Esta admirada y popular actriz recibió el Premio Nacional de TV 2006
A sus 85 años de edad, la actriz cubana Mary Díaz (La Habana, 30 de octubre de 1935) hace galas de una excelente memoria, mientras asiente a compartir algunas de sus vivencias con los usuarios del Portal de la Televisión Cubana.
Imposible que no salieran a la luz las tres Auroras a las que dio vida durante su extensa vida actoral quien abandonó sus estudios de Secretariado, en el segundo año, para ir tras sus sueños de ser artista. Desde 1953 hasta los primeros años de la década del 90 del pasado siglo, el rostro de Mary Díaz acompañó a generaciones de cubanos desde las pantallas de los televisores.
“Creo que el haber nacido en el mes de la cultura cubana ha sido uno de los motivos para que desde pequeña me gustara el baile y la declamación.Por eso en los matutinos aprovechaba para que vieran lo que hacía frente al espejo de casa, donde imitaba a las artistas mexicanas tan famosas en aquellos tiempos”, comenta jocosamente.
Sus primeros pasos en la profesión se los debe a Iris Burguet, quien era clienta de la peluquería donde elaboraba la madre de Mary. “Ella nos recomendó acercarnos a uno de los más famosos directores de teatro de entonces, Julio Martínez Aparicio, quien me aceptó como discípula en sus clases de actuación, él impartía Teatro y el actor Paul Díaz, Radio y Televisión”.
Su desenfado le abrió muchas puertas en la entonces CMQ (actual sede del Instituto Cubano de Radio y Televisión), e hizo sus primeras apariciones como extra en algunos espacios. Otro de los directores y guionistas que ofreció espacio a la naciente actriz fue Enrique Núñez Rodríguez, quien por iniciativa propia la aceptó en Cascabeles Candado, espacio humorístico que dirigía. “Allí me dieron un papel muy chiquito. Interpretaba a una muchacha que hablaba con Mamacusa Alambrito (Luis Echegoyen), pero para mí fue un gran papel”.
Su trabajo más en serio comenzó en Mi Familia (1955), espacio patrocinado por la Coca Cola. “Ese era un programa que tenía un elenco de lujo, entre ellos Julito Díaz y Agustín Campos, dos de los más conocidos actores cubanos. Julito era el protagonista, y estaban buscando a una muchacha para que hiciera de su sobrina, y ese fue mi primer «gran papel», al que llegué gracias a que su director me vio en Cascabeles ...”, explica Mary.
Comienza Aurora a marcar su camino
A lo largo de su carrera profesional han sido tres los personajes llamados Aurora, todos han dejado huellas en el público y en la actriz. “Después de cuatro programas en los que apareció Aurorita, logré quedarme con el personaje. Fue muy grato interpretarlo y ver su evolución. Muy rápido logré obtener el Premio de la Unión de la Crónica Teleradial Diaria como la mejor actriz joven (1956-57)”, refiere.
Las otras dos Auroras, que lograron vivir en la piel de Mary Díaz, fueron la de Névers (1967) y la Cailús (1976), sobre esta última apunta: “la de Cailús la interpreté en Enrique de Lagardere, que salía en el espacio Aventuras y que gustó mucho al público. Es sin dudas uno de los personajes que más he amado”.
Refiriéndose a los personajes más disfrutados a lo largo de su carrera comenta: “Me gustó mucho el de Mi Familia, porque era una joven cubana que representaba a las de ese tiempo. En el programa hubo hasta una boda en la que el novio era uno de los galanes de la Televisión Cubana de entonces, Albertico Ínsua.
“También recuerdo con mucho cariño a la malvada que interpreté en un Teatro ICR titulado La endemoniada. Ese fue un personaje precioso, pero muy malo, que me dio la posibilidad de desdoblarme y recibir la felicitación de muchos en la calle. Pero especialmente mis Auroras tienen un especial significado”, especifica.
"Estuve en obras cómo Galileo Galilei, Crimen y Castigo, Tierra o sangre y grandes novelas que llevaron a la pantalla clásicos de la literatura”, añade Mary Díaz, cuyo carisma también fue apreciado en humorísticos y dramatizados donde ella alternó con emblemáticas figuras nacionales como Enrique Arredondo, Germán Pinelli, María de los Ángeles Santana y Rosita Fornés, por solo citar algunos.
Desafortunadamente, y a pesar de tener excelentes cualidades como intérprete, nunca fue llamada para el cine, algo que le hubiese gustado. Reconocida con el Premio Nacional de Televisión en el año 2006, la simpática habanera se siente en plenitud de facultades mentales y emocionales para volver a las pantallas y micrófonos, pero producto de un accidente doméstico su locomoción está afectada, su único impedimento.
“Estoy contenta por todo lo que hice en la Televisión y en la Radio, a ese último medio, que también amo, no pude dedicarle mucho tiempo por la cantidad de compromisos con la televisión”, señala.
Imperdonable sería despedir el diálogo con Mary Díaz sin pedir un consejo para los jóvenes que se dedican a la actuación, y sus sabias palabras no se hicieron esperar: “que sean sencillos, que no crean que se lo han ganado todo por recibir algún premio. Que estudien mucho, a pesar de los reconocimientos que reciban, porque esta es una profesión en la que siempre se aprende. Y sobre todo que respeten al público, a él nos debemos y es él quien dice la última palabra”, advierte.