Hijo de maestros de Matemática e Historia, Teherán Aguilar pudo escoger su futuro entre las ciencias y las letras. Adolescente irreverente, al terminar el servicio militar, buscó una carrera de su gusto, probó ser modelo de pasarela y pintor. Gracias a una novia se acercó al teatro, comenzó a estudiar en el ISA y siendo estudiante dio los primeros pasos en el mundo profesional.

¿Cómo fueron tus inicios en el teatro?

“Cuando todavía era estudiante, actué con Raúl Alfonso en Teatro Eclipse y tuve el gusto de ser dirigido por Nelson Dorr, al que considero una leyenda. Al participar en uno de sus espectáculos, pude conocer a María de los Ángeles Santana y a Rosita Fornés. Ver que esas reinas llegaban al teatro, disciplinadas, receptivas a las notas de Nelson, fue una gran lección.

“Al graduarme del ISA, salí con el pie derecho pues realicé el servicio social en Teatro de la Luna, con Raúl Martín, e intervine en algunas de sus puestas más significativas. Fue una experiencia maravillosa, coincidí con un elenco muy unido. Trabajamos en un ambiente muy respetuoso, de mucha conexión.

“Más recientemente integré Teatro Aldaba, dirigido por Irene Borges, e hicimos teatro psicológico, que es de mis preferidos”.

¿Cuáles fueron tus primeros trabajos en televisión?

“Protagonicé un cuento, dirigido por Alejandro Gil, en el que hice un trabajo de caracterización, pues yo era mucho más joven que el personaje. Creo que Alejandro es un director que tiene habilidades para dirigir actores, a lo que contribuye su personalidad, pues él, te induce, no te conduce.

“Después participé en las aventuras El Caballero del Rey, con Rafael Acosta. Recuerdo con mucha alegría la camaradería que se creó en esa producción.

“Posteriormente Noemí Cartaya me invitó a Historias de Fuego, que fue una gran vivencia personal. Entre los compañeros del Cuerpo de Bomberos de Cuba, hice grandes amigos, el teniente coronel Guillermo, 2do jefe de Extinción, asesor de la novela devenido actor y el mayor Carlos Humberto Soler (Baldoquín). Comenzamos con un mes de entrenamiento bastante intenso con Baldoquín y surgió una amistad que dura hasta hoy. Después de terminada la novela, continué participando con ellos en eventos reales de rescate, ciclones, simulacros de incendios, entrenamiento de buceo y cursos de rescate en cuevas y montañas, con el equipamiento que conlleva”.

¿Entonces, también eres un hombre de acción?

“De niño veía El hombre y la Tierra, quería ser naturalista o militar, me gusta mucho la naturaleza y el entrenamiento físico”.

¿Cómo valoras tu experiencia en una televisora extranjera?

“Hice televisión en Ecuador, lo que me permitió compartir con actores de otros países y reconocer el talento que tenemos en el nuestro y en qué estamos descontextualizados, me refiero a nuestras carencias tecnológicas. Sin contar los grandes productores, como Brasil, Argentina, México y Colombia, tenemos los mejores estudios de América Latina y están siendo desaprovechados”.

Al regresar a Cuba, ¿qué otros trabajos consideras significativos?

“Recuerdo Santa María del Porvenir, dirigida por Rolando Chiong. En esa novela, el chino reunió un valioso elenco, del que recuerdo a Cruz Pérez, Fernando Hechavarría y Raúl Pomares. Esa fue otra oportunidad de realizar una caracterización. El personaje de Pachito se movía con una energía que no era la mía, me permitió lograr una soltura, jugar. Formé dúo con Luisito Carreres y creo que funcionó muy bien”.

¿Qué recuerdos guardas de Raúl Pomares?

“El mejor ejemplo de voluntad de hombre que yo he visto en mi vida. Cuando lo conocí estaba recuperándose de un accidente cerebro vascular, caminaba con dificultad, un día quise ayudarlo y se negó. Me dijo: “No, esto se me tiene que quitar solo”. Empezó la novela cojeando y cuando la terminó andaba perfectamente.

“Después enfermó de Miastenia y aún así, debilitado, acudió a grabar La otra esquina y fue recuperándose. Tenía una voluntad de vivir, de no rendirse, que era lo que lo llevaba a mejorar. Su carácter era alegre, muy ingenioso, nunca irrespetuoso. Para reírse de sí mismo y hacer cuentos no tenía competencia”.

¿En qué otras series y novelas has intervenido?

“Estuve en Flores con Patricia, con José Víctor, Bajo el mismo sol, en la primera parte, dirigida por Jorge Alonso Padilla, La Otra Esquina, con Ernesto Fiallo, y Vidas Cruzadas, con Heiking Hernández”.

¿Cuál ha sido tu participación en el cine?

“Actué en Un paraíso bajo las estrellas, Bailando Cha Cha Chá, Retrato del joven náufrago y coproducciones”.

En estos momentos grabas la telenovela Asuntos pendientes, dirigida por Felo Ruiz, ¿puedes adelantarnos algo sobre tu personaje?

“Interpreto a un personaje diferente de los que he hecho anteriormente, lleno de contradicciones emocionales”.

¿Has seguido estudiando?

“Sí, coincido con mi amiga Natalia Bolívar, en que las personas deben tener varios derroteros. Yo quería estudiar otras cosas y comencé en el Instituto Superior Ecuménico de Ciencias de la Religión”.

¿Eres un hombre religioso?

“No”.

¿Por qué escogiste ese tema de estudio?

“Porque todo el comportamiento humano del mundo occidental, la cosmovisión, los bailes, la música, está influido por el pensamiento religioso, sobre todo judeo-cristiano. Cuando terminé esos estudios, realicé una Maestría en Estudios Socio-Culturales de Religión en la Universidad de La Habana. Para estudiar la religión, adquieres herramientas de las ciencias sociales, sociología, antropología, historia, psicología social y encuentras temas muy interesantes”.

¿Cómo te ves en el futuro?

“Me veo como actor, profesión que me gusta mucho, y quiero mantener el entrenamiento cultural, informativo, a partir del estudio, tal vez hacer un doctorado.

“En cuanto a la situación económica, todos vamos a hacer lo posible para vivir. Los actores, en su mayoría, están buscando otras fuentes de ingreso, además de actuar, como sucede en otras partes del mundo. Llevo 4 años trabajando como bartender en el restaurante Habana Blue. Ser barman también es un trabajo artístico, que necesita estudio, cultura. Convences al cliente con tus conocimientos, de conocer una determinada bebida. Me gusta mucho esa labor porque te hace crecer, te modifica y ese trabajo te relaciona con la cocina y una manera más sana de comer”.

¿Qué significación le das a tu rol de padre?

“Es una responsabilidad muy grande porque los niños no pidieron venir. Uno los hace sin pedirles permiso y es una frescura traerlos y no ocuparse de ellos u ocuparse mal. Un niño que no es querido, educado y bien atendido, puede ser un adulto dañino con los demás. A los niños hay que darles todo, porque se lo merecen”.

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