Entrevista a la periodista Claudia Lugo Roque, periodista del telecentro habanero

 El colectivo del otrora CHTV siempre ha estado caracterizado por la juventud y la impronta que eso le ha aportado al trabajo de profesionales y técnicos, algo percibido por quienes apreciamos y seguimos lo que de ellos llega a los hogares a través de la señal televisiva.

Una de las que allí ha crecido desde lo profesional y en lo personal es la joven periodista Claudia Lugo Roque, quien fue designada para realizar en ese lugar sus prácticas preprofesionales como estudiante de la carrera de Periodismo en la Universidad de La Habana.

“Desde hace siete años estoy en este colectivo. Llegué aquí en un momento en que casi todos queríamos estar porque lo identificábamos como un lugar novedoso, lleno de jóvenes periodistas con buenas ideas. Eso me entusiasmó mucho. Fui recibida por un grupo de entusiastas profesionales, entre las que estaban Suleydi Peñate, Martha Julia Pérez, Maylín Legañoa y otros.

“Confieso que quería hacer otra cosa, porque siempre me habían interesado los temas nacionales, pero me atreví a explorar en los culturales, con los que no estaba familiarizada, pero fuimos muy bien acogidas y guiadas por los especialistas que trabajaban en el canal, un proceder del que me apropié y pongo en práctica con los más jóvenes que llegan a hacer sus entrenamientos.”, comenta la talentosa profesional.

Durante sus tiempos de estudiantes sintió especial atractivo por la prensa escrita: “desde niña me gustó escribir, creo que eso me fijó la vocación. Recuerdo que durante mis estudios de primaria me tocó hacer un trabajo sobre la localidad, para el que entrevisté a dos de mis vecinos, casualmente relacionados con el arte. Creo que a partir de todos los trabajos que pasé para lograr la entrevista fue que decidí ser periodista, y en eso me concentré.

“Aunque no sabía de géneros periodísticos, siempre disfruté mucho contando lo que sucedía a mi alrededor, tal vez con un tono sarcástico que nunca me ha abandonado y del que me valgo para hacer mis críticas sociales. Pero cuando llegué a CH sentí el impulso de quedarme. Recuerdo que me propusieron mantenerme como colaboradora, y lo acepté sin pensarlo dos veces, hasta el sol de hoy”, asegura.

Entre las etapas que identifica como difíciles en el ejercicio de la profesión, Lugo Roque reconoció el actual momento como el que más la ha marcado desde el punto de vista de la crisis epidemiológica que vive el mundo. “La mezcla del miedo con la cuestión de no enfermar a mi anciano padre, y el compromiso con mi profesión son elementos que me han obligado a cuidarme el doble, ya que estoy expuesta a diario. Toda esa situación me mantiene con mucho estrés e insomnio, porque es muy difícil.

“A eso se suma el miedo ante lo desconocido y lo mortal de la enfermedad, adicionándole el factor sentimental, porque me ha tocado trabajar en zona roja y convivir con enfermos, entre los que recuerdo con mucha pena a los niños. Esta triste realidad me ha marcado desde lo humano y desde lo profesional.

“También está la inmediatez que ha exigido muchísimo esfuerzo de los profesionales de este canal, quienes tuvimos que dejar nuestras «zonas de confort» para sumarnos a la batalla de actualizar a la población en relación con este letal virus. Recuerdo que en ocasiones tuve que hacer cuatro coberturas en un día, lo que me desgastó en extremo. Esta es una etapa que nunca olvidaré, es como una guerra y peor, por lo invisible del enemigo y lo insospechado de su manera de ataque».

En relación con lo que ha aprendido en este canal televisivo, la alegre Claudia apunta: “He aprendido muchísimo, el Canal Habana es mi escuela, donde me formé como persona y como profesional. Era muy indisciplinada en cuanto a la organización en el trabajo, y este lugar provocó un cambio total en mí. Gracias a este colectivo y a las exigencias que rigen el trabajo aquí he logrado hacer labores en otros espacios del Sistema Informativo de la Televisión Cubanacomo el programa Sitio del Arte, que dirige Julia Mirabal, En tiempo real (Canal Caribe), la Revista Buenos Días (Cubavisión), Arte Once (Canal Caribe)y todo eso se lo agradezco al canal”.

Entre los elementos que singularizan el trabajo de la planta televisiva ubicada en una histórica edificación de Masón y San Miguel, en el Vedado habanero, está la capacidad de crecerse ante las dificultades, característica con la que ha logrado el respeto y la admiración de los televidentes y colegas de otras televisoras. Sobre ese particular también hace referencia la entrevistada.

“Mi respeto por los profesionales de este canal está más que justificado, la carencia de recursos para hacer nuestro trabajo no es motivo para la mala calidad, por eso no nos amedrentamos ante las carencias. Por ejemplo, cuando hacemos un programa en vivo no tenemos un telepromter, por lo que debemos aprender los parlamentos de memoria, lo que constituye una enseñanza y un entrenamiento de altos valores, nos da una perspectiva diferente de trabajo que, a su vez, nos prepara para asumir otras funciones con mayor preparación.

“Canal Habana ha sido también el lugar donde se me ha facilitado la superación profesional con varios estudios de posgrado en diferentes especialidades que amplían mis competencias profesionales, desde este lugar he recibido los impulsos para hacerlo, y a medida que he convivido con los miembros de esta «familia» he ido rebasando cada una de las barreras que me impone la misma profesión. Y digo familia, porque esto es lo que somos aquí, con diferencias y coincidencias, con aciertos y desaciertos, con complicidades y desacuerdos, pero siempre con el apoyo como premisa, siempre estamos ahí los unos para los otros.

“Otra de las enseñanzas que llevo para mi vida, adquirida en este colectivo, es el valor de la responsabilidad, tomarme muy en serio el trabajo, algo que debo sobre todo a dos personas súper importantes para mi formación: la periodista Anthuané Duquesne y su mamá, Maura Madelín, son amistades que debo a este canal. Ellas me exigieron mucha responsabilidad y entrega, algo que recibe mi alta estima.

“Todo esto ha redundado en el hecho de que me siento importante en las dinámicas de trabajo del Canal Habana, al punto de que en el momento de graduarme fui solicitada por el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) para ser parte de su nómina de profesionales, lo que me ha hecho muy feliz”.

Reconocida por el trabajo que habitualmente desarrolla desde el segmento cultural de la programación del telecentro habanero, Claudia Lugo ha logrado ubicarse entre los más versátiles profesionales del medio televisivo, logrando dar cobertura a eventos climatológicos, temas de agricultura y críticas a situaciones sociales. “Si bien es cierto que decidí especializarme en cultura, no he perdido las motivaciones para la crítica social y desempeñarme en otros temas”.

Entre las otras competencias profesionales de esta joven periodista está su labor como guionista: “Cuando estaba en quinto año de la carrera asumí la elaboración de los guiones para un nuevo espacio dirigido a los jóvenes y que aún se mantiene en la parrilla: Todo PopFue un desafío muy importante para mí porque, aunque soy joven, no estoy incluida en el rango de edad al que está dirigido el programa netamente de música y que tiene entre sus propósitos incidir en la formación del gusto estético en temáticas de género, de realización de videoclip y otros detalles que complementen el conocimiento a partir de ese universo que hay más allá del producto comunicativo en el que lo visual es muy determinante.

“Después inicié otra etapa que me encanta y en la que comencé con mucho miedo, aunque he ganado en seguridad gracias a los buenos profesores que he tenido. La locución y la conducción de programas son labores en las que me desempeño hace cuatro años.

“En el programa Arte Once, durante 27 minutos al aire y con las exigencias y la magia de un espacio en vivo, trato de no inventarme un personaje, la que está ahí es sencillamente Claudia Lugo, con virtudes y defectos. Eso me encanta. Sumo a esas labores mis propósitos de dirigir programas, un nuevo desafío que quiero afrontar cuando logre la maestría en Realización Audiovisual, esa sería la meta final y que me gustaría mucho».

Respecto a su permanencia en Canal Habana acota: “A lo largo de mi tiempo como profesional del periodismo he recibido muchas propuestas de trabajo en prestigiosos medios y espacios, pero la fascinación que siento por mi canal ha sido más fuerte. Creo que cuando se logra la identificación que tengo con este lugar, y en vez de ir a trabajar lo sientes como algo que solo disfrutas, eso no se abandona tan fácilmente. En este sitio he encontrado eso.

“A veces salgo agotada, por el desgaste que implica la dinámica de trabajo que asumo a diario, pero cuando termino me siento tan satisfecha con lo que he hecho que no me imagino en otro lugar. Para salir de aquí tendría que encontrar algo que me llenase muchísimo, más de lo que me llena lo que aquí hago”.

Sus augurios para el canal que acaba de cumplir sus primeros 15 años: “Auguro que seguirá siendo la academia de las nuevas generaciones y las nuevas promesas del periodismo. Quienes lleguen desde las aulas seguirán encontrando un colectivo de profesionales con mucho deseo de apoyarlos, como hicieron conmigo una vez.

A eso le sumo un magnífico deseo de constante juventud, parece que este es un canal muy joven porque constantemente se renueva, se alimenta de los jóvenes que van llegando, algo que no vamos a perder. Todas estas son características que nos han ubicado en el cariño y el respeto de los que habitan esta ciudad y de los que en el país reciben nuestra señal”.

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