Entre tu y yo
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- Escrito por: Rosana Rivero Ricardo/Ahora
- Categoría: Entre tu y yo
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El día en que Melisa le sonó -en buen cubano- una “galleta” a Orestes, sintió que se la merecía. A fin de cuentas, “la homofobia no se usa”. Pero a Anel, la actriz holguinera que interpreta este personaje en la serie cubana “Calendario”, le dolió más el golpe que al mismísimo muchacho.
“La escena de la galleta a Orestes no fue nada fácil. Tuvimos que repetirla dos o tres veces. Recuerdo que no sabía cómo hacerlo, porque tenía miedo a darle muy duro. Cuando hicimos la primera toma y no quedó, me puse a llorar: me costaba tener que repetirlo. Aunque el actor Ernesto Codner (Orestes) estaba muy adolorido, me tranquilizó y me dijo que no me preocupara y lo hiciera como lo sintiera”.
Melisa se despojó de Anel y así quedó una de las escenas de golpes más creíbles de la televisión cubana en los últimos tiempos; otro punto para el gustado dramatizado que detiene a la Isla frente a los televisores, cada domingo en la noche.
Melisa en el calendario de Anel…
-Hice el casting para el personaje de Amalia, la maestra. Finalmente, Magda González Grau -la directora de la serie- toma la decisión de ofrecerle el protagónico a Clarita García y me llama para decirme que tenía otro personaje pensado para mí. Así llegó a mis manos Melisa. Estoy más que agradecida y feliz de ser ella en la serie. Tenía que serlo.
“Calendario” ha representado un gran crecimiento profesional y personal. Es la producción más grande en la que he estado hasta ahora en la televisión. Son muchos meses de rodaje con un equipo grande. Requiere mucha concentración y estudio previo para aprovechar al máximo el tiempo en el set. Es un equipo muy talentoso, con actores consagrados. Eso merece un respeto a la hora de enfrentarse a la escena.
La serie me ha dado la oportunidad de llegar a muchas personas, con una historia muy real, representada con sensibilidad y amor. Estoy muy agradecida con ella por la oportunidad y muy feliz con el resultado. Todo lo que queríamos está reflejado en la pantalla.
Holguín, su tierra de encanto…
-De Holguín recuerdo especialmente mis clases en la Academia de Ballet, con los profesores Silvia y Alejandro Millán. Con ellos, siendo muy pequeñas, participamos en lo que sería nuestra primera presentación profesional con el espectáculo “La Muñeca Negra”. Hablo en plural, porque soy gemela y ambas sentíamos afición por la danza.
De la danza a la actuación…
-La Academia de Ballet fue la primera vía que encontró mi familia para canalizar esa inquietud que teníamos desde bien pequeñas. Cuando llegamos a la edad requerida nos presentamos a las pruebas de aptitud para la Escuela Vocacional de Arte (EVA) y aprobamos en Danza, cuestión que agradezco, en buena medida, a mi tía Bárbara, quien me acompañaría desde la academia y en las pruebas que vendrían después.
Fueron años de mucho sacrificio para mí y mi familia. Allí estuvimos de quinto a noveno grado. La especialidad era muy rigurosa y demandaba mucho tiempo y esfuerzo. Mi abuelo se encargaba de vigilar nuestra dieta, que no nos faltaran los vegetales. Mi abuela era maestra de Español-Literatura y Martiana, y siempre estuvo pendiente de nuestro nivel académico.
Siempre sentí curiosidad por actuar. Cuando llegué a noveno grado, decidí hacer las pruebas de actuación, pero sin mucha conciencia de lo que significaba. La parte física me fue muy fácil. El poema y la canción las elegí en el momento.
Aprobé y me fui a hacer el Taller Regional de Actuación en Bayamo, Granma; provincia donde me correspondía estudiar la especialidad. Allí había una representación de profesores de La Habana, entre los que estaba Corina Mestre. Recuerdo que días antes de ir, mi abuela me dijo: ¿Te imaginas que te escogen para ir a La Habana?.
Al mes llamaron de la Escuela Nacional de Arte (ENA) para invitarme al Taller Nacional en la capital. Aunque las pruebas eran similares en cuanto a forma, el rigor era mucho mayor y la preparación por parte de los aspirantes también.
Regresé a Holguín. Más tarde supe que había aprobado las pruebas de teatro en La Habana. Me presenté al Pase de Nivel en Danza, más para acompañar a mi hermana que por contemplarlo como mi futuro, y lo aprobamos.
Solo me quedaba elegir y decidí irme a la ENA. Aunque sabía que iba a ser difícil, por la distancia con mi familia y mi hermana, era una gran oportunidad y un aprendizaje que no podía perder.
En la ENA conocí el significado de ACTUAR, lo complejo que podía llegar a ser, lo importante que es ser respetuoso con tu trabajo y el de tus compañeros.
Me gradué con la compañía de teatro El Público que dirige Carlos Díaz, mi primer contacto con el mundo profesional. Desde hace 5 años pertenezco a la compañía teatral La Montaña, dirigida por Jazz Martínez Gamboa, con la cual estamos presentando una adaptación del clásico “Medea”, de Eurípides.
Con esta misma compañía he trabajado en obras como “Ricardo III”, “Equus” y “Personas, lugares y cosas”. El teatro es muy complejo, pero a mi modo de ver es el medio más enriquecedor para el actor.
Por la puerta ancha de la pantalla…
-He incursionado poco en la televisión; pero con excelentes proyectos y directores a los que estoy muy agradecida. La primera vez fue en el telefime “OH”, dirigido por Yoel Infante, con el personaje de Susana, una joven que, para vencer sus inseguridades y ser aceptada por su novio, empieza a tener problemas con el alcohol. La actuación me valió el premio CARICATO en 2018, auspiciado por la Asociación de Artistas Escénicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Anteriormente se había estrenado el mediometraje “Oculta”, de la directora Jessica Franca, en el que interpreto a María, una muchacha becada en una escuela en el campo que trata de esconder un embarazo no deseado.
“Oculta”, mediometraje protagonizado por Anel Perdomo
Justo durante el proceso de casting de Calendario, estaba en pre-producción el telefilme “El revólver”, dirigido por Charlie Medina. En él interpreto a Carmen, una joven bailarina que inicia un matrimonio con un hombre mayor, en el cual es abusada física y sicológicamente.
Hasta el momento solo he hecho una película: “Wasp Network” (“Red Avispa”). El filme fue dirigido por Olivier Assayas, reconocido cineasta francés, y está basado en el libro The Last Soldiers of the Cold War del escritor y periodista brasileño Fernando Morais.
Para mí fue un verdadero privilegio formar parte de esta producción internacional. Es una obra con un reparto eminentemente hollywoodense: Penélope Cruz, Edgar Ramírez, Warner Moura, Ana de Armas, Leonardo Sbaraglia y Gael García Bernal. En la cinta interpreto el personaje de Adriana, la esposa de Gerardo Hernánde Nordelo. Fue una experiencia única y enriquecedora.
Más allá de la actuación…
-El modelaje lo disfruto mucho. He trabajado en videos clips nacionales con directores como Joseph Ross. También tuve la oportunidad de participar en el videoclip “Empress”, de la banda de Irlanda del Norte y Escocia “Snow Patrol”.
Videoclip “Empress”, de Snow Patrol.
En el caso de la fotografía, he colaborado con fotógrafos como Luis Alberto Aguirre, May Reguera y Mónica Molinet. De esta última, destaca un retrato de mi gemela y mío que le valió el premio de la convocatoria “Humans of the World” que desarrolla la plataforma internacional Life Framer.
Con fecha en el Calendario…
- A los holguineros les digo que próximamente me podrán ver en la segunda temporada de Calendario. Si llegan a la Habana, me podrán ver en el teatro. Les agradezco el cariño, los mensajes de amor y el tiempo que se han tomado en ver la serie. Espero que la sigan disfrutando.
En el capítulo 2, minuto 8, se presenta el conflicto de Melisa, personaje interpretado por la actriz holguinera Anel Perdomo.
Tomado de Ahora
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- Escrito por: GIUSETTE LEÓN GARCÍA Fotos: Maikel Herrera Videos y edición: Amilcar Acosta/ CUBASÍ
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El actor cubano Leonardo Benitez cuenta a CubaSí sobre su personaje Tomás en la novela cubana Tú.
Leonardo Benítez no había tenido una mañana fácil, pero entró a la redacción de CubaSí con toda la profesionalidad y los encantos que ya habíamos visto en Maykel Yunior, el mayor Julio y Tomás. Conversamos tanto y con tal fluidez sobre todos ellos y sobre el propio Leo cuando no anda en otra piel, que se nos hace difícil creerle que es un tipo tímido.
Tomás le llegó casi por accidente, nos confesó el actor que encarna a uno de los personajes que más expectativas ha despertado en la telenovela Tú. En un par de días tuvo que estudiar para enfrentarse a escenas complejas (unas de hospital que no hemos visto y, por cierto, esto es lo más parecido a un spoiler que pudimos obtener de Leo; suerte la de Lester Hamlet de contar con un artista tan discreto como talentoso).
—¿Cómo ha sido la experiencia con Tomás?
—Tomás es un personaje súper rico y lo disfruté muchísimo. Yo agradezco que haya llegado a mí, porque a raíz de la novela de 2015, Latidos compartidos, la gente me enmarcó como un supuesto «galán de telenovelas», y yo no quiero eso. Maykel Yunior se robó el show en esa novela, porque marcó un antes y un después. Yo creo que fue el primer actor negro que hacía un personaje protagónico, y a raíz de eso, vinieron otros personajes con esos colores; incluso en Tras la huella, mi personaje del mayor Julio, cada vez que va a entrevistar a una muchacha... que si lo mira, que si se ríe... Entonces dije: bueno, Tomás es un tipo diferente, con una cicatriz en su rostro, tiene una lesión que no se divisa bien, pero la tiene en su brazo izquierdo; así que pensé: esto hay que hacerlo, lo voy a aprovechar.
«Me ha traído a mí espiritualmente sacar cosas que tenía dentro como actor, buscar en zonas oscuras y sacarlas afuera, porque eso hacen los actores, desnudar el alma, no solo quitarse la ropa, aunque Tomás empezó la novela un poco calentico y, ya te digo, lo he vacilado muchísimo. El público lo agradece. En la calle me preguntan: ¿dónde dejaste la cicatriz? La gente empezó odiando a Tomás, ya después se descubre por qué sus actitudes y ahora la gente lo ama, como yo sabía que iba a pasar».
—¿Alguna anécdota con el público?
—A mí lo que me maravilla es que en las redes me escriben como si yo fuera realmente Tomás, me pasa mucho en Instagram que me ponen: «compadre, ¿por qué hiciste eso?, ¿por qué sacaste a Ivette y a la niña de la casa?». Pero me emociona porque son cosas muy lindas las que me dicen: la gente llora, porque he tenido escenas muy duras, me mandan audios con sollozos. Creo que el personaje ha llegado muchísimo al público y eso me encanta.
—Es que Tomás es uno de los personajes con más giros emocionales, digamos. ¿Cuánto más nos falta por ver con este hombre?
—Bueno, está el tema de la cicatriz... Ya se sabe que no fue Adriancito, pero ¿quién se la hizo? Adriancito sabe quién fue, y eso es algo que todavía no ha terminado y va a ser muy fuerte. Lo que te puedo contar es que voy a volver a cantar. Ya canté una vez una canción de Amaury Pérez, pero me falta otra.
—¿Y cómo te ha ido con ese reto que les puso Lester Hamlet?
—A mí me gusta cantar, porque yo empecé por el deporte, después me metí en un grupo de rap con mi mejor amigo, empecé a hacer música, entré en un coro lírico, o sea, me gusta cantar y esto fue divino para mí.
—¿Alguien los ayudó a prepararse?
—Sí, Rey, el de los Sampling. Él, muy dado a nosotros. Yo le propuse algunas ideas porque esa canción era un vals y yo le sugerí aprovechar el tema y llevarlo a una rumba, al guaguancó, porque se lo quiero prestar a la historia con Adriancito. El tema no se trata de eso, yo lo adapté. A él le preocupaba si eso le iba a gustar a Amaury. Yo le dije: pienso que sí, él se va a sentir agradecido, porque es una canción que tiene muy guardada y la vamos a sacar a la luz y, efectivamente, cuando la escuchó, nos hizo los elogios más grandes.
—Tal y como decías, Maykel Yunior fue el primero y quizás el único galán negro de las telenovelas cubanas. ¿A qué crees que se debe esto?
—Yo te puedo decir que yo no he sufrido tanto el racismo en la televisión, pero lo hay. Hay un racismo solapado que existe en esta sociedad. Existe en otros países también, pero como yo soy cubano y vivo aquí, yo sufro el de aquí. Por ejemplo, Maykel Yunior no se escribió para un actor negro, sino para un actor blanco, y yo lo hice porque Dios quiso que lo hiciera, pero en la redacción no querían. El codirector de esa telenovela, Felo Ruiz, dijo: hay un actor brasileño que se llama Lázaro Ramos que protagoniza novelas, ¿por qué aquí en Cuba no se puede? Él lo defendió y, finalmente sí, yo quedé y lo hice. Pero generó una polémica fuerte en la televisión y en el público también, porque no había costumbre de ver a un actor negro en un protagónico. Después lo asimilaron, pero fue polémico.
«El difunto Tomás Piard, un director de cine al cual yo le agradezco mucho, hizo una película que se llama El viajero inmóvil, y había un personaje que hacía una alusión a Mella. Él quería que yo lo hiciera y en la redacción le dijeron: no, pero a ver, nosotros nos llevamos súper bien con Leo y lo queremos, pero es una alusión a Mella. Perfecto, es una alusión, no es Mella... Él no me pudo dar ese personaje, me dio otro, pero a mí no me interesaba hacerlo y eso lo sufrí un poquito, porque me gustaba mucho la química con Tomás Piard, como me dirigía... Lo sufrí en su momento y decía: ¿por qué piensan así? Aunque te repito que a mí no me ha afectado tanto, siempre he tenido trabajo y la gente al final me ha asumido bien».
—¿Qué hace que Leo Benítez se enamore de un personaje?
—Yo he aprendido en esta carrera, ya son 22 años en ella, y es que en la actuación lo último que tú haces es lo que la gente recuerda, no se puede vivir de los aplausos del ayer. Sí, la gente recuerda hoy a Maykel Yunior, que gustó mucho, pero han venido otros personajes que han hecho bulla por lo bien que la gente ha visto que los he hecho. Yo siempre digo: bueno, esto yo lo quiero hacer digno, que me quede bien, quiero marcar un antes y un después siempre, con todos los proyectos, pero si el personaje yo veo que no tiene fibra, no tiene vísceras, no me interesa. Yo incluso he rechazado cine por hacer un personaje que me interese en televisión. Esa es mi lucha siempre con los asesores en Tras la huella, la gente tiene que ver de qué estoy hecho, quién es el ser humano, y es lo que siempre estoy yo mirando en los guiones.
—Has trabajado bastante en cine, televisión y teatro. ¿Qué disfrutas más?
—El cine es lo que más me gusta. Es donde mejor nado, donde me siento más cómodo. Es una sola cámara, es como más intimista, y si no, voy al otro extremo, al teatro.
—Y cuando no está actuando, ¿qué prefiere hacer Leonardo Benítez?
—A mí me gusta ver televisión. No soy un consumidor de televisión cubana, consumo las novelas porque me veo a mí y a mis amistades, los Tras la huella, incluso cuando no estaba, pero veo mucha serie extranjera. Estas que tienen temporadas de trece capítulos, por ejemplo, veo en una noche toda la temporada. Salgo con mis amigos, salimos mucho en grupo, me gusta divertirme a lo grande con mis amigos. Me gusta escribir poemas, pero cuando me da el pálpito, canciones también. Soy un tipo que siempre está pensando mucho hacia el mañana. Llevo una vida generalmente tranquila. Soy noctámbulo. En las noches voy a estar generalmente despierto pensando o creando o viendo una serie.