Entre tu y yo
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- Escrito por: Ivón Peñalver
- Categoría: Entre tu y yo
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Entre los más recientes laureados con el Premio Nacional de Periodismo José Martí destaca el nombre de uno de los referentes más notables de la televisión cubana, Roberto Fergunson.
El maestro Fergunson, Premio Nacional de Televisión 2013; ese hombre de hablar bajo y pausado, que ante la reconocida exclamación de “Bravo” ha permitido con su obra ofrecer tanto a conocedores como a neófitos los más diversos acontecimientos que, en el orden de la cultura, han acontecido en esta isla.
Siempre receptivo a los deseos del televidente, su sed incansable de beber de las fuentes reales del conocimiento lo hicieron asumir el liderazgo de emisión del Noticiero Nacional de Televisión y, a partir de ahí, el camino por la Mesa Redonda, las tribunas antiimperialistas, las transmisiones de actos patrióticos, conciertos, espectáculos, dramatizados han sido el perenne reto en materia de creación para ese valioso profesional.
¿Hasta dónde haber sido director de emisión del Noticiero ha influido en el Fergunson de hoy?
«Bueno, el informativo como es una propuesta diaria requiere de una gran inmediatez. Se realiza en vivo, por tanto, corres el riesgo de que una vez montado todo llegue una noticia vital de última hora, y eso ocurre muchas veces. Y justamente esa particularidad me exigió gran dominio en el manejo técnico del swicher. Fueron 25 años en el noticiero, por tanto, practicaba todos los días. Eso me dio una habilidad que yo luego pude emplear en el resto de los programas que continué dirigiendo.
«Había directores muy buenos, por cierto, que a la hora de montar las grabaciones en el swicher no se les daba bien y eso fue algo que tuve a mi favor. Por eso siempre aconsejo que todas las especialidades de la televisión -camarógrafos, sonidistas, diseñadores de luces, locutores, en fin, todos- deberían pasar por el Noticiero porque les da una gran habilidad, destreza y sangre fría ante cualquier contrariedad porque hay que salir al aire. Eso es un compromiso, es más, la televisión es un compromiso mayor.
«Hoy cuando pienso en esa etapa siempre agradezco la oportunidad porque contribuyó a que haya podido asumir, menos programas deportivos, todos los géneros televisivos. Me resulta muy agradable atesorar en el recuerdo aquellas grandes galas en provincia, actos políticos, sobre todo los del 26 de Julio, los festivales de ballet, los acontecimientos con la Sinfónica. Recuerdo que hubo una etapa en la que se reunían todas las orquestas sinfónicas de la isla en La Habana, incluso, hubo un festival que terminó en la Plaza de la Revolución, con la actuación de Héctor Quintero interpretando El Padre nuestro Latinoamericano acompañado de la Sinfónica Nacional. Captar todo eso me exigió junto a la emoción de disfrutarlo, la objetividad de ir por encima de la emoción para no desdeñar ningún detalle del momento. Y esa objetividad la aprendí y gané en el noticiero.»
Roberto Cornelio Fergunson recibe el Premio Nacional de Periodismo José Martí de manos de Ricardo Ronquillo, Presidente de la Upec (Foto: Ariadne Prado Cabale, Juventud Rebelde).
¿Qué pasa con Fergunson cuando va a hacer un remoto de una gala?
«Esa propuesta siempre constituye un reto. Lo primero que hay que hacer es ir a los ensayos para ver la ubicación de las cámaras, los momentos más importantes del espectáculo; discutir con los directores artísticos de teatro y eso es muy importante porque ellos conciben la luz de una manera. Atrás vengo yo y les aclaro que la televisión es otra cosa, que no se puede grabar con una luz media; se necesita más para que lo vea todo el mundo. Pero convencer de ello es difícil, por ejemplo, en el ballet.
«Hoy es bastante común que las compañías, sobre todo las modernas, utilicen penumbra y eso es fatal para la transmisión televisiva. Entonces ahí comienza la magia con el realizador de imagen para que pueda llegar a la televisión con nitidez y realmente se pueda disfrutar.»
¿Cómo ve Fergunson el fenómeno cultural en la televisión?
«La televisión siempre ha ido de la mano del rigor. Por tanto, la veo como eso: un espacio de creación riguroso y eso no se puede perder por muy difíciles que sean los tiempos y las condiciones de trabajo.
«Antes, por ejemplo, no existía distinción entre actor dramático y humorístico. Eras actor, así te menciono a María de los Ángeles Santana, Enrique Santisteban que lo mismo hacían un Teatro ICR que San Nicolás del Peladero; una Consuelito Vidal que lo mismo era “Yerma” que la figura invisible en Detrás de la fachada. Eso quiere decir que independientemente que cambien los tiempos, ante una propuesta siempre había junto al equipo técnico una figura vital que el asesor. El asesor en la televisión juega un rol fundamental a la hora de valorar el lugar que ocupa cada quien y cada cosa. Esa figura no puede verse como el freno del proceso creativo; todo lo contrario, es el filtro para que la obra no se pierda ni en excesos ni por defectos. Eso es rigor.»
¿Cuál ha sido el mayor reto para mantener un programa como Bravo”
«Bravo es un programa necesario para mantener actualizado al televidente de cómo se mueve la escena musical, fundamentalmente la nuestra. En estos momentos he tenido dificultades con los equipos de remotos y es una pena porque la televisión está perdiendo esa posibilidad que sí cubren, por ejemplo, las disqueras. Estas sí tienen el potencial para grabar sus lanzamientos de fonogramas y conciertos. Luego los llevan al Canal Clave; sin embargo, la televisión pierde la posibilidad de hacerlo.
«Ese fenómeno Bravo lo sufre; no obstante, y en lo posible, mantengo la disposición de grabar siempre que la televisión lo necesite porque sé que el televidente lo espera. Cuando se trata de calidad, la gente lo disfruta y aplaude, aunque sea desde casa.»
¿Qué hay del maestro Fergunson en el aula?
«Yo comencé impartiendo clases en el Centro de Estudios, después Jesús “Chucho” Cabrera me pidió que me incorporara en la escuela de televisión que estaba en 20 y 5ta. Avenida, lo que hoy es la FAMCA. Le dije que podía contar eventualmente conmigo para conferencias, ya que dar clases regulares a universitarios iba a impedir continuar con este mundo habitual de la dirección de programas que, defectivamente, fue y es mi camino. Así que a la docencia le dedico un tiempo más limitado, intervengo en tribunales, en consejos asesores pero la pequeña pantalla roba tiempo hasta cuando estás descansando.»
¿Imaginó alguna vez el premio Nacional de Periodismo José Martí?
«Realmente fue una muy grata sorpresa. Y recuerdo aquellos primeros tiempos en que graduado de Historia me fui a hacer el Servicio Social a Santiago de Cuba, exactamente en Tele Rebelde. Yo llegué al canal dos meses después de su creación, -año 68-, por eso digo que soy fundador. En esa fecha Serguera me envió a pasar el curso de dirección aquí, en La Habana, y cuando terminé me dijo: “¡Quédate en el Noticiero que es donde se escribe la historia diaria de este país!”. Te repito, fueron 25 años en el Noticiero que, si bien fueron combinados con otros géneros televisivos, constituyeron la primera y fundamental puerta abierta para seguir desarrollándome en otras líneas.
«Además, el informativo me ha dado la oportunidad de formar y ver crecer a valiosos profesionales, entre ellos Dinorah del Real, Teresita Segarra, Rosalía Arnáez, Aida Rodríguez, Edel Morales, Rafael Serrano…hasta Froilán Arencibia. Y eso es una de las tantas satisfacciones que me ha regalado la televisión, a la que ahora sumo el Premio Nacional de Periodismo José Martí, de quien aprendí que “el deber de todos los hombres es estar allí en donde se es más útil”.»
Y ha sido así. El maestro Fergunson con su voz suave y andar tranquilo recorre los pasillos de edición, coordinando algún remoto, intentando que no haya espacios de silencio en una televisión que le necesita; por eso, ella siempre aguarda su puntual llegada.
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- Escrito por: Thalía Fuentes Puebla, Juan Emilio Calvo Ochoa/CUBADEBATE
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Mirtha Lilia Pedro Capó no necesita un rol protagónico para acaparar la atención del espectador en cada producto audiovisual en el que participa. Su fórmula parte de la cubanía, y en no pocas de sus interpretaciones las dotes histriónicas de la actriz coquetean con el humor. Esa técnica la ha repetido con éxito en Destino Prohibido con la carismática Iluminada, o Reyna, la servicial, en el Rostro de los días. La radio y el teatro también conocen de sobra su talento.
Ahora la artista regresa a la televisión en Asuntos Pendientes— la telenovela de turno dirigida por Felo Ruiz y Tamara Castellanos—, y cuando cada capítulo de la entrega termina, queda el sabor agridulce de quererla durante más tiempo en pantalla y que sus ocurrencias y diálogos te hagan olvidar par de minutos la realidad. ¿Quién no conoce a “los Pichingos”?
Cuando Mirtha Lilia leyó el guion conectó desde el primer momento con Dayana. “Sabía que podía sacar partido de ese aspecto ocurrente de ella, de los dicharachos que utiliza, de esa parte solidaria, de querer ayudar y animar”, explica.
Además del carisma, la actriz destaca el espíritu emprendedor de esta mujer que vende café en su solar, pero que quiere prosperar y ama con locura a su esposo. Hace muñecas, manualidades, y en este sentido, Pedro Capó confiesa que trató siempre de resaltar ese aspecto afanoso de su personaje.
“Creo que lo que tienen en común Dayana y Mirtha Lilia precisamente es esa capacidad de sobreponerse ante cualquier dificultad y seguir pa’ lante. Ese ánimo es el que le inculca a la amiga. Soy de las que pienso que hay que continuar a toda costa”, dice la actriz.
Decenas de anécdotas deja para contar un proceso creativo como este. Por ejemplo, el apodo de Pichingo no estaba en el guión de la novela. “Quería buscar una manera bien cubana, que no estuviera manida, de decirle a Eliseo. Empecé a hacer una lluvia de ideas con una prima. A ella se le ocurrió Pichi, pero era muy común. A mí Guañingo, pero me sonaba guajiro. Unimos ambas palabras y salió el Pichingo. Cuando lo dije por primera vez, sabía que tenía fuerza y garra para atrapar al público”.
Y la idea de Mirthia Lilia no falló y ahora todos la llaman en la calle “La Pichinga” . “Cuando cojo una guagua me dicen: ‘¿Qué tú haces aquí? ¿Tu esposo no maneja el carro de la unidad?’. El público cubano es muy agradecido. Me transporto diariamente en botella al ICRT para grabar en la radio. Hay personas que me han llevado hasta la puerta de mi casa. Estoy muy agradecida por esa gratitud y todas las muestras de afecto”.
“¿Qué hubiera hecho diferente?”, repite la siguiente pregunta de un cuestionario vía WhatsApp. “La gente dice que abro los ojos y es verdad. Eso me sale en muchos personajes. Quizás hubiera intentado hacerlo diferente pero en el calor, cuando uno tiene las emociones a flor de piel, es difícil contener esos detalles. Tal vez hubiera hecho un estudio más minucioso y detallado de la corporalidad de Dayana, como la manera de caminar”.
—¿A qué cree que se deba la aceptación que ha tenido este personaje en el público?
-Dayana es una mulata cubana; la vecina que hay en cualquier cuadra de nuestro país. Es la que te impulsa, la que te estimula. Creo que los cubanos somos así y siempre nos animamos unos a otros. Convertimos cada revés en victoria y nos reímos de nuestras propias desgracias. Así es Dayana. Ella las inventa en el aire. Creo que el público de cierta manera se ha visto reflejado en la Pichinga.
“Además, los dicharachos. Todo es gracias a Eliseo. Él fue criado por su abuelo que decía esas frases muy cubanas. Dayana y Eliseo están juntos desde el PRE y eso se refleja en su forma de hablar. Encontré un librito de frases y proverbios cubanos y creo que no me quedó uno por decir.
“También esa picardía que tiene Dayana y que nos caracteriza, porque el cubano es sandunguero; serio cuando tiene que serlo. La gracia para colarse por el hueco de una aguja. Lo otro que se incluye en el resultado es la interrelación y la confianza con el director y la seguridad que te imprime. En Asuntos Pendientes se logró”.
Actualmente, Mirtha Lilia trabaja en la radio, protagonizando dos radionovelas: Sentido y Sensibilidad, de época, donde encarna a una damita joven y a una señora de casa muy simpática, y Mujeres, donde también interpreta dos roles.
“La radio es apasionante. Imagínate cuántos personajes diferentes puedes hacer en un día. No importa tu edad, estatura, color de piel, si eres gorda o flaca. Lo principal es que puedas transmitir a través de la voz la psicología del personaje”, asegura la actriz a Cubadebate.
También está haciendo en teatro el monólogo “Justicia” del libro Teatro para minutos, de Juan Mayorga. Recientemente terminó una temporada de “La casa Bernarda Alba”, donde interpretó a La Ponce. Ahora en abril se volverá a poner en escena. “Estoy al servicio del arte”, asegura esta actriz quien lleva la creación como premisa.
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La artista tiene su propio libro a la hora de estudiar un personaje: “Tomo una hoja de papel y la divido en cuatro. En una pongo lo que dice el escritor del personaje; en la otra lo que opinan el resto de los roles de mi personaje; lo que quiere el director; y en la última, lo que pienso yo. A partir de ahí leo la novela completa y voy sacando los detalles”.
La otra parte primordial es la interrelación con los actores que más íntimamente dialogan con el personaje, agrega, e ir fomentando un vínculo, que a su juicio, tiene que ir más allá del ensayo.
La actuación es la pasión de Mirtha Lilia Pedro Capó. Su hobby favorito. “Lo que más me gusta hacer es ponerme en la piel de otros personajes. Transmitir emociones, sentimientos diferentes, hacer que el público reflexione a través de mi interpretación o divertir a las personas. “Actuar me hace sentir útil porque los demás también necesitan ver la vida desde otra estética”.