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 Esta semana el tema de la sección Contrapunteo, en el Noticiero Cultural, vuelve a focalizar los debates al respecto

En el nuevo acercamiento al tema del turismo cultural en Cuba que propuso el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana, sobresalió el enfoque del periodista y crítico de arte Pedro de la Hoz, quien subrayó ideas esenciales tales como: ordenar con seriedad las opciones culturales a los consumidores y opacar las intenciones de crear cultura artificial para el turismo.

Tabaco, ron, sol y playa, fueron algunas de las etiquetas que redondearon años atrás la imagen de Cuba para el turista nacional y extranjero. Santiago de Cuba era, entonces, la apoyatura musical con sus agrupaciones tradicionales en vivo, ante la riqueza de solistas y agrupaciones, la fórmula parecía funcionar.

Más allá de la encuesta, la realidad exigió preguntar al que disfrutaba en los diferentes horarios sobre las preferencias y lo que encontraba en la cultura local. El turismo extranjero prevaleció en la nocturnidad y fue denominador común escuchar que la esencia de esta región  estaba en su música. Si eso se alteraba, ya no sería igual. Pocos fueron los que indagaron sobre música clásica y teatro.

La realidad señala que con el alza de las capacidades de alojamiento y las conexiones aéreas y marítimas, el turismo en Cuba aumenta. La idea es que el consumidor acceda a productos culturales reales y conozca, desde su cultura legítima, a la sociedad cubana.

En Santiago de Cuba existen más de 15 instalaciones turísticas, algunas de ellas situadas en el corredor patrimonial  y no siempre lo que se ofrece en esas locaciones es lo real. Al decir del periodista y Premio de Periodismo Cultural Pedro de la Hoz: “no se debe hacer cultura artificial para el turismo, (sin embargo) en muchas ocasiones es justo eso lo que se hace”.

En esta región esa fórmula facilista  para agradar al visitante pierde vigencia ante el pensamiento y la puesta en práctica de potenciar el turismo de eventos. El mundo podrá visualizar, por ejemplo, la cultura popular y sus portadores desde el Festival del Caribe.

De esta manera encuentros como el de Terracota o el Internos, que promueve el Taller Cultural “Luis Díaz Oduardo”, podrían multiplicar las intenciones de intervenir desde las artes plásticas, en centros educacionales y hospitalarios.

Vale mencionar que la Red de Carnavales del Caribe fortalece los vínculos para que el Rumbón Santiago, declarado Patrimonio Cultural de la nación, tenga más impacto en las redes sociales e incorpore portadores de otras partes del mundo. Países como República Dominicana y Francia se han probado en las avenidas Garzón y la Alameda, sitios que en su momento apoyaron y apoyan los desfiles de estas fiestas populares.

La red de museos y bibliotecas, el teatro y las artes plásticas reclaman incluirse en ese paisaje que se anuncia al turismo extranjero, un producto avalado por la crítica y el público conocedor. “Se está trabajando con vistas a restablecer lo que hace diez años se había convertido en un sistema de que la mayoría de los hoteles se conviertan en portadores de la verdadera cultura cubana”, explica Rodulfo Vaillant, presidente de la filial santiaguera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Hablar del Turismo Cultural en Cuba tiene que ver con el desarrollo comunitario, el trabajo de las casas de cultura, la identificación de los grupos tradicionales y  toca de cerca la diversificación de las alternativas que históricamente ha tenido el país de sol y playa.

“Todavía en Cuba el turismo cultural es una asignatura pendiente y no tiene ni siquiera la vista de aprobado. Eso tiene que pasar por el desarrollo local sostenible y el desafío de la descentralización. Santiago es parte importante del potencial turístico cubano, allí existen sitios declarados Patrimonio Mundial, cuenta con espacios declarados Monumento Nacional, tiene su Tumba Francesa, declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad. Tiene expresiones de rumba. Santiago es un nicho importante  para llevar por el buen camino a quienes buscan, desde lo cultural, la carta de presentación de este país”, acota Jesús Guanche, antropólogo cubano.