Entre tu y yo

 Algunas reflexiones del realizador Daniel Diez en Santiago de Cuba durante el I Taller de realización audiovisual en esa provincia

Cuando Daniel Diez habla sobre la magia de hilvanar imágenes y sonidos, la mirada se detiene ante la memoria de Santiago Álvarez, el amigo que le ayudó a contar la vida desde la verdad.

Todo comenzó por el oriente de Cuba, cuando era muy joven y decidió emprender carrera hasta convertirse en uno de los realizadores más reconocidos del país. Su rostro recibe sonrisas, quizás por la humildad y el esfuerzo dirigido a hacer llegar la televisión hasta el sentido más amplio de la comunidad.

Fundador de la Televisión Serrana, un proyecto que movilizó la vida de los campesinos de San Pablo de Yao, del municipio Buey Arriba, en Granma; Daniel Diez siempre se reconoce como amigo y compañero de trabajo de uno de los cineastas más necesarios: Santiago Álvarez.

En este año se extiende a todo el país el proyecto “Cine para no olvidar: cien años de Santiago Álvarez”, a propósito del centenario del maestro. Daniel Diez visita Santiago de Cuba para hablar de su quehacer como realizador y, en el patio de la sede provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), le viene inevitablemente este amigo a la memoria.

Trabajó con él, dice, muchos años atrás, “pero la lección es para siempre”. Allá por los sesenta van los recuerdos, Daniel era sonidista y tomó como suya esta máxima de Álvarez: “llegar a la razón a través de la emoción”.

Hablar sobre la vida, pasión y agonía de quien hace documentales, es como seguirle el camino a Santiago. “En realidad esto es volver al tiempo con Santiago y es que trabajar con él siempre fue una de las cosas que más he disfrutado en esta carrera de realizador. Si algo aprendí fue cómo mirar y cómo mirarse, así se captura o se cautiva al espectador. Para hacer documentales que tienen que ver con la realidad y con la vida, se debe llevar en cada ojo un cámara y en cada oído un micrófono, y luego seleccionar eso, parafraseando al maestro”.

Diez trabajó con el cineasta en la realización de los Noticieros ICAIC Latinoamericanos y repite como filosofía de vida que el cine, como la televisión, es mitad imagen y mitad sonido. “Y luego, con esa combinación, llegar a la esencia de lo que sucede, hay veces que uno se queda en la historia y eso es llegar a la raíz. Cuando uno hace eso encuentra sentimientos y eso es el cine, que es como el arte de la percepción. Hacer documentales con la divisa de que la vida es difícil, pues a veces no entienden que en el trayecto salen a relucir cosas maravillosas e imperfecciones. Se trata de encontrar la poesía o la profecía, sin más alternativa que contarla”.

Así advierte el Diez, quien ahora sueña con crear una red de productoras de documentales que abarque a todas las zonas montañosas del país.

Daniel está con Santiago en un mismo tiempo. Si la idea es hablar sobre el cine documental y hacer documentales sobre las realidades, él tiene la experiencia y la amistad del Álvarez documentalista.