejarse llevar por campanas de cristal en el momento que vive el país hoy, la ciudad, es muy fácil, muy tentador; continuar apegado a la investigación, a la profundidad, es más difícil, más retador, a la larga, gratificante.
Conectar con los problemas de la gente, ofrecer información oportuna han sido sellos distintivos de este telecentro.
Es justo decir que espacios como Hola Habana y El triángulo de la confianza se han sostenido con elevada preferencia entre la audiencia a lo largo de todos estos años.
Reinventarse todos los días sea probablemente la manera de lograrlo; sin embrago, no es sencillo hacerlo en medio de procesos productivos que carecen de todas las condiciones necesarias. La ciudad siempre va a ofrecer historias fascinantes, es cuestión de compartirlas con inteligencia y creatividad.
¿En medio de las ausencias que aun tiene Canal Habana, cuál recomendaría llenar con mayor inmediatez?
Para ir más allá de la pantalla, la presencia de Canal Habana en las redes sociales aún es tímida, hay programas que podrían tener una representación muy destacada. Esta sería una manera efectiva de conectar con una parte de la audiencia que tiene las redes como su principal espacio de información.
Hace varios años se decía "quien no está en la televisión no existe", hoy esto sucede no quienes no están en Internet. Hay que aprovechar las maneras de la gente de conectarse a pesar de los accesos complicados que ofrece la Isla. De esa experiencia también pueden salir buenas ideas y un nuevo mecanismo de retroalimentación, que es tan esencial.