Carlos Lechuga Hevia (La Habana, 28 de febrero de 1918 - 2 de abril de 2009) consagró su vida a la comunicación, la diplomacia y la cultura.    

Mi investigación sobre nuestra historia televisiva me concedió el privilegio de entrevistarle el 14 de septiembre de 2004, cita a la llegué sobrecogida por su historia.

Buscaba al protagonista del anuncio en televisión del triunfo revolucionario y encontré una hermosa historia de vida y al ser humano humilde que me preguntó: ¿Todavía alguien recuerda lo que hice en la televisión?   

¿Quién había sido hasta 1959 Carlos Lechuga?:   

Con 17 años en la emisora CMCR  de su Víbora natal, alterna por una hora disímiles oficios. La mano paterna le arrebata el sueño de ejercer la profesión que deseaba y le hizo recorrer todos los servicios afines a la redacción del periódico EL MUNDO, donde escribirá sus primeras crónicas sobre las sociedades españolas y donde fue auxiliar de redacción, periodista, reportero de todos los géneros –salvo la crónica roja- y redactor del comentario político cotidiano.

Su egreso de la Escuela Profesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, le concede el diploma de idoneidad profesional del sector donde derrocharía talento, ética y sensibilidad social.  

En 1940 dirige un programa musical en la CMOX capitalina,[1] donde difunden música y dan la hora.

Entre 1943 y 1949 –junto a Enrique de la Osa- funda la sección EN CUBA, en la revista Bohemia, la cual aporta una reveladora y combativa mirada a las contradicciones socio-económicas y políticas de nuestra sociedad. Por sus argumentos, ambos comunicadores fueron retados a duelo y hasta un personaje molesto baleó su auto. Medio siglo después, en nuestra entrevista, Lechuga califica esta sección impresa como  “El primer ejemplo en Cuba de periodismo real, en el plano político-económico-social”. 

El rejuego de la democracia representativa del capitalismo  hizo que EL MUNDO (órgano de prensa  reaccionario propiedad del mafioso y fascista italiano Amadeo Barletta) contratara a periodistas e intelectuales progresistas como Raúl Roa, Manuel Bisbé, Emilio Roig y Carlos Lechuga, quien estaba  afiliado al movimiento insurreccional clandestino 26 de julio. 

En febrero de 1953, este italiano inaugura el Canal 2 (TELEMUNDO). Entre sus primeros fundadores está  Lechuga, quien realiza los reportajes de control remoto para la revista informativa EL MUNDO EN TV, donde finalmente devino Jefe de Información y editorialista.

Aunque su debut televisivo se produjo desde el panel ANTE LA PRENSA, dirigido por Jorge Mañach en el Canal 6 (CMQ TV), su nueva  tarea le hizo crecer en la comunicación.   

“Estuve en EL MUNDO EN TV desde su inauguración.  Inicialmente transmitía desde la redacción del periódico. Cuando paso al estudio,  devine director de  la primera revista informativa televisiva de  Cuba -muy parecido al  TODAY estadounidense-. Durante la censura batistiana, sabíamos lo que no podía escribirse, pero lo intentábamos: Una vez hice tres recetas de cocina para burlar al censor: como resultado, me botaron”.

También participa en el programa donde los profesores de la Universidad de La Habana abordan temas académicos y teóricos; en TELEMUNDO PREGUNTA - panel de corta duración-; y en CLARIDADES, donde cada semana entrevista a una personalidad diferente. Mientras, publica artículos impresos y realiza disímiles actividades en RADIO REPORTER.

Los sucesos del 1 de enero de 1959, en TELEMUNDO, se relacionan directamente con su militancia política clandestina.  

“Me enteré de la inusual actividad existente en el Campamento Militar de Columbia. Até cabos y, sin tener aún certeza, adelanté una hora la salida del noticiero del 1 de enero de 1959: A las 6 de la mañana, ante pantalla, di la noticia de la huida de Batista, a quien califiqué de bestia, asesino, etc. -Después, hablaron otros compañeros de la clandestinidad-.[2] ”.

Su consagración inmediata a los asuntos revolucionarios lo alejó de la intensa cobertura televisiva realizada entre el día de Año Nuevo y el arribo de Fidel Castro a La Habana, el 8 de enero siguiente.

“Cuando supe que Fidel había preguntado por mí, de inmediato fui a esperarle a Santa Clara, donde lo  entrevisté en la acera del hotel, frente  al parque Leoncio Vidal. Después escribí varios artículos para EL MUNDO, y al designarme al servicio exterior, mis compañeros de EL MUNDO EN TV, me despidieron en el estudio. ” –Esta fue  la primera entrevista de la televisión nacional, al líder victorioso.-

En los años 60, además de la diplomacia, por dos años y medio labora en la Dirección del Consejo Nacional de Cultura. [3]

“Desde allí escribía todas las semanas para Bohemia. El periodismo ha sido algo significativo en mi vida: Le dediqué algo más de 20 años y 40 a la diplomacia, pero aún el periodismo no me abandona”.

El 12 de marzo de 1960, Carlos Lechuga sustituye en el cargo de Embajador de la OEA al   Dr. Levy Marrero –recién nombrado Director del periódico El Mundo- enriqueciendo una carrera diplomática donde se destaca como el ultimo embajador cubano ante la OEA y como representante de Cuba ante la ONU.  

Periodista valiente, incisivo y veraz por décadas,  esgrimió alto y claro su voz por Cuba en las entrevistas que le hicieron innumerables emisoras y televisoras nacionales y extranjeras.

En su retiro activo, alternó sus artículos en prensa plana con libros donde compila testimonios y recuentos historiográficos valiosos para conocer los detalles de aconteceres  poco conocidos.

A su pluma versada en giros y géneros periodísticos sumó su habilidad como investigador objetivo, agudo y digno que narra verazmente los sucesos que protagonizó. En el momento de nuestra entrevista escribía un libro de crónicas y recién publicaba en el periódico Granma su artículo por el 45 aniversario del Servicio exterior cubano.

Al fallecer, poseía, entre otras condecoraciones, el Premio Nacional de la Crítica del Instituto del Libro por Itinerario de una farsa (1992), Doctor Honoris Causa en Relaciones Internacionales (Por sus aportes a la diplomacia revolucionaria) y el Premio Nacional de periodismo José Martí (2007).

Como legado deja su extensa e intensa trayectoria de comunicador incansable, su fervor para cumplir cualquier tarea de la Revolución y una vida de combatiente revolucionario.

 

[1]  Sito en las calles 8 y 19. (El Vedado)

[2] Dos libros  dan fe de este hecho: En ciudad semejante de Lisandro Otero (Edición UNEAC. Colección contemporánea. Pág. 379. Novela. Sin fecha.) y The winds of december. Cuba 1958: The dramatic behind the scenes story of Castro Revolution de John Dorschner y Roberto Fabricio”. Editorial Corvad Mc Cann & Geoghegan. (ídem). Editorial Corvad Mc Cann & Geoghegan. (ídem). 1980.

[3]  Embrión del actual Ministerio de Cultura cubano. .

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