Luego de semanas con mucho trabajo por un grupo de los que creen aún en la belleza y la utopía, terminó la edición 33 del premio Caracol de la Asociación de Medios Audiovisuales y Radio de la UNEAC.
Quien solo asista a la ceremonia de premiación no sabe cuantos debates y esfuerzo hay detrás de cada decisión. Si tienen dudas pregúntenle, por ejemplo, a Milene Paz y María de los Ángeles Quintana, integrantes de la oficina de la asociación, que se echaron arriba un cúmulo de tareas para que todo saliera bien.
Porque no solo artistas trabajan para estos encuentros, ¡ay, de ellos si no tuvieran quien garantizara desde realizar una llamada telefónica hasta repartir un te!.Este 2011 la convocatoria para el concurso fueron remodeladas, excepcionalmente abarcaron lo que se hizo en el cine, la radio y la televisión, durante 24 meses, por lo que la inscripción fue más difícil que cuando se compite por un solo año.
Aunque en las bases conste la intención de premiar la excelencia, entregar los grandes caracoles, a las mejores obras del audiovisual cubano de hoy, hay que valorarlas de nuevo porque existen diversas sugerencias que deben tenerse en cuenta.
Para lograr tan alto y difícil objetivo de galardonar lo mejor en el 2010 y 2011 se formaron los jurados con bastante dificultad: muchos de los que pudieron ser buenos jueces competían y por tanto no podían evaluar, pero los que asumieron tan responsable y a la vez ingrata tarea trabajaron días enteros por conseguir los mejores resultados. Por primera vez funcionó el comité de selección que abrió el diapasón de mentes para juzgar a las obras enviadas e inscriptas por sus autores.
En cine de ficción ¿cómo no iba a ser así? triunfó José Martí: El ojo del canario de Fernando Pérez, mientras en ópera prima Ian Padrón se llevaba el trofeo por Habanastation. En no ficción hubo un premio compartido para Bohio, de Carlos Yosbany Rodríguez Rodríguez de la Televisión serrana y Cisne cuello negro, cuello blanco de Marcel Beltrán Fernández de la Escuela internacional de cine. En el caso de animación el lauro se lo llevó Ernesto Piña Rodríguez por Wajiros
Alejandro Gil con Extravíos ganó en ficción de televisión, mientras hubo dos trofeos compartidos en no ficción para Hábitat de Randol Menéndez Cruz y Una calle mil caminos de Omar Leyva Cisnar.
Caridad Martínez volvió a merecer un caracol en radio, esta vez en ficción con Requiem por Mariana y en no ficción fue para Yudemis Acosta Silva por Santa Bárbara: por los caminos de una tradición.
En cada uno de los tres medios se entregaron además cinco premios por especialidades, así fueron congratulados directores, guionistas, editores y otros artistas que contribuyen a que una obra alcance altos quilates.
Dentro de los textos valorativos triunfaron Pedro Rafael Noa Romero por De la reapropiacion del mito en Los dioses rotos y Jacqueline Venet Gutiérrez por Como si una inminencia hosca…
El premio Violeta Casals que se entrega a un locutor por el trabajo de todo un año lo mereció Samuel Osvaldo Urquía Álvarez de la Emisora: CMHW, de Villa Clara.
Luego de estos resultados como sucede en casi todos los concursos, hay quienes consideran justas las decisiones de los jurados y otros que las cuestionan. Pienso que la excepción es la película de Fernando Pérez, que ha recibido unánime aplauso de crítica y público.
Pero el Caracol desde su génesis es más que un certamen, es un espacio de confrontación, de diálogo, de convergencias y divergencias, que afloran en su taller teórico, este año dedicado a Rufo Caballero, uno de sus animadores y críticos más constante en los últimos tiempos y que esta vez sólo estuvo sólo con su aliento entre los asistentes al debate de diversos temas.
Precisamente, acerca de la crítica en Cuba y tras las imborrables huellas de Rufo, fue la primera contienda en la que una vez más se recalcó sobre la importancia de la crítica a los medios desde la televisión y la radio.
Contar la historia, contar historias, fue un atrayente intercambio en el que participaron importantes historiadores sobre y cómo se habla de la historia; la programación en la radio y la televisión despertó encendidas polémicas, en las que participaron altos ejecutivos de los dos medios; la afrorealidad acerca de cómo es llevado el tema de lo negro a los medios devino tarde lluviosa y de agudos debates sobre un asunto en el que aún queda mucho por hacer; la deficiente manera de formar actores para la televisión despertó también polémicas que bien debían tener en cuenta los distintos niveles de enseñanza artística y se terminó con un rico intercambio acerca de las nuevas tecnologías, su uso y abuso.
En los diferentes paneles intervinieron entre otros reconocidos especialistas, Francisco López Sacha, Norma Mederos, Mario Más Vidal, Elvia Rosa Castro, Alejandro Gil, Magda Resik, Reinaldo Sanchez Porro,
Tatiana Zayas, Ilse Bulit, Magda González, Antonio González, Reinaldo Cedeño, Maydelis Gómez Samón, Nelson Herrera Ysla, Noel Bonilla, Graciela Chailloux, Fernando Hechevarría, Verónica Lynn, Bertha Verdura, Roger Ricardo, Rafael de la Osa y Milena Recio.
No falta quienes dicen que estos debates no consiguen ningún dividendo práctico y no es así. Es verdad que muchos de los planteamientos y sugerencias de un año no se ven resueltos al siguiente y a veces caen en saco roto, sin embargo, voy a poner un solo ejemplo: el respeto al derecho de autor que se discutió con fuerza en el caracol en ediciones anteriores. Entonces no había respuesta. Hoy, creadores y creadoras del cine disfrutan de su aplicación, mientras en la televisión y la radio existe consenso para su ejecución y sólo se espera que se implemente.
Otra característica del Caracol es su alto espíritu democrático: en esas discusiones intervienen todas y todos los que tengan algo que decir, y como lo quieran decir, lo que provoca, a veces, fuertes controversias.
En fin, no el mar, sino el cielo es el espacio donde deben volar los caracoles. Para conseguir tal objetivo todos los creadores del mundo audiovisual que sientan la necesidad de que cada espacio sea una propuesta cultural, deben participar con sus obras y su decir en el encuentro más importante del cine, la radio y la televisión para los artistas cubanos.