-Como se esperaba El club, del chileno Pablo Larraín, ganó el primer Coral.
El festival 37 llegó a su día final. Fueron diez jornadas en las que especialmente la calle 23, estuvo más llena que lo habitual, y también repletas de paraguas o capas en varias oportunidades.
Sí, la capital cubana pudo ser un excelente escenario para Los paraguas de …La Habana, un filme que pudo tener por eje central el amor…al cine. Porque hay que amar mucho al séptimo arte para no sólo mojarse, sino convertirse en un adivino a la hora de cruzar la mayoría de las calles que devienen ríos durante las horas que dure el chaparrón.
A la cita habanera llegaron 444 filmes, de los que 135 estuvieron en la lid: 23 largos, 21 óperas prima, 36 documentales, 33 animados 22 medio y cortometrajes. A estas obras se añaden 24 guiones inéditos e igual cantidad de carteles, que pelearon por los preciados corales.
Si el público gusta de ver el cine en competencia, también hace su cola para ver ofertas de otras latitudes: esta vez hubo cine alemán, español, ruso y de otras nacionalidades, pero sobre todo se interesó por una por muestra de cinco documentales de Home Box Office, más conocida como HBO. Era la primera vez que se presentaban obras de este canal en la cita habanera.
La fiesta fílmica sirvió para homenajear, entre otros profesionales, al brasileño Ruy Guerra con un Coral de honor mientras Miguel Littin recibía el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de las Artes y presentaba Los últimos días de Salvador Allende, un retrato humano de su amigo, el presidente chileno.
Hubo diversas propuestas aunque no sucedió eso que a veces desde el primer día festivalero, funciona como el anuncio de LA PELÍCULA que no se puede dejar de ver, pienso, por ejemplo en La ola de Lars Von Trier, hace unos cuantos años.
Cuba tuvo una buena representación con Cuba Libre, Vuelos Prohibidos, Espejuelos Oscuros, Bailando con Margot, Caballos, La obra del siglo, El acompañante y La cosa humana, y Café Amargo, del realizador Rigoberto Jiménez, el primer filme de ficción nacido de la televisión serrana.
No faltaron las presentaciones de libros como La biblia del cinéfilo, de Luciano Castillo, muy útil para quienes están cerca y necesitan saber sobre el séptimo arte y el volumen Instrusos en el paraíso, un acercamiento a la década de los sesenta, con en sayos del crítico Juan Antonio García Borrego.
Coinciden algunos asistentes habituales al festival, en el reconocimiento, por ejemplo, a encuentros teóricos como el sostenido con George Mastras, co-guionista de la aplaudida serie televisiva Breaking Bad y con el politólogo Ignacio Ramonet que disertó sobre la situación en América Latina y mundial ¿podía ser otro el asunto?.
Por el festival se pasearon, algunos como jurados, Geraldine Chapli; para presentar filmes Benicio del Toro y para intercambiar Ethan Hawke, guionista, actor y director, todos conocidos como productos de Hollywood.
En el circuito de 23 existió una reanimación tecnológica importante que permite ver mejor a los filmes. Sin embargo, este hecho que merece todo el aplauso si se tienen en cuenta problemas económicos serios, generó disgustos entre los asistentes al cine Yara. En más de una oportunidad se cambió la programación porque el proyector no admite el código del filme.
Si a eso se añade que la entrada no era por las puertas de alante, las encristaladas, (porque las pueden romper, según me dijo un trabajador) y se accedía a la sala por los costados, incluso lloviendo, este año esa instalación no ofreció una buen a imagen. Habría que agregar que en más de dos oportunidades las puertas –todas- estaban cerradas, con el cine medio vacío, faltando siete minutos para empezar la película. Lo se porque mi credencial apretada un rato en el cristal, hizo que me abrieran y conmigo entraron siete u ocho personas más. Otro ¿detalle?: en la exhibición de Café amargo no repartieron boletas para emitir el criterio. Es una ópera prima, pero me aseguraron que compiten, y es lo lógico.
Estos actos, precisamente en el cine de mayor capacidad, y más popular, restan lucimiento a una propuesta que sigue atrayendo a una buena cantidad de público, y no son pocos los trabajadores que continúan disfrutando de las vacaciones para ver el cine de nuestra América y de otras zonas geográficas.
El festival empezó con un espectáculo de lujo: la orquesta del ISA, bajo la dirección del joven José Antonio Méndez Padrón, interpretó Adagetto de Gustav Malher, una pieza que ha sido muy usada en la cinematografía mundial. Se escucharon piezas de autores cubanos, fue sencillamente exquisito. M e pregunto ¿Por qué la orquesta no es más televisada y promovida si en ella se unen juventud y talento, tanto que fue invitada al Mozarteum de Salzburgo para participar en los festejos por el natalicio de Mozart?.
Me aparto del tema. Y aquí están los corales, de ellos no opino: para eso están los jurados y yo, además, no he visto todas las cintas.