Entre tu y yo
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- Escrito por: Thalía Fuentes Puebla, Juan Emilio Calvo Ochoa/CUBADEBATE
- Categoría: Entre tu y yo
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Mirtha Lilia Pedro Capó no necesita un rol protagónico para acaparar la atención del espectador en cada producto audiovisual en el que participa. Su fórmula parte de la cubanía, y en no pocas de sus interpretaciones las dotes histriónicas de la actriz coquetean con el humor. Esa técnica la ha repetido con éxito en Destino Prohibido con la carismática Iluminada, o Reyna, la servicial, en el Rostro de los días. La radio y el teatro también conocen de sobra su talento.
Ahora la artista regresa a la televisión en Asuntos Pendientes— la telenovela de turno dirigida por Felo Ruiz y Tamara Castellanos—, y cuando cada capítulo de la entrega termina, queda el sabor agridulce de quererla durante más tiempo en pantalla y que sus ocurrencias y diálogos te hagan olvidar par de minutos la realidad. ¿Quién no conoce a “los Pichingos”?
Cuando Mirtha Lilia leyó el guion conectó desde el primer momento con Dayana. “Sabía que podía sacar partido de ese aspecto ocurrente de ella, de los dicharachos que utiliza, de esa parte solidaria, de querer ayudar y animar”, explica.
Además del carisma, la actriz destaca el espíritu emprendedor de esta mujer que vende café en su solar, pero que quiere prosperar y ama con locura a su esposo. Hace muñecas, manualidades, y en este sentido, Pedro Capó confiesa que trató siempre de resaltar ese aspecto afanoso de su personaje.
“Creo que lo que tienen en común Dayana y Mirtha Lilia precisamente es esa capacidad de sobreponerse ante cualquier dificultad y seguir pa’ lante. Ese ánimo es el que le inculca a la amiga. Soy de las que pienso que hay que continuar a toda costa”, dice la actriz.
Decenas de anécdotas deja para contar un proceso creativo como este. Por ejemplo, el apodo de Pichingo no estaba en el guión de la novela. “Quería buscar una manera bien cubana, que no estuviera manida, de decirle a Eliseo. Empecé a hacer una lluvia de ideas con una prima. A ella se le ocurrió Pichi, pero era muy común. A mí Guañingo, pero me sonaba guajiro. Unimos ambas palabras y salió el Pichingo. Cuando lo dije por primera vez, sabía que tenía fuerza y garra para atrapar al público”.
Y la idea de Mirthia Lilia no falló y ahora todos la llaman en la calle “La Pichinga” . “Cuando cojo una guagua me dicen: ‘¿Qué tú haces aquí? ¿Tu esposo no maneja el carro de la unidad?’. El público cubano es muy agradecido. Me transporto diariamente en botella al ICRT para grabar en la radio. Hay personas que me han llevado hasta la puerta de mi casa. Estoy muy agradecida por esa gratitud y todas las muestras de afecto”.
“¿Qué hubiera hecho diferente?”, repite la siguiente pregunta de un cuestionario vía WhatsApp. “La gente dice que abro los ojos y es verdad. Eso me sale en muchos personajes. Quizás hubiera intentado hacerlo diferente pero en el calor, cuando uno tiene las emociones a flor de piel, es difícil contener esos detalles. Tal vez hubiera hecho un estudio más minucioso y detallado de la corporalidad de Dayana, como la manera de caminar”.
—¿A qué cree que se deba la aceptación que ha tenido este personaje en el público?
-Dayana es una mulata cubana; la vecina que hay en cualquier cuadra de nuestro país. Es la que te impulsa, la que te estimula. Creo que los cubanos somos así y siempre nos animamos unos a otros. Convertimos cada revés en victoria y nos reímos de nuestras propias desgracias. Así es Dayana. Ella las inventa en el aire. Creo que el público de cierta manera se ha visto reflejado en la Pichinga.
“Además, los dicharachos. Todo es gracias a Eliseo. Él fue criado por su abuelo que decía esas frases muy cubanas. Dayana y Eliseo están juntos desde el PRE y eso se refleja en su forma de hablar. Encontré un librito de frases y proverbios cubanos y creo que no me quedó uno por decir.
“También esa picardía que tiene Dayana y que nos caracteriza, porque el cubano es sandunguero; serio cuando tiene que serlo. La gracia para colarse por el hueco de una aguja. Lo otro que se incluye en el resultado es la interrelación y la confianza con el director y la seguridad que te imprime. En Asuntos Pendientes se logró”.
Actualmente, Mirtha Lilia trabaja en la radio, protagonizando dos radionovelas: Sentido y Sensibilidad, de época, donde encarna a una damita joven y a una señora de casa muy simpática, y Mujeres, donde también interpreta dos roles.
“La radio es apasionante. Imagínate cuántos personajes diferentes puedes hacer en un día. No importa tu edad, estatura, color de piel, si eres gorda o flaca. Lo principal es que puedas transmitir a través de la voz la psicología del personaje”, asegura la actriz a Cubadebate.
También está haciendo en teatro el monólogo “Justicia” del libro Teatro para minutos, de Juan Mayorga. Recientemente terminó una temporada de “La casa Bernarda Alba”, donde interpretó a La Ponce. Ahora en abril se volverá a poner en escena. “Estoy al servicio del arte”, asegura esta actriz quien lleva la creación como premisa.
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La artista tiene su propio libro a la hora de estudiar un personaje: “Tomo una hoja de papel y la divido en cuatro. En una pongo lo que dice el escritor del personaje; en la otra lo que opinan el resto de los roles de mi personaje; lo que quiere el director; y en la última, lo que pienso yo. A partir de ahí leo la novela completa y voy sacando los detalles”.
La otra parte primordial es la interrelación con los actores que más íntimamente dialogan con el personaje, agrega, e ir fomentando un vínculo, que a su juicio, tiene que ir más allá del ensayo.
La actuación es la pasión de Mirtha Lilia Pedro Capó. Su hobby favorito. “Lo que más me gusta hacer es ponerme en la piel de otros personajes. Transmitir emociones, sentimientos diferentes, hacer que el público reflexione a través de mi interpretación o divertir a las personas. “Actuar me hace sentir útil porque los demás también necesitan ver la vida desde otra estética”.
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- Escrito por: Ivón Peñalver/Fotos: cortesía del entrevistado
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De esa manera define su relación con la pequeña pantalla Guillermo José Canals Fernández. Dicho así, pocos siguen la ruta del nombre. Basta nombrar a Willy Canals y de seguro una sonrisa aflorará en el rostro del interlocutor porque este hombre que llegó a la televisión en los años ochenta no se ha apartado de la dinámica del estudio, de la grabación in situ, del rigor y la responsabilidad que implica asumir un show en vivo o grabado, o guardar el recuerdo imborrable de una competición deportiva donde Cuba, incluso contra los pronósticos, se lleva el lauro a casa.
Este profesional que, entre sus más recientes galardones recibió el premio Pequeña Pantalla, ha vivido todas las experiencias posibles en el medio. Luego que se enciende el bombillo rojo, se prende a la par, en su interior, el rigor y la responsabilidad de asumir su trabajo cada vez mejor.
La máxima martiana de que “trabajar por lo que se ama y amar aquello que se trabaja”, marca su paso por el universo de la televisión, su otra casa.
Willy ¿Cómo llegas a la televisión y qué significa ella para ti?
“Llegué a la televisión después de concluir el servicio militar. Un amigo camarógrafo de mucha experiencia, Yaqui Ortega, me dijo que iba a impartir unos cursos por si a mí me interesaba. Acepté, sin imaginarme siquiera que ese podría ser el camino, pero me atreví y hasta el día de hoy. Felizmente, ha sido el camino.
“La televisión ha significado algo muy grande que temo no poder definirlo con palabras. A ella le debo, ante todo, mi desarrollo integral: como persona y profesional. He podido crecer porque ante cada responsabilidad que he tenido que asumir como parte de un equipo, donde he aprendido lo que vale no solo desempeñarme bien como individuo, sino también procurar que el trabajo de todos quede en buen término.
“Cada aplauso, en caso de un espectáculo grabado para la televisión, o cada espacio en vivo que cuenta con la aceptación del televidente irradia una alegría colectiva y, por tanto, regala una satisfacción infinita saber que uno puso «un granito de arena» en ese éxito. Es un sentimiento muy grande.
“De la misma manera, representar a mi país en diferentes competiciones deportivas como juegos olímpicos, panamericanos y centroamericanos; participar en las visitas ofrecidas por los Papas a Cuba son experiencias inolvidables, como también los premios que he recibido en estos años me llenan de emoción, entre ellos ahora recuerdo, el sello Aniversario 65 de la Televisión Cubana; los de la Dignidad por los Juegos Centroamericanos de Veracruz y los Panamericanos de Toronto. Por supuesto, la reciente entrega del premio Pequeña Pantalla es otro galardón muy especial que me compromete mucho, porque constituye el reconocimiento a un trabajo que he asumido con toda humildad y devoción a la vez.”
Willy Canals fue distinguido en el 2022 con el premio Pequeña Pantalla (Foto: Cortesía del entrevistado)
¿Cuál es el mayor reto desde tu especialidad para con la televisión?
“Creo que es el poder aprender y enseñar algo todos los días. Este es un medio que no deja de sorprenderte, no solo por su alcance, sino también por el desarrollo que gana en cuanto a tecnología, por tanto, demanda crecimiento profesional y una entrega constante para todos y todas los que acceden a laborar en ella. Tal vez por eso los conocimientos adquiridos a través de estos años procuro compartirlos con los más jóvenes y en esa retroalimentación sigo aprendiendo.
“La televisión, como cualquier otra esfera de la cultura, exige sensibilidad. No se trata de plantear un plano, abrirlo o cerrarlo únicamente, en mi caso, o ver la factibilidad de un u otro uso de la luz, la televisión es un todo incluido en el que el conjunto de las especialidades, sin excepción, resultan imprescindibles. Por eso de todas aprendo, aunque no me dedique a ellas, por supuesto. De la misma manera, le agradezco a los profesionales que comparten ese espacio de trabajo conmigo: desde los primeros colegas hasta el más reciente graduado”.
Willy Canals junto al General de Ejército, Raúl Castro Ruz (Foto: Cortesía del entrevistado)
¿Qué consejos le darías a los jóvenes que llegan a la televisión?
“Lo más importante es saber sacrificarse por el trabajo. Mucho respeto y disciplina, así se logra ser un buen profesional de la televisión y en este caso un buen camarógrafo”.
El agradecimiento infinito a este hombre que me ha dedicado este tiempo de descanso para responderme estas interrogantes. Ya sé bien cuánto le cuesta mucho hablar de sí, aun cuando es un excelente conversador y dicharachero. En sus más de cuarenta años en la televisión cubana han sido múltiples las experiencias, pero ha preferido vivirlas y referirlas siempre detrás de cámara y sigue siendo esa la posición elegida y preferida para seguir haciéndola suya.
Willy Canal y el Dr. Francisco Durán durante las transmisiones de las conferencias de prensa sobe la Covid-19 en Cuba (Foto: Cortesía del entrevistado)