Entre tu y yo
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- Escrito por: Paquita Armas Fonseca
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(Segunda parte y final)Mi entrevistado, Ovidio Cabrera García, no es un improvisado en los medios de comunicación. En 1962 colaboró con el diario El Socialista de Pinar del Río, fue director del Noticiero Provincial de Cadena Occidental de Radio en esa región y editor de un periódico quincenal.
Ha sido locutor, director de programas informativos, productor de un noticiero semanal en la Televisión Nacional Cubana (llamado Girón en el año 1966); fundador, director, redactor y presentador de un programa diario de información y variedades, de una hora de duración, Camagüey Año Uno, en Radio Cadena Agramonte, en la Provincia de Camagüey (espacio dedicado a la Columna Juvenil del Centenario, de 1968 a 1970); y subdirector del periódico Juventud Rebelde de circulación nacional, por espacio de 6 años, de 1972 a 1978.
De 1978 a 1985 fue director del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, en ese tiempo dirigió el paso del NTV en blanco y negro a color y de la utilización de la película de celuloide en el informativo a video tape; fundó y dirigió el primer estudio a color de la TVC, que fue dedicado a la información; fundó la cadena de Telecentros en el país; creó los Servicios Informativos de la TVC; e introduce la participación por primera vez de la mujer como presentadora del NTV y la de los periodistas en cámara, reportando en la calle.
Fue vicepresidente a cargo de la Televisión, del Instituto Cubano de Radio y Televisión de Cuba, desde 1996 hasta el mes de marzo de 2005; así como fundador, director adjunto, vicepresidente y representante de Cuba y jefe de los cubanos en esa misión, en el Canal internacional Telesur, de 2005 hasta abril de 2011.
A su regreso continuó fundando…y hoy es asesor de la Dirección General de la TVC. Con él he discutido, he coincidido, sé que hay personas del ICRT que no lo miran bien, si todos lo hicieran habría que preguntarse el por qué. Es un hombre que ha vivido y vive para la televisión:
¿Cuántos años en teleSur? ¿Cuál fue tú mayor aprendizaje allí?
-Yo llegué a teleSur el 29 de marzo de 2005, como representante de Cuba en ese proyecto latinoamericano de comunicación. Fui enviado a solicitud del grupo gubernamental que, desde nuestro país, apoyaba la creación y formación de esa idea. Tuve el honor de que la propuesta fuera aprobada por el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien dirigía puntualmente toda la ayuda que se daba a Venezuela.
En ese entonces yo fungía como vicepresidente del ICRT, al frente de la Televisión. Me acompañaba en el viaje el ingeniero en Telecomunicaciones, Roberto Caballero, como parte del grupo que se ampliaría después.
Durante la primera quincena del mes de febrero de ese año, como parte de una amplia delegación que ayudaría a conformar las ideas fundamentales, estuvimos en Caracas, discutiendo todo el proyecto con los venezolanos encargados. Sin dudas, las experiencias acumuladas por nosotros en la construcción de los Telecentros del país y los canales Educativo y Educativo 2, sirvieron de mucho.
Regresé a Cuba con la misión cumplida, después de 6 años y unos días, el 11 de abril de 2011.
En teleSur para ser sinceros, enseñamos y aprendimos. Llevábamos las experiencias de Cuba. En mi caso haber sido subdirector de Juventud Rebelde, excelente escuela del Periodismo en nuestro país, director del Noticiero Nacional de Televisión, vicepresidente del ICRT y funcionario del Departamento Ideológico del Comité Central del PCC, atendiendo la información internacional, entre otras funciones relacionadas con la profesión.
Aquí estuvimos obligados a desempeñarnos siempre con experticia en el manejo de los contenidos, dada la agresión permanente de Estados Unidos contra Cuba y la lucha ideológica interna; llevar a cabo nuestras ideas sin todos los recursos necesarios; imponernos ante las dificultades y no dejarnos vencer nunca. Mostrar a cada momento con todos los compañeros los niveles de solidaridad que nos enseñó Fidel.
Allá la composición del personal desde el punto de vista político era muy heterogénea, por cuanto había que conducirse tratando de unir y cohesionar voluntades. Eso sí, todos se juntaban de una manera u otra alrededor de la defensa del proyecto, que constituía el acimut a seguir, porque comprendían la necesidad de disponer de un medio independiente de las grandes empresas transnacionales de la información para difundir nuestras ideas.
En Cuba siempre le dimos más importancia al contenido que a la forma, concepto marxista correcto. Pero en teleSur aprendimos a poner en su justo medio la relevancia que tiene empaquetar adecuadamente los contenidos para que lleguen al televidente con más fluidez, agrado y que se digieran mejor. En televisión es donde más esta combinación tiene que ser exacta. La forma llega a convertirse también en contenido.
Un acercamiento más puntual y práctico a la técnica digital que ya se venía imponiendo, y la reafirmación de lo útil para un canal informativo, de noticias, de estar muy, muy al tanto de la inmediatez, del acontecimiento que se produce, lo rápido que se debe actuar, emular con ser los primeros en dar a conocer el hecho y el trabajo de contextualización que en esas circunstancias debe hacerse.
Reafirmé lo importante que es oír a la gente, ayudarlos a resolver sus problemas y ser lo más justo posible en todas las decisiones. Supe otra vez del sabor de satisfacción y tranquilidad que deja ejercer a plenitud una misión internacionalista.
¿Desde cuándo empezaste a soñar con el Canal Caribe?
-Mira, a principios de la década del 80, cuando dirigía por primera vez el Noticiero Nacional de Televisión, buscando canales de TV extranjeros para tener más información, conocí de la existencia de CNN, radicado en Atlanta, Georgia, en Estados Unidos. Cuando eso se dedicaba a dar, muy seguidamente, una especie de boletines de noticias de actualidad, Headline, después ya pasó al formato que tiene hoy.
Esta idea me pareció buena porque mantenía permanentemente la información, con agilidad y rapidez, al alcance de la población. La emisora era vista por las máximas instancias políticas del país, aunque no tuviera difusión pública en Cuba. Incluso cuando Ted Turner, dueño de la CNN, estuvo en La Habana, Fidel se lo confesó y el norteamericano le dio la autorización para seguirla viendo el tiempo que quisiera, sin tener que pagar nada, le dijo.
En ese entonces ya comenzábamos a intercambiar con algunos compañeros, de los que nos atendían en el Partido, la posibilidad futura de tener algo como eso. Octubre de 1982 fue la época en que integro una Delegación Cubana, presidida por el Comandante Oscar Fernández Mell, en ese entonces alcalde de La Habana, para visitar CNN en Atlanta.
Esta invitación surge después de la visita de Ted Turner a La Habana. Ted, amigo de Jimmy Carter, presidente de E.U en ese entonces, en acuerdo con Andrei Young, representante de ese país en la ONU, la concilian.
Al regreso analizo la posibilidad de hacer algo parecido, pero desisto después del análisis: No hay ni los más mínimos recursos para hacerlo. Se necesitaría una infraestructura que no tenemos y cuesta hacerlo. Cuba solo contaba, en ese momento, con dos canales de televisión nacionales y uno regional, desde Santiago de Cuba para las provincias Orientales, Tele Rebelde. Para dedicar uno de los dos a la información no contaría con el apoyo necesario.
En 1983, con el auge que le imprimimos a la información con el surgimiento de la Revista de la Mañana y la mejoría del NTV, decidimos crear el primer serio antecedente del Canal Caribe: convertir el Canal Dos, uno de los dos nacionales junto con el 6, que llegaba hasta Camagüey, en Tele Rebelde, informativo-deportivo, al unirlo con el canal Regional de Santiago de Cuba y asumir su nombre. La nueva división político administrativa que había asumido el país lo propiciaba. Cada provincia oriental requería una información nacional y no desde Santiago de Cuba. En Santiago creamos entonces Tele Turquino dirigido solo a esa provincia.
Tele Rebelde asumía las tres emisiones de los Noticieros de Televisión y sus Servicios Informativos, la Revista de la Mañana, Panorama, los actos políticos, los programas especiales de información, la programación deportiva, la de las noches del canal dos, tenía subordinada la de Tele Turquino y comenzaba a gestionar y dirigir la construcción de los Telecentros en todo el país.
Las cosas cambiaron. Asumí otras responsabilidades y recalé en 2005 a representar a Cuba en la formación y desarrollo de teleSur, donde por supuesto renació la vieja idea, ahora con muchas más posibilidades, conocimientos y experiencias. Es en los primeros meses de 2011, casi treinta años después, al recibir una llamada del presidente del ICRT, en ese entonces Danilo Sirio, de que había cumplido la misión y debía regresar, que le expresé la intención de hacer una Canal Informativo, como mi última importante gran tarea, por la edad que ya tenía, con lo que estuvo de acuerdo.
Decir las cosas así puede parecer que fue muy fácil. Todo lo contrario: hubo que hacer el proyecto, convencer a muchos, buscar miles de argumentos, ponerse por encima de celos y de gente que no creía y no quería. Eso duró casi seis años, desde mediados de 2011 hasta el 14 de marzo de 2017, que salió al aire Canal Caribe, y continúa.
En ese ínterin creamos el Grupo Gestor que propuso, discutió, valoró y aprobó los documentos rectores, porque lo escribimos todo, la política, los procedimientos, las formas de hacer, las normas organizativas y el nombre, después de considerar más de 20 propuestas. El por qué Canal Caribe, lo podemos dejar para otra pregunta.
¿Me defines al Canal Caribe? ¿Por qué ya no tiene programa con los que se inició, por ejemplo, Abaco? ¿A qué se debe esa cantidad de jóvenes? Su inclusión, ¿no te ha traído problemas con los veteranos?
-La idea de Canal Caribe o de un Canal Informativo no sale de una idea peregrina, ni por arte de magia o por el simple hecho de pensar. Desde los primeros momentos que empezamos a ocuparnos de la información en la TV y conocimos lo útil que era para cualquier país un instrumento como este para difundir sus políticas, enraizamos ese propósito.
Por tanto, conscientemente lo pensamos para ayudar al proceso revolucionario y hacer más revolución, como sus documentos rectores lo sellan “el Canal Caribe surge de la necesidad del país por crear y desarrollar una información periodística con la mayor inmediatez posible, con intencionalidad, responsable, seria, creíble, veraz, con buenas imágenes y dentro de la política informativa establecida por el Partido Comunista de Cuba. La información noticiosa del Canal, tiene su fundamento en reflejar los asuntos más acuciantes, importantes y fundamentales de Cuba y el mundo”.
Un Canal que se difunde en el territorio nacional, hecho en Cuba, por la primera señal de alta definición que hemos tenido y con propósitos futuros, cuando las condiciones lo permitan, de alcanzar también nuestro entorno caribeño y el mundo.
Se inició en el segmento de la noche, desde las 8 hasta las 12 de la noche, con un grupo de programas realizados en un solo estudio, en su mayoría en vivo, con múltiples sets, incluyendo los del Noticiero Nacional, utilizando técnica digital en todo el sistema de realización y aprovechando al máximo el poco espacio que teníamos. Después pasamos a la tarde, desde el Noticiero de la una hasta empatar con el de las ocho, y recientemente se cubrió desde las nueve de la mañana a la una de la tarde. En el segundo semestre concluimos un pequeño segundo estudio que ayuda mucho.
Hay varias razones que pueden responder tu pregunta. Abaco no salió en vivo. Llevó muchos esfuerzos de recursos humanos, de logística y técnicos, y las fuerzas no nos dieron para eso, por lo que se pospuso hasta tener otras condiciones. Realmente, fue un programa de ciencia muy bien hecho por Diana Rosa Schlachter, que prestigió al Canal y estaba en la línea de lo que queríamos.
Otros, al llegar la pandemia y desarrollarse, se fueron apagando por las necesarias restricciones y la eliminación de la aglomeración del personal. Tal vez se pudieran haber restaurado antes, incluso en medio de la lucha contra la Covid-19, pues algunos no tenían grandes complejidades, sobre todo aquellos relativos a las noticias y análisis, que aún esperamos su restablecimiento.
Esto limitó la contribución del Canal en cuanto a la información y traslado de argumentos y elementos sobre la situación actual, muy necesarios y lo llevó a repetir programaciones. Ha sido muy difícil combinar cuidarse de los contagios y mantener programaciones.
La participación de los jóvenes en Canal Caribe forma parte de una política, de la necesidad de garantizar la continuidad, la frescura, el acceso de gente que conoce y domina la digitalización e informática porque son más proclives a ello y las asumen más rápido que las personas maduras.
Hicimos contacto con la Escuela de Periodismo y al margen que todos los años tienen períodos de inserción para la práctica de la profesión en los medios, convocamos a los estudiantes de cuarto y quinto año a emplear el tiempo libre en seguir preparándose para conocer más la técnica, las estructuras y las formas de realización para aportar al objetivo expresado.
Por otro lado, le dimos oportunidad a todo joven que llegó a pedirnos incorporarse, siempre que nos demostrara sus posibilidades de progresar en las líneas de trabajo que nos propusimos.
Los más viejos tuvieron, todos, una excelente actitud de ayuda desinteresada a los que comenzaban. Algo que lo posibilitó fue que nunca se puso en riesgo su trabajo, porque el Canal requería cada vez más historias buenas para hacerlo todo lo interesante que pudiéramos. También abrimos muchos nuevos espacios que requerían el concurso de periodistas para engrosar sus equipos de realización.
A esto hay que agregar que tuvimos en cuenta la composición étnica y etaria, no porque se fuera negro, blanco, mulato, viejo o nuevo, si no por las calidades que estos demostraran. Esas combinaciones solo se pueden lograr cuando hay un método de ayudar, decir y evaluar los errores a diario y felicitar el buen trabajo, con transparencia, sin humillar a nadie, con argumentos profesionales y políticos. La única forma de lograr continuidad y sostenibilidad.
Ahora que lo puedes ver desde la casa, ¿cuáles son las virtudes de tu hijo? ¿Y los defectos? En tu condición de jubilado desde febrero de 2020 y asesor de la Dirección General de la TVC, ahora, ¿sigues ayudando al Canal?
-La primera virtud, es que exista en Cuba, un canal de televisión con tecnología de alta definición, de alcance nacional para difundir la obra de la Revolución y acompañar a esta a desbaratar y combatir todas las campañas nefastas de sus enemigos.
Tener una batería de presentadores, periodistas, locutores, técnicos y cuadros, preparados en una buena medida y otros en desarrollo, que pueden ser consecuentes con llevar a cabo los objetivos comprometidos.
Contar con una política clara, consensuada, escrita, al acceso de todos, con un diseño atractivo y moderno, con métodos y formas de realización que pueden hacer del Canal Caribe, Desde la Raíz que nos une, el Canal Cubano de Noticias un buen atractivo de información para todo el pueblo.
Un personal joven con muchas cualidades y otros de experiencia que se combinan adecuadamente sin contradicciones.
Disponer durante casi 18 horas diarias, de lunes a domingo, de un Canal en vivo, dispuesto a incorporar de inmediato cualquier información que se desee para tener actualizado al pueblo de cualquier acontecimiento que se produzca.
El sistema de Noticieros, Boletines, Revistas y Programas informativos demuestra lo útil de este Canal, donde es muy fácil incorporar contenidos. Este momento de lucha político-ideológica tensa, lo ha demostrado.
Los defectos aún son numerosos, factibles de resolver, en lo fundamental, en poco tiempo, ya que es un Canal puesto en funcionamiento, como quien dice, recientemente. Señalaré los que considero más significativos:
Nos falta coherencia en la programación. Los acontecimientos deben transitar, sobre la base de un mismo enfoque, por el pasadizo de las 18 horas de una jornada y los diferentes programas, noticieros y espacios que los traten en días sucesivos.
No seguimos las noticias y acontecimientos hasta el final. Rara vez algo de lo que te enteras hoy, lo ves concluir pasado mañana o la semana que viene.
No se está siempre encima de la noticia, de lo que ocurre instantáneamente para buscar, con los recursos que tenemos, la mayor inmediatez posible. Un Canal informativo y de noticias, tiene que tratarlas de inmediato, sea lo que sea, con la verdad por delante, sin superficialidades. Para ello hay que hacer conciencia, yo diría profesional, no solo de los periodista y cuadros que trabajan la información, sino que todos, donde quiera que trabajen, deben convertirlo en un hábito, en un estilo. Una chispa que hay que tener presente y lista para accionar, hasta si se está dormido.
Hay que seguir buscando denodadamente historias, entiéndase noticias, entrevistas, reportajes, hacer programas que despierten el interés, base para atrapar a la teleaudiencia.
En Canal Caribe hay una política escrita de cómo debemos repetir o no los programas y noticias, cómo deben reempacarse y actualizarse. Hoy no lo hacemos del todo bien.
Tenemos que trabajar más en el empleo del idioma y como decir bien las palabras. Un gerundio mal utilizado, una frase mal dicha, una S que no pronunciamos, una falta de ortografía en nuestros títulos, entre otras cosas, refleja incultura y estamos para ayudar a que los televidentes se superen con todo lo que ven.
Profundizar en los elementos que emplean nuestros presentadores, periodistas y locutores para comunicar mejor, para que lo que decimos llegue más y se entienda mejor, es una deuda que aún tenemos.
La promoción a los contenidos de los programas, a las transmisiones especiales, a los acontecimientos que abordaremos, no solo debe ser, que aún no es todavía, un empeño para hacerlo dentro de la programación del Canal, si no fuera de él, también a través del resto de la Televisión, la Radio y los otros medios de comunicación
Por último, los diseños de presentación de noticieros, de programas del Canal y las escenografías, ya es hora de pensar y accionar para cambiarlos y mejorarlos. Esa imagen, si es buena, ayuda mucho en la satisfacción de los televidentes y a la comunicación. Asimismo, hay que proyectarse más para alcanzar las formas de realización que puedan competir con el mundo.
Por supuesto que sigo con la insistencia de siempre, señalando defectos, felicitando los buenos trabajos, comunicándome con periodistas y dirigentes sugiriéndole temas, asuntos, haciéndolo con mucho cuidado y ética, porque ya yo no dirijo los Servicios Informativos-Canal Caribe, no quiero crear animadversión y respeto el tiempo de todos.
De algo que se siente en el corazón, que costó horas de sueño y trabajo y no menos amargura y dificultades, aunque mucha felicidad, junto a un grupo de magníficos compañeros, de una solidaridad a toda prueba, nadie puede despegarse.
Vea la Primera parte
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Mi entrevistado, Ovidio Cabrera García, no es un improvisado en los medios de comunicación. En 1962 colaboró con el diario El Socialista de Pinar del Río, fue director del Noticiero Provincial de Cadena Occidental de Radio en esa región y editor de un periódico quincenal.
Ha sido locutor, director de programas informativos, productor de un noticiero semanal en la Televisión Nacional Cubana (llamado Girón en el año 1966); fundador, director, redactor y presentador de un programa diario de información y variedades, de una hora de duración, Camagüey Año Uno, en Radio Cadena Agramonte, en la Provincia de Camagüey (espacio dedicado a la Columna Juvenil del Centenario, de 1968 a 1970); y subdirector del periódico Juventud Rebelde de circulación nacional, por espacio de 6 años, de 1972 a 1978.
De 1978 a 1985 fue director del Noticiero Nacional de la Televisión Cubana, en ese tiempo dirigió el paso del NTV en blanco y negro a color y de la utilización de la película de celuloide en el informativo a video tape; fundó y dirigió el primer estudio a color de la TVC, que fue dedicado a la información; fundó la cadena de Telecentros en el país; creó los Servicios Informativos de la TVC; e introduce la participación por primera vez de la mujer como presentadora del NTV y la de los periodistas en cámara, reportando en la calle.
Fue vicepresidente a cargo de la Televisión, del Instituto Cubano de Radio y Televisión de Cuba, desde 1996 hasta el mes de marzo de 2005; así como fundador, director adjunto, vicepresidente y representante de Cuba y jefe de los cubanos en esa misión, en el Canal internacional Telesur, de 2005 hasta abril de 2011.
A su regreso continuó fundando…y hoy es asesor de la Dirección General de la TVC. Con él he discutido, he coincidido, sé que hay personas del ICRT que no lo miran bien, si todos lo hicieran habría que preguntarse el por qué. Es un hombre que ha vivido y vive para la televisión:
Cuándo sacaste al aire La Esclava Isaura, ¿pensaste qué sería un acontecimiento? ¿Cómo llegó a tus manos?
-En el verano de 1983, Tele Rebelde, su canal compañero, recién se estrenaba como señal nacional y buscábamos tener programas que pudieran impactar por sus contenidos y atracción. Yo había asumido la dirección de ese Canal, en aquel entonces Informativo-Deportivo que fue como nació, además de seguir dirigiendo el Noticiero Nacional de Televisión y los espacios que hacían los Servicios Informativos, como Panorama, dedicado al sector de la Cultura artística, realizado por el director de TV, Roberto Ferguson, Telecierre que salía al final de las transmisiones y otros espacios casuísticos de información.
La estructura de este canal descansaba en la de los Servicios Informativos, que después se convertirían en Sistema, a la cual, le añadimos algunos cargos más, necesarios para su funcionamiento.
Una de sus especialidades era la de atender la programación extranjera. Israel González Peña, ya fallecido, un gran revolucionario, de vasta experiencia en esas lides y en el trabajo de la Radio (había sido director de Radio Rebelde) y de la Televisión, era quien asumía esa responsabilidad y siempre andaba buscando ofertas; era una hormiguita, se apareció como a las nueve de la noche en mi oficina con un casete Umatic que contenía un demo de La Esclava Isaura, con el propósito de que lo viera.
Yo estaba a punto de salir, después de un día entero de trabajo desde las 8 de la mañana, complicado como todos, y le digo, González lo vemos mañana. Pero me respondió que si miraba los primeros planos me iba a quedar enganchado. Entonces para decidirme o no, las preguntas de rigor: cuál es el contenido, qué género, de dónde es. Es una novela sobre la esclavitud en Brasil. El término novela me frenó, la Televisión no había puesto y no ponía novelas extranjeras, solo algunas series cortas. Los prejuicios aún no habían sido borrados. Sin embargo, lo de la esclavitud en Brasil me llamó la atención.
Una de las razones por las que no se transmitían, radicaba en que todas ellas transitaban por temas banales, no es como hoy que, aunque giran sobre aspectos de mucha intimidad de parejas, tienen otras sub-tramas de carácter social y la Esclava sí tenía esa condición.
Por tanto, me decidí a ver fragmentos de prueba de la novela. Efectivamente, quedé enganchado y le pedí ver en ese momento el primer capítulo completo, que había venido con el demo. Cuando terminé de verlo ya estaba seguro de que de ponerla sería un acontecimiento.
Ahora la lucha era cómo introducirla y que fuera aprobada.
De inmediato la mandé a poner en la parrilla de programación del verano de nuestro Canal Tele Rebelde, que en unos días debía realizar una conferencia de prensa para informar los materiales que ofrecía.
Me fui a ver a Nivaldo Herrera, presidente del ICRT en ese entonces. Le expliqué mis intenciones, argumentando que era un programa de bastantes capítulos, pero que su contenido estaba relacionado con la esclavitud en Brasil y que sería una buena opción. Con mirada de duda y de suspicacia me dijo, sería la primera novela extranjera que pondríamos y el perfil de Tele Rebelde no es ese. Después de darle múltiples razonamientos, concluyó, veremos.
Como yo conocía su forma de proceder, sabía que no había ninguna negativa y que me daba la posibilidad de experimentar. Horas antes de la conferencia de prensa, lo llamo para informarle que íbamos a anunciar La Esclava Isaura en la programación de verano. Bueno, allá tú, ese es un problema del director del Canal. Lo dijo de buena forma, entre la duda y el apoyo. Cuando él consideraba que algo era no, lo decía muy seguro en el momento.
En horas de la tarde, en la conferencia de prensa que realizamos en la sede del ICAP, en calle 17, informamos que se iba a transmitir.
La pusimos en el horario de las once de la noche, de lunes a viernes para que no chocara con la programación habitual, sobre todo del canal Cubavisión, en ese momento canal 6, que conciliamos con Enrique González, jefe de Programación de nuestro Canal, con Martha Díaz, de ese equipo y otros compañeros, tratando de no molestar a nadie en lo más mínimo. Tenía 76 capítulos de unos 42 minutos, protagonizada por Rubens de Falco y Lucélia Santos, con un estelarísimo elenco de artistas brasileños blancos y negros.
La novela La Esclava Isaura constituyó de inmediato un sunami en la programación de verano de ese año. No imaginábamos ni el 10 por cien del impacto que produjo, cuando nos arriesgamos a poner una novela extranjera al aire, en el segundo canal con cobertura nacional. Recordar que Tele Rebelde se constituye con la unión del Canal Dos, que llegaba solo hasta la provincia de Camagüey, y de Tele Rebelde Santiago de Cuba, que transmitía a las provincias orientales, del cual tomamos su nombre.
La extraordinaria atracción de los públicos latinoamericanos por la novela de televisión se demostraba de nuevo en Cuba y era superada con creces, con un producto bien hecho, bien actuado, en colores y sobre todo con buen contenido pese a sus inconsecuencias.
Líneas de aviones que retrasaban su horario de salida, reuniones interrumpidas, conciertos suspendidos, picos de programación elevadísimos, ajustes de los horarios de electricidad para que no hubiera apagón a esa hora, citas pospuestas, visitas canceladas, apuro por llegar a tiempo a casa para sintonizar Tele Rebelde a las once de la noche, esfuerzos del otro canal nacional para competir. Todo eso, lo indecible y más, ocurrió con la puesta de La Esclava Isaura.
Dado ese gran impacto de la novela en la población, de un Canal que empezaba con nuevos propósitos, informativo-deportivo, el primer gran antecedente de otro proyecto grande, el Canal Caribe, decidimos en coordinación con el Instituto Nacional de Turismo, invitar a Cuba a sus principales actores y, terminado el verano, al final del mes de octubre, estaban en La Habana, Rubens de Falco, Lucélia Santos y su esposo y Ângela Leal, la conocida conejita de la novela, a los que recibí en la losa del aeropuerto Internacional José Martí y hospedamos en el hotel Riviera.
Esta visita constituyó otro acontecimiento. En todos los lugares que visitaron, cuando eran detectados por la población inmediatamente se creaba un molote de gente para vitorear y ver a los actores.
Fueron recibidos por René Rodríguez, presidente del ICAP en ese entonces, en cuya sede se realizó un pequeño recital con la presencia de Luis Carbonell y la animación de Germán Pinelli; también fueron recibidos por Nivaldo Herrera, presidente del ICRT, en ese Instituto, donde pasamos muchos trabajos para poder sacarlos del edificio, por la cantidad de público aglomerado. Cuando intentábamos salir por M, la gente corría para M, cuando lo hacíamos por 23, todos acudían a 23. Al fin pudieron salir dentro de un apretado grupo de personas tratando de tocarlos y hablarles.
En el hospital Hermanos Ameijeiras pasó otro tanto, al punto que, en el forcejeo por salir, Rubens de Falco perdió un zapato.
Julio García Espinosa y Silvio Rodríguez conversaron con ellos en Varadero, en un ambiente de mucha cordialidad.
La visita de los actores brasileños sin dudas constituyó un agradable gran revuelo en el país, donde la prensa toda, desempeñó un importante papel.
El colofón, por supuesto, ante la realidad del movimiento de masas que generó, lo puso Fidel, al recibirlos en el Palacio de la Revolución, donde entabló con ellos un diálogo muy amistoso. Habían pedido verlo y se fueron muy satisfechos por esa atención. Tiempo después se les hacían llegar las fotos del encuentro.
El vigor que había dejado su estancia aquí lo aprovechamos cuando nos dimos cuenta de que solo habían sido invitados los actores blancos, de una novela que versaba su contenido sobre la esclavitud; se hubiera podido catalogar como un acto racista.
Con tal esclarecimiento, recurrimos a que vinieran los principales intérpretes negros y dos más que tenían importantes papeles y que no pudieron hacerlo la primera vez. En esa oportunidad fueron acompañados por el director y actor de ese país, Milton Gonçalves do Nascimento. Su estancia de igual manera fue muy bien recibida y concluyó con un espectáculo musical, transmitido por Tele Rebelde y animado por ellos.
De tu época en Cubavisión, ¿qué espacios recuerdas con más placer?
-A mí me designaron como vicepresidente del ICRT para atender la Televisión a finales de 1995, después de participar en la vuelta a la tierra junto a la Delegación que encabezó el Comandante en Jefe, Fidel Castro, y que comenzó por Europa, pasó por la República Popular China, Vietnam, Japón e hizo una escala técnica en Canadá.
Esta nueva responsabilidad no me era ajena porque desde el Departamento Ideológico del Comité Central del Partido, donde estaba, atendía la Radio y diez años antes había dirigido el Noticiero Nacional de TV y el Canal Tele Rebelde. Sin embargo, había que enfrentarse a situaciones nuevas y muy complejas, como son todas las de la Televisión en cualquier época.
Durante más de nueve años en esta labor, imagínate cuántas cosas pasaron y programas se hicieron. Comenzamos en dos direcciones: fortalecer el equipo de dirección con buenos especialistas y que además pudieran dirigir adecuadamente, y emprender el camino de la iniciativa, la creación de nuevos espacios que respondieran tanto a los buenos contenidos como al entretenimiento y el interés, teniendo en cuenta las experiencias de los que antes pasaron por ahí.
Yo le doy mucha importancia a la satisfacción y al interés que cualquier programa pueda despertar en los públicos. Sin él, no hay teleaudiencia. Por supuesto, no fueron pocos los obstáculos que hubo que sortear, sobre todo dos de los que siempre permanecen: las incomprensiones y la falta de recursos.
Pero antes de ir a lo específico que me preguntas, quiero expresar una satisfacción política adquirida en este trabajo de la televisión y el ICRT. Se trata del apoyo que en esa etapa se dio a todo el movimiento de la Batalla de Ideas que encabezó Fidel: las Mesas Redondas diarias, Tribunas Abiertas, aquellos actos multitudinarios por el regreso de Elián González y su llegada a Cuba, y sobre todo la presencia del Jefe de la Revolución en su bregar diario haciendo y dirigiendo el proyecto socialista que defendemos.
Rescatar el concurso de música Adolfo Guzmán y haberlo realizado varios años, es algo que se puede recordar con agrado; allí pusimos a concursar a muchos compositores y cantantes haciendo música cubana. El Guzmán era todo un acontecimiento, desde que comenzabas a pensar y conformar el jurado, hasta el espectáculo final e incluso después lo disfrutabas, pese al intenso y cuidadoso trabajo que había que hacer y lo que implicaba su repercusión positiva o negativa. Irma Larín y Julio Pulido, como director del programa, eran sus ejecutivos más importantes. Sara González, Lucía Huergo, Geidy Igualada, Liuba María Hevia, Ariel Alfonso y el Tosco, entre otras personalidades conformaron alguna vez el jurado. José Luis fue en varias oportunidades su director musical. Rememoro y satisface hacerlo, el Gran Premio al tema de Pedro Romero, Mariposa, que interpretó Beatriz Márquez o el Premio a la Popularidad a Qué Hago con la Canción, del mismo autor que cantó Vania Borges, en uno de los Guzmanes.
En el sector de la música hay muchas cosas más que sentaron pauta y que hoy aún se mantienen. Hecho en Cuba, programa de Video-Clip, antecedente de Los Lucas, idea del director Orlando Cruzata, que nos costó esfuerzos para ponerlo al aire por incomprensiones. Teníamos razón. Después se convirtió en lo que es hoy, el magnífico espectáculo de los Premios Lucas.
23 y M, dirigido en aquel entonces por Julio César Leal, Lo bueno no pasa, de Gloria Torres, Piso 6, por Joel Guillian, Ultra Casual, antecedente de Cuerda Viva, de Ana Rabasa, que también se convirtió en un Festival de Música Alternativa, Bravo, del director Roberto Ferguson, dedicado al Ballet y la Danza en general, que cumplió recientemente 25 años, Bailar Casino, de Víctor Torres, quien además organizó junto conmigo las grandes fiestas de fin de año que se realizaban en los barrios habaneros con las mejores orquestas. A veces eran hasta más de 10 puntos en la ciudad y todas estaban varias veces en vivo en la transmisión de la Televisión, porque esas presentaciones bailables para el pueblo, constituían un gran espectáculo en su conjunto.
Los programas musicales de cierre y apertura de la programación de verano. A estos les dimos un realce que no habían tenido nunca, donde propiciamos que participaran realizaciones de los Telecentros y llegaron a tener decenas de espacios en esas parrillas estivales. Con ellos organizamos, por primera vez, los Festivales Nacionales que llegaron a tener una prominente repercusión. Gratos recuerdos.
La gala al Comandante Juan Almeida, en el 45 Aniversario de La Lupe, los Festivales del Caribe, realizaciones bien hechas, Fiesta Boricua, programa de boleros en coordinación con productores de ese país, coordinado por Cari Rojas, al frente de la Redacción de Musicales en ese tiempo, Roxy Bar, paquete de programas para un verano realizado en Cuba por el periodista y presentador italiano de TV, Red Ronnie, con cantantes cubanos y de Italia, entre otros que sería larga la lista.
Pero si quiero, por último, en lo que se refiere a música, recordar, aunque a algunos les moleste, tres programas que hicimos con Alfredito Rodríguez y que fueron de alta teleaudiencia, dos sobre boleros y otro de canciones, todos de música cubana, la nuestra. En Familia con Alfredo, se ganó a la inmensa mayoría del público televidente, por su escenografía, la forma de hacerlo, lo novedoso en aquel momento, sus entrevistas. El contenido, nada en contra de la Revolución, al contrario, su música cubana toda. A las 12 del día, con una hora de duración, se alcanzó el 95 por ciento de teleaudiencia en todo el verano de ese año. Las banalidades que pudo haber tenido no le hicieron sombra a su éxito. La respuesta está en que todo lo que se hace hay que proyectarlo, organizarlo, discutirlo y prepararse para cada momento.
La Sombrilla Amarilla, fue un proyecto de excelencia como se demostró después. Estaba engavetado. Cuando me hablaron de él, me quedé ganado. Realmente nos dio trabajo, pero al fin salió y tuvo éxito. Fue el antecedente de Claro Carita. Hubo otros, pero sería largo referirlos.
En los dramáticos había una crisis de guiones para hacer sobre todo novelas, como ha sido característica siempre. Se pagaba poco por un trabajo muy acucioso y responsable y los escritores no lo asumían. Magda González Grau, en ese entonces jefa de la Redacción de Dramatizados y yo desplegamos un ingente esfuerzo que nos dio algunos resultados, insuficientes por supuesto.
De ahí surgieron Las Huérfanas de la Obra Pía y si mal no recuerdo La cara oculta de la luna, entre otras, con un buen contenido, objetivo claro que teníamos en vincular ese aspecto medular con los resortes tradicionales que definen este tipo de programa.
En lo referido a la novela extranjera tratamos de diversificar y no solo remitirnos a las novelas de O Globo, muy atractivas por cierto como Roque Santeiro, Vale todo e incursionamos con Café con Aroma de Mujer, de Colombia y Ochín, de Japón.
Asimismo, hay que destacar el vuelco que le dimos al teatro en televisión, que hasta ese momento lo que se hacía era filmarlo en los escenarios para la TV. Comenzamos una producción de grandes obras con realización para la televisión que nos resultó muy bien. Recuerdo Andoba, dirigida por Mario Balmaseda y María de los Ángeles Jauma, Las Brujas de Salem, por Moya, Aire Frío, por Mirtha González. También recuerdo La Casa de Bernarda Alba, entre otras.
En esa etapa surgió en el género humorístico, Sabadazo, dirigido por Julio Pulido, que fue un extraordinario acontecimiento televisivo y más tarde Jura Decir la Verdad, con Ulises Toirac, que también constituyó un hito televisivo en ese género.
No podemos dejar de mencionar a Entre tú y Yo, que cubrió la urgente necesidad de informar sobre la vida televisiva y sus producciones.
Hubo otras apariciones de programas relacionados con la vida social, histórica y política del país, fue una etapa muy prolífera, de mucho trabajo y éxitos, donde estuvieron presentes también desaciertos y sin sabores, pero no es el caso ahora. Lo que sí está claro es que impulsamos la necesidad de buscar ideas buenas y hacer creaciones de interés.