Entre tu y yo
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- Escrito por: Ivón Peñalver
- Categoría: Entre tu y yo
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Entrevista a Dalgis Román. La destacada profesional tunera comenta sobre sus experiencias dentro del ámbito televisivo.
Es de esos rostros que al verlo inspira confianza; si con el transcurso del tiempo hay oportunidad para intercambiar criterios, recuerdos y, sobre todo, comentar proyectos, descubres en el hablar pausado y sonrisa tierna de Dalgis Román que detrás de cada idea suya hay un apego inmenso a su tierra natal, a su casa grande, Cuba, y un respeto sin dobleces hacia el trabajo, esencialmente, si este tiene como centro a los niños y niñas.
Recientemente, coexistimos en una actividad de la cuarta edición del Encuentro Internacional de Artes para la Infancia, Corazón feliz, donde esbozó una serie de criterios en torno a la creación hacia las más jóvenes generaciones; al tiempo que hizo resaltar el inmenso esfuerzo que desde todos los telecentros del país se realiza para satisfacer, desde la producción televisiva, a este importante grupo etario.
Sus reflexiones quedan respaldadas por años de esfuerzo y entrega, y una síntesis de ello nos la regaló en esta conversación para el Portal de la TV:
¿Cómo llega la televisión a tu vida, Dalgis?
«La televisión llegó a mi vida por esa suerte de fértil semilla que es la felicidad. De niña disfrutaba largas horas frente a su pantalla. Ese mundo se convirtió en mi juego favorito, así es que presentaba programas imaginarios y quería ser como Consuelo Vidal porque me gustaba lo que, esa cubana irrepetible, provocaba en los demás.
«Fue la radio mi escuela, ya que en Las Tunas no tuvimos televisión hasta el 30 de diciembre del año 1999, cuando se funda nuestro telecentro; para esa fecha estaba embarazada. Me incorporé al colectivo de TunasVisión cuando mi hijo Camilo Ernesto había cumplido su primer año. Cámaras y micrófonos han sido, desde entonces, mis fieles compañías, en momentos muy duros y también muy felices».
Dalgis junto al equipo de TV Alegría (Foto: Cortesía de la entrevistada)
Hay una Dalgis vinculada desde TunasVisión al trabajo para los niños. ¿Por qué?
«A la locución me dediqué de forma absoluta por mucho tiempo; pero siempre sentí la necesidad de aportar a la forma, no solo al contenido. Entendí que hay otros modos de decir que exigen de la imagen mayor protagonismo, aunque soy una convencida del poder de la palabra. Justo es que reconozca que mis directores de programas permitían de buen agrado mi libertad creativa, ellos me dieron la oportunidad.
«Comencé dirigiendo documentales, con la tutela de Niuver Rodríguez, maestra en ese género y en el testimonio, donde también incursioné con agrado. He dirigido en un espectro muy amplio: informativos, musicales, humorísticos, culturales; pero son los infantiles los espacios que más me regocijan, quizá porque aún soy un poco niña, y porque ese público sincero y agradecido me reta constantemente la imaginación y la creatividad: dos componentes que me sostienen la alegría».
Hijos de Las Tunas y La casa de Papote fueron propuestas que, cada una a su modo, develaron la sensible creatividad de Dalgis Román ¿Desde qué estética procuras sustentar tu discurso?, y ¿cuánto de esa estética te aporta como ser humano?
«Mi estética es la del estremecimiento, la de la verdad que le habla directo a la cámara y convence.
«Cada obra tiene su modo particular de conectar con el público, y el director asume la misión de desentrañar esa esencia y hacer del equipo el engranaje para que cada recurso del audiovisual traduzca en sentimiento la parte que le toca. Yo he sido muy afortunada al trabajar con especialistas muy comprometidos, responsables y buenos seres humanos. En cada entrega voy completa, no me guardo nada y disfruto el crecimiento en colectivo.
«La casa de Papote nos abrió las puertas a la animación y fue Ernesto Parra el que escogió a mi familia, cuando recién se había aprobado el Registro del Creador Audiovisual y Cinematográfico Independiente para poner en pantalla nacional el latido de fe que es Teatro Tuyo.
«¿Cómo le respondes a un hermano que pone su vida en tus manos? ¡Con amor! El espacio que fuimos construyendo, y al que le nacieron habitantes muy simpáticos, es la convivencia armónica y de respeto donde se puede vivir con plenitud. Ya estamos en producción de su tercera temporada.
«En cambio, Hijos de Las Tunas, fue un regalo que quise hacerle a la provincia a que pertenezco, con cuidadosa selección de los coterráneos que enorgullecen mi alma cucalambeana. Me quedaron deudas; pero, sí, podré saldarlas».
Dalgis junto a Ernesto Parra, actor principal y guionista de La casa de Papote, durante el rodaje de la tercera temporada del programa (Foto: Cortesía de la entrevistada)
Recientemente te incorporaste nuestro portal web como colaboradora periodística, ¿cómo ha sido la experiencia?
«Al Portal de nuestra televisión llegué como colaboradora a solicitud de la Dra. Norma Gálvez, quien me vio en la presentación del libro Al aula, Didáctica de la locución, locución para todos, de las maestras en este arte, Idania Martínez Grandales y Rosalía Arnáez.
«Yo estaba en calidad de público, y cuando recibí el encargo de reseñar lo acontecido escribí sin detenerme y con pleno disfrute. La propuesta se hizo formal posibilidad de trabajo, y no dudé en incorporarme a un equipo que admiraba, gracias al acercamiento que mi querida Paquita Armas había provocado (como tanto bueno) en esta tunera.
«Me encanta esta nueva faceta en mi vida profesional. Amo reconocer en los demás la virtud, el talento y el sacrificio. Esos elementos están latiendo en cada puesta en pantalla. Ser cómplice, puente del cariño que le retribuya el pueblo a nuestros compañeros y al medio televisivo del que me siento eterna deudora, es un gozo al que no pienso renunciar por complicadas que puedan ser mis jornadas de docencia en el Centro de Estudios y mis empeños en la realización audiovisual».
Estás preparando un nuevo proyecto televisivo. ¿Nos puedes ofrecer más detalles?
«Tras nueve meses en proceso de habanerización (así me gusta llamarle a la adaptación al modo de vida capitalino) he comenzado a grabar Como Tú, un programa por y para la adolescencia cubana.
«Se gestó en “a+ Espacios Adolescentes”, un sitio que debería multiplicarse por toda Cuba y eso vamos a lograrlo desde la televisión.
«Yo siento que Eusebio acompaña este sueño. Su estreno será el próximo 3 de julio, a las seis de la tarde por el canal Cubavisión. Mostrará jornadas de diálogo sincero en torno a temáticas propuestas por los jóvenes y aventuras lúdicas mientras se disfruta del patrimonio de toda la nación. Además, compartiremos las artes como en oasis de luz y valores.
«Estoy muy feliz, tengo buenos amigos y una familia que se sigue multiplicando en el trabajo ¿acaso puede existir dicha mayor?»
Parte del equipo de Como Tú, nuevo proyecto de Dalgis Román para la televisión (Foto: Cortesía de la entrevistada)
Como tú en poco tiempo será el próximo retoño de Dalgis Román, creadora que contagia con su impulso; el mismo que le llevó junto a su esposo a confeccionar títeres: Sol, Compasillo y sus compañeros fueron los personajes creados para el programa TV Alegría, que también se transmitió por la televisión nacional. Otro reto ideado para niños y niñas.
Así va sumando a su vida, la de personajes; la de rostros sin nombre o sitios por descubrir. Ese fue el rumbo elegido y la satisfacción: poder transitarlo entre sueños y realidades contados desde y para la televisión.
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- Escrito por: Félix A. Correa Álvarez/Alma Mater
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Yanm Calderin es el actor que interpreta a Leonardo en Calendario. Para él, la serie escrita por Amílcar Salatti y dirigida por la experimentada Magda González Grau, fue una escuela. El rodaje de la primera temporada llegó a su vida justo cuando no podía asistir a las clases del ISA — Instituto Superior de Arte — por el confinamiento que impuso la Covid-19 en el país; lo tomó como una oportunidad para continuar estudiando, ahora en un set devenido en aula de actuación, con nuevos compañeros que, según el propio Yanm, se convirtieron también en maestros
Yanm Calderin es el actor que interpreta a Leonardo en Calendario. Para él, la serie escrita por Amílcar Salatti y dirigida por la experimentada Magda González Grau, fue una escuela.
El rodaje de la primera temporada llegó a su vida justo cuando no podía asistir a las clases del ISA — Instituto Superior de Arte — por el confinamiento que impuso la Covid-19 en el país; lo tomó como una oportunidad para continuar estudiando, ahora en un set devenido en aula de actuación, con nuevos compañeros que, según el propio Yanm, se convirtieron también en maestros. «Calendario permitió que la gente empezara a conocerme, a saber de mí. Me ha dado experiencias con el público muy lindas que atesoraré siempre», asegura el joven actor con el que nos reencontramos en esta segunda entrega de la serie; esta vez con un Leo diferente, marcado por el duelo, la culpa y la ansiedad, un joven que ha visto derrumbarse ante sus ojos los pilares de una familia a la que creía perfecta.
— ¿Cómo fue el reencuentro con Leonardo? ¿Cuánto ha evolucionado en esta segunda temporada? «Una locura. Recuerdo que Magda nos reunió a Anabel Arencibia, a Karen Machado y a mí para conversar sobre nuestros personajes, porque en esta segunda entrega crecerían muchísimo. A mí me invadió el miedo, sabía que tenía una gran oportunidad en mis manos y una responsabilidad mayor dentro del ritmo del proyecto.
El niño de la primera temporada tenía que crecer a la fuerza y dar un giro, no había espacio para la sobriedad. Tenía que lanzarme y eso fue lo que sentí, al principio vértigo, pero mientras iba planeando, cada vez estaba más seguro que el paracaídas se abriría».
Yanm Rubén Calderín: «El niño de la primera temporada tenía que crecer a la fuerza y dar un giro, no había espacio para la sobriedad.»
Fotos: Cubavisión
—¿De qué elementos te apropiaste para la caracterización del personaje en esta segunda entrega? «Tuve que estudiar mucho, eran muchas las atmósferas que Leonardo viviría; primeramente, la pérdida de un hermano y prácticamente de la familia entera, porque su mundo se derrumba. Estudié cada una de las etapas del duelo, en cuál me iba a concentrar yo específicamente, la ansiedad y los escapes que iba a tener de esta, cuál era el papel que me tocaba tomar dentro del esquema de una familia fraccionada. «Como resultado de la ansiedad el personaje llega a las drogas; ahí tuve muchos referentes cinematográficos, entre ellos recuerdo haber visto varias veces Diario de un rebelde, y Trainspotting — recomendadas por mi bella Clarita García, la profe Amalia — y algunos videos de personas en estados reales de adicción. Cuando empiezas a contrastar estos referentes, te das cuenta de que la realidad es mucho más aplastante que la ficción, mucho más horrible e impactante. «Traté de mantener al personaje con un ritmo interno constante, que no le diera paz, que se escapa de su interior de vez en cuando en movimientos repetitivos e inconscientes.
Traté de refugiarlo en su mundo, con sus audífonos siempre, con él mismo. «Una de las escenas más complejas fue la de la funeraria, que marca el inicio de este conflicto en Leonardo. Yo traté de vivirla y tuve la fortuna que fue una de las últimas escenas que grabé y ya tenía acumuladas todas las vivencias de la temporada, solo debía volverlas a recapitular en mi mente y recordar todo. Por otra parte, tuve compañeros muy talentosos, pero sobre todo muy generosos, que se entregaron en cuerpo y alma para que yo me sintiera lo más involucrado posible con ellos; así fluyó entre lo que yo tenía y lo que ellos me daban. Fueron unos meses tensos y de estar constantemente buscando recursos, entregando lo más sincero de mí. Es un trabajo duro».
— La adicción a las drogas es uno de los temas más álgidos que se abordan en esta temporada, específicamente a través de tu personaje ¿Qué importancia le confieres? «Las drogas para Leo fueron una fuga, una solución rápida. Yo creo que es muy importante que sucediera y, sobre todo, al personaje de Leonardo que buscaba tanto la perfección. No me gusta edulcorar las cosas y creo que es bueno que el público vea que a la gente buena no siempre le pasan cosas buenas, y que pueden terminar muy mal o muy bien, pero eso depende de nosotros, de cómo enfrentemos los problemas y de los caminos que decidamos transitar. Pareciera que Leo no tiene salida, pero siempre hay otra salida, solo hay que saber buscar».
— El rol de la familia en la resolución de este conflicto en fundamental ¿Logrará Leonardo encontrar ese apoyo? «La familia es sin dudas el detonante principal de todo. La familia ausente, esa que ya no está, su hermano, y la que decidió no estar, sus padres. Sin dudas, quiénes únicos pueden ayudar a Leo es su familia y él mismo. No puedo adelantar nada más, hay que seguir viendo la serie». — ¿Satisfecho con lo logrado? ¿Qué hubieses hecho diferente? «Aún queda por ver, pero sí siento que a la gente le ha llegado y ha impactado mucho la historia de Leo. Yo soy un alma insaciable, hay muchas escenas que me gustan, pero siempre que me veo me estoy evaluando, mas no saboteando. El resultado hasta ahora ha sido muy disfrutable.
«Me preguntas si hubiese hecho algo diferente. En ese momento no, fui coherente con mi estudio y las herramientas que tenía. Ahora mismo creo que lo hubiese llenado de muchos más detalles, cosas que yo hacía, pero quizás en la historia general no se ven tanto, o profundizar un poco más en ciertas zonas. Creo que el actor de ahora hubiese estudiado más. Estudié mucho, pero siempre se puede más».
— Háblame de cómo viviste la experiencia en esta segunda vuelta del calendario. «Regresar a Calendario fue como regresar a casa, o regresar a la escuela después de las vacaciones y encontrarte a tus compañeros, a tu maestra, a la directora. Era volver a actuar con mis amigos y lo disfruté mucho, aunque no tanto como en la primera temporada, pues por la naturaleza de mi conflicto debía permanecer muy concentrado; pero siempre estar en familia es gratificante. Si debo destacar que extrañé mucho a los compañeros que ya no estaban, de vez en cuando hablábamos de ellos y recordábamos anécdotas de la primera temporada en Tarará».
— ¿Cómo es la relación del elenco detrás de cámaras? ¿Se parece al 11no 3 de Calendario? «Somos como un aula, con diferentes personalidades, pero complementándonos muy bien. Los que entraron en la segunda temporada supieron integrarse perfectamente a la dinámica que ya teníamos creada en la primera. La verdad, los quiero mucho y a cada uno de ellos les tengo un cariño especial». — ¿Habrá una tercera temporada para Leonardo? «A Leonardo lo despido con mucho amor en esta segunda temporada. Por otros compromisos no pude continuar en la serie en su tercera entrega, pero estaré a la expectativa del gran trabajo que sé que mis compañeros harán para cerrar este bello ciclo que iniciamos en febrero de 2021».
— ¿A qué crees que se deba la acogida que ha tenido la serie en el público cubano? «La serie es actual, toma lo real de la Cuba de hoy, de nuestros jóvenes y nuestra sociedad, te lo muestra y lo vuelve poesía, lo vuelve esperanza».
— ¿Estás inmerso en algún nuevo proyecto que nos quieras compartir? «Ahora mismo me hayo inmerso en mi proceso de tesis del ISA y, por otra parte, también estoy haciendo teatro, me pueden ver los fines de semana en La Zapatera Prodigiosa, puesta en escena de Teatro El Público». foto Puesta en escena de La Zapatera Prodigiosa, de Teatro El Público.
Teatro El Público — ¿Por qué el teatro? «Supongo que fue un instinto. Te puedo explicar cómo llegó a mí, pero jamás sabría decirte por qué llegó. Hoy en día es mi refugio, mi escape de un mundo hostil y cada vez más deshumanizado, donde las relaciones reales basadas en la empatía y el amor se van quedando en los algoritmos de las redes sociales y abundan cada vez menos las almas puras. Siento que el teatro aglomera a muchas de estas almas puras, en un suceso único e irrepetible, y no solo en los actores, sino en el público que va buscando esta relación, este espacio de convivencia. «Yo tengo mucha hambre de vivir, y cuando actúo estoy lo más cerca que se puede de vivir lo que no he vivido y lo que nadie vivirá, como ver un elefante con piernas de jirafa, ser alcalde de un pueblo español, una señora mayor sobreviviente del holocausto o un adicto a las drogas. Suelo ser un poco tímido, pero cuando actúo eso desaparece. Todo está justificado y no puedo ser juzgado por nadie, ni siquiera por mí mismo».
— ¿Cómo es Yanm fuera del set y de las tablas? «Pues la verdad no paro, trato de ser cada día mejor actor y mejor persona y de buscar la mejor versión posible de mí. Estudio y ensayo mucho. Vivo lejos de todo, por lo tanto, cada día me enfrento a las inclemencias del transporte público como cualquier estudiante. El que frecuente el Vedado me puede ver por ahí siempre caminando muy rápido y con mis audífonos puestos, es el momento que tengo para estar conmigo; ahí sí como Leonardo, soñando».

— ¿Por qué el teatro?
«Supongo que fue un instinto. Te puedo explicar cómo llegó a mí, pero jamás sabría decirte por qué llegó. Hoy en día es mi refugio, mi escape de un mundo hostil y cada vez más deshumanizado, donde las relaciones reales basadas en la empatía y el amor se van quedando en los algoritmos de las redes sociales y abundan cada vez menos las almas puras. Siento que el teatro aglomera a muchas de estas almas puras, en un suceso único e irrepetible, y no solo en los actores, sino en el público que va buscando esta relación, este espacio de convivencia.
«Yo tengo mucha hambre de vivir, y cuando actúo estoy lo más cerca que se puede de vivir lo que no he vivido y lo que nadie vivirá, como ver un elefante con piernas de jirafa, ser alcalde de un pueblo español, una señora mayor sobreviviente del holocausto o un adicto a las drogas. Suelo ser un poco tímido, pero cuando actúo eso desaparece. Todo está justificado y no puedo ser juzgado por nadie, ni siquiera por mí mismo».
— ¿Cómo es Yanm fuera del set y de las tablas?
«Pues la verdad no paro, trato de ser cada día mejor actor y mejor persona y de buscar la mejor versión posible de mí. Estudio y ensayo mucho. Vivo lejos de todo, por lo tanto, cada día me enfrento a las inclemencias del transporte público como cualquier estudiante. El que frecuente el Vedado me puede ver por ahí siempre caminando muy rápido y con mis audífonos puestos, es el momento que tengo para estar conmigo; ahí sí como Leonardo, soñando».