Entre tu y yo

Comentario sobre una destacada realizadora de la televisión cubana

 Recientemente le pedí a Ana María Rabasa que diera una entrevista a una amiga del portal. Su respuesta fue la que esperaba: única, como es ella. Me dijo que no le gustaban las entrevistas, y por eso escribo este pequeño, pero bien intencionado texto.

Desde mis inicios en el Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt) me vincularon a su programa Cuerda Viva, conocido por todos los que han consumido televisión cubana alguna vez. Desde entonces me apegué no solo al espacio sino también a Ana, como cariñosamente la llaman sus amigos y compañeros.

 En su trabajo tiene siempre una mezcla de entrega, seriedad y a la vez de gozo, porque disfruta mucho dirigir programas de televisión. Es muy raro no verla bailar en una grabación. Cuando poncha las cámaras, ya sea en el estudio o en el remoto, no se puede estar quieta. Exige siempre mucho de las luces y a sus artistas. Para su programa solo lo mejor de cada uno de quienes la rodean. No sé si tiene algo de vampira, pero a sus artistas les exige una sola cosa: “¡Dame sangre!”.

Hace poco tuve la posibilidad de disfrutar del documental suyo “Amor de millones”, sobre Sara González. Estuvo simplemente genial. Cuando le pregunté al respecto me aseguró haber hecho tantos que hasta hizo uno sobre Juana Bacallao.

Además, viendo las propuestas del Canal Clave me encontré con que también realizó un programa musical de boleros. Como siempre, le dije que lo había visto y que no sabía de su faceta romántica. Me respondió que todas las personas se enamoran y necesitan un momento de romance en sus vidas. Ella puede hacer de todo, pero debe llevar siempre su sello: lo diferente.

A veces bromea conmigo sobre su fama, pero en realidad ella es sencilla, espontánea. Le gusta enseñar a los más jóvenes, a quienes nos dice a modo de jarana “aprendan, que no soy eterna”.

A sus amigos también les exige mucho. Por sobre todas las cosas es amiga de los leales. Ella va de frente, no le gustan las medias tintas y por eso exige solo la verdad.

Debo resaltar que su imaginación y rapidez de ideas siempre me sorprenden. Es ágil; el movimiento de su cuerpo parece ir al compás del de sus neuronas. De ideas brillantes, es amante y defensora de lo diferente. Con ella se cumple el dicho de “quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.

Aprovecho para darle las gracias por sus enseñanzas. Quizás no le gusten mucho mis cumplidos, pero “honor a quien honor merece”. Y para terminar, ¡muchas felicidades por el reciente cumpleaños! Espero que sigas enriqueciendo nuestra televisión con tus ideas únicas.