Acercamiento a modos de enunciación cultural en la TV
En ocasiones nos preguntamos: ¿basta colocar asuntos de interés general en documentales, noticieros, unitarios, series, filmes y telenovelas, para motivar la reflexión de los públicos? Habida cuenta de que el cine y la televisión se han convertido en vasos comunicantes en retroalimentación perpetua, esta interrogante, entre otras, lideran en el momento de concebir ideas y puestas, destinadas al escenario mediático.
De ningún modo se debe simplificar el impacto de la TV, debido a su capacidad para persuadir desde el espacio íntimo, mediante palabras, discursos e imágenes, los cuales revelan conflictos y circunstancias, en dependencia del interés, la intencionalidad de creadores y televisoras.
El guion determina la estructura y la dinámica interna, condiciona el resultado artístico de una obra, pues es lo primero que confrontan actores, actrices y especialistas al aceptar su participación en cada proyecto. Pero ese elemento no constituye el todo de las narrativas audiovisuales. Los televidentes precisan ver la historia en acción, son conscientes de una máxima del canon griego: “la perfección está en la unidad de las partes”. Para conseguirlo hay que garantizar la coherencia y la verdad artística de todos los elementos implicados en el relato o la trama, de nada vale solamente privilegiar componentes cognoscitivos, ideológicos, formales o de otro tipo.
Demuestran lo anterior Un palco en la ópera y Grandes series, ambos programas del Canal Educativo. A partir de sus estéticas particulares exploran actitudes de personajes, situaciones límites, rivalidades, frustraciones, venganzas; establecen una relación entre el orden de la acción y el de la vida mediante una refiguración de la experiencia temporal. Ciertamente, cada puesta es una individualidad en sí misma, los realizadores acuden a leyes y cánones, que establecen dinámicas en las narraciones devenidas instrumentos del conocimiento humano.
Toda realización de TV exige autenticidad estética, incluso aunque no incluya referencias evidentes a la realidad exterior. El valor artístico es una cualidad integradora, se piensa y realiza en el proceso creativo, no admite improvisaciones, ni negligencias, estas suelen afectar las partes y el conjunto de la puesta. Para transgredir preceptos y soluciones resulta imprescindible dominar lo establecido. Desde la Estética se reconoce que, “la comprensión de arte, como un sistema de signos cuyas unidades, se articula con cierta intencionalidad comunicativa”.
Menospreciar bocadillos mal interpretados, luces planas, escenografías deficientes, desajustes en vestuarios y maquillajes, significa limitar o negar la perfección de elementos portadores de significado, y su relación con el resto de la obra. Para creer en lo que se ve en pantalla, el quid no solo está en la singularidad del contenido, sino en el todo.
En esta y otras direcciones hizo énfasis el dictamen de la Comisión Cultura, medios y redes sociales, acordado en el Noveno Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Llamó: “a constituir grupos de creación desde la membresía de la Uneac que puedan evaluar, analiza y proponer iniciativas creadoras y líneas de acción, las cuales favorezcan una mejoría sustancial de la programación de la radio y la tv tanto nacionales como locales”. Los valores culturales, éticos y estéticos tienen que ser una práctica vital en los medios de comunicación audiovisuales de servicio público, dirigida a la formación y el enriquecimiento espiritual, formativo, del ciudadano. Pensemos en esto.
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- La niñez necesita comprender la realidad cotidiana mediante la lectura y los medios de comunicación audiovisuales.